Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Efemérides

Diez poemas elegidos por diez gaditanos para celebrar el Día Mundial de la Poesía

  • 'Diario de Cádiz' se suma a la efemérides que se celebra este 21 de marzo recogiendo las recomendaciones de diferentes personas pertenecientes al sector cultural de la ciudad

Cuando en los autobuses urbanos de Cádiz se leía poesía.

Cuando en los autobuses urbanos de Cádiz se leía poesía. / Joaquín Hernández Kiki

En una primavera que no florece todo lo que quisiéramos –aunque, afortunadamente, lejos de la marchita estación del pasado año– la poesía toma la palabra un año más desde 1999 cuando la Unesco adoptó al 21 de marzo como día para homenajearla y celebrarla.

Desde Diario de Cádiz nos hemos querido sumar al Día Mundial de la Poesía pidiéndole a diez representantes de diversos sectores del mundo de la cultura de la ciudad su poema favorito, como apoyo a esta parcela de la creación que no siempre tiene el lugar que se merece en los medios de comunicación.

Para remediar esta circunstancia, la actriz Ana López Segovia se encomienda “a San Juan de la Cruz de mi alma, el santo patrón de los poetas”, tilda, del que la intérprete destaca su Cántico Espiritual, “pero quizás es demasiado largo” con lo que, piadosa con las limitaciones del papel, donde originalmente se ha publicado este reportaje, opta por Noche oscura del alma.

  • Noche oscura del alma (San Juan de la Cruz)

    1. En una noche oscura,con ansias, en amores inflamada,¡oh dichosa ventura!,salí sin ser notadaestando ya mi casa sosegada.

    2. A oscuras y segura,por la secreta escala, disfrazada,¡oh dichosa ventura!,a oscuras y en celada,estando ya mi casa sosegada.

    3. En la noche dichosa,en secreto, que nadie me veía,ni yo miraba cosa,sin otra luz y guíasino la que en el corazón ardía.

    4. Aquésta me guiabamás cierto que la luz de mediodía,adonde me esperabaquien yo bien me sabía,en parte donde nadie parecía.

    5. ¡Oh noche que guiaste!¡oh noche amable más que el alborada!¡oh noche que juntasteAmado con amada,amada en el Amado transformada!

    6. En mi pecho florido,que entero para él solo se guardaba,allí quedó dormido,y yo le regalaba,y el ventalle de cedros aire daba.

    7. El aire de la almena,cuando yo sus cabellos esparcía,con su mano serenaen mi cuello heríay todos mis sentidos suspendía.

    8. Quedéme y olvidéme,el rostro recliné sobre el Amado,cesó todo y dejéme,dejando mi cuidadoentre las azucenas olvidado.

El carnavalero José Antonio Vera Luque quiere celebrar el Día de la Poesía con “una buena combinación: fútbol y Rafael Alberti”, apuesta. Así, el chirigotero quiere recordar los versos que el portuense dedicó al portero húngaro del Barcelona, “que fue el héroe de la final de Copa de 1928”, señala.

  • Oda a Platko (Rafael Alberti)

Ni el mar, ni el viento, Platko,

rubio Platko de sangre,

guardameta en el polvo,

pararrayos.

No nadie, nadie, nadie.

Camisetas azules y blancas, sobre el aire.

Camisetas reales,

contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.

Platko, Platko lejano,

rubio Platko tronchado,

tigre ardiente en la yerba de otro país.

¡ Tú, llave, Platko, tu llave rota,

llave áurea caída ante el pórtico áureo!

No nadie, nadie, nadie,

nadie se olvida, Platko.

Volvió su espalda al cielo.

Camisetas azules y granas flamearon,

apagadas sin viento.

El mar, vueltos los ojos,

se tumbó y nada dijo.

Sangrando en los ojales,

sangrando por ti, Platko,

por ti, sangre de Hungría,

sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto

temieron las insignias.

No nadie, Platko, nadie,

nadie se olvida.

Fue la vuelta del mar.

Fueron diez rápidas banderas

incendiadas sin freno.

Fue la vuelta del viento.

La vuelta al corazón de la esperanza.

Fue tu vuelta.

Azul heróico y grana,

mando el aire en las venas.

Alas, alas celestes y blancas,

rotas alas, combatidas, sin plumas,

escalaron la yerba.

Y el aire tuvo piernas,

tronco, brazos, cabeza.

¡ Y todo por ti, Platko,

rubio Platko de Hungría !

Y en tu honor, por tu vuelta,

porque volviste el pulso perdido a la pelea,

en el arco contrario al viento abrió una brecha.

Nadie, nadie se olvida.

El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.

Las insignias.

Las doradas insignias, flores de los ojales,

cerradas, por ti abiertas.

No nadie, nadie, nadie,

nadie se olvida, Platko.

Ni el final: tu salida,

oso rubio de sangre,

desmayada bandera en hombros por el campo.

¡ Oh, Platko, Platko, Platko

tú, tan lejos de Hungría !

¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ?

Nadie, nadie se olvida,

no, nadie, nadie, nadie.

Con Alberti también se queda la bailaora María Moreno que ya utilizó un fragmento de una obra del poeta en su primer espectáculo Alas del recuerdo . “Para mí, en ocasiones, la pena es dulce y bailarla es placentera porque está construida de recuerdos preciosos. Me encanta como él la describe. Ya no hay más tristeza que la alegría...”, revela.

  • Fragmento de Rafael Alberti

Ya se ha encontrado con el caballo al toro que lo ha matado

Ya se ha encontrado

Y quién diría

Que ya no hay más tristeza que la alegría...

Ilustración de Miguel Guillén. Ilustración de Miguel Guillén.

Ilustración de Miguel Guillén.

El escritor David Monthiel no puede decidirse entre dos poemas, así que explicamos ambos aunque vamos a reproducir el primero, por respetar el espíritu del reportaje (un poema por entrevistado). De los Placeres Brecht le enamora “su sencillez y profundidad”. “Me gusta por su política comprometida en la vida cotidiana, porque en cada gesto, por simple que sea, hay una praxis, una forma, una raíz, y esa forma de terminar aludiendo al otro y la otra, ese ser amable, que no es otra cosa que un yo soy si tú eres, comunitario y amable”. Y el Yo denuncio de Paco Urondo lo elige por “la capacidad de hacer lirismo de la historia, por lo terrible y bello de la situación, por la respuesta de un poeta en una situación de emergencia y terror, por sus palabras irónicas y certeras, por citar a Quiñones y a Pepe de la Matrona”.

  • Placeres (Bertold Brecht)

La primera mirada al levantarse por la ventana.

El viejo libro recobrado

Rostros llenos de entusiasmos

Nieve, el cambio de las estaciones

El periódico

el perro

la dialéctica

Ducharse, nadar

Música antigua

Zapatos cómodos

Comprender

Música nueva

Escribir, plantar

Viajar

Cantar

Ser amable

De nuevo regresamos al portuense universal al que trae de vuelta el pintor Cecilio Chaves con Retornos del amor en una azotea que “resume de una manera bastante cercana lo que ha sido mi vida”, confiesa. “He pasado mi niñez entres sábanas blancas como velas que parecen que van a hacer despegar el suelo hacia el mar, jugando en ellas, fiestas, celebraciones… Una etapa de la vida donde no existían las preocupaciones, cuando la mayor de ellas era llegar tarde a casa o con alguna rodilla ensangrentada. Como dice el poema, retorna distante, pero al contrario que en él, aún espero que haya mucho camino por recorrer”, desea el artista.

  • Retornos Del Amor En Un Azotea (Rafael Alberti)

    Poblado estoy de muchas azoteas.

    Sobre la mar se tienden las más blancas,

    dispuestas a zarpar al sol, llevando

    como velas las sábanas tendidas.

    Otras dan a los campos, pero hay una

    que solo da al amor, cara a los montes.

    Y es la que siempre vuelve.

    Allí el amor peinaba sus geranios,

    conducía las rosas y jazmines

    por las barandas y en la ardiente noche

    se deshacía en una fresca lluvia.

    Lejos, las cumbres, soportando el peso

    de las grandes estrellas, lo velaban.

    ¿Cuándo el amor vivió más venturoso

    ni cuándo entre las flores

    recién regadas fuera

    con más alma en la sangre poseído?

    Subía el silbo de los trenes. Tiemblos

    de farolillos de verbena y músicas

    de los quioscos y encendidos árboles

    remontaban y súbitos diluvios

    de cometas veloces que vertían

    en sus ojos fugaces resplandores.

    Fue la más bella edad del corazón. Retorna

    hoy tan distante en que la estoy soñando

    sobre este viejo tronco, en un camino

    que no me lleva ya a ninguna parte.

La gerente del café teatro Pay Pay, Paloma García, también celebra la efemérides con poesía gaditana, en este caso, con una obra de Carmen Moreno con reminiscencias a Joan Manuel Serrat “en una manera de unir dos admiraciones muy mías”, resuelve.

  • Atlántico al nobel estilo Serrat (Carmen Moreno)

    Quizá porque mi niñez

    se vio empapada de océano

    y, entre juegos y risas,

    mis años se anudaron a la arena,

    vuelvo en cada huída

    a sumergir mis manos

    en tu vientre acuoso.

    Y consiste tu vida

    en un baile de ecuaciones

    que ascienden, arremetiendo

    contra el Levante

    de todos los veranos que gimen;

    que descienden

    hasta donde el mundo pierdo su casto nombre.

    Si un tía te encontré

    sumergiendo un salón de luces

    en todos los besos que quise

    ¿cómo evaporarme ahora

    por la rendija del horizonte?

    Si alguna vez

    te supe necesario

    para mi respirar asmático

    ¿de qué sirve que cuente

    tus gotas en bucles perfectos?

    Si África hasta Cádiz

    anhela tus tierras líquidas

    más allá de apreciar los latidos,

    será más amable

    que empujéis, cuando llegue el día,

    mi alma por entre los vientos

    hasta abrazar el Atlántico

    que dibujó esta mirada

    con su espuma cierta

La diseñadora Tere Torres opta por referenciar la obra de una persona muy cercana para la creadora, la del Premio Cervantes José Manuel Caballero Bonald. “Tengo el inmenso placer y orgullo de ser su amiga y de haber estado con él muchas veces, con él y con Pepa, su mujer, la otra mitad del genio. Desde que lo conocí me llamó la atención su finísimo acento andaluz, su exactitud y profundidad en dejar escrito su pensamiento y su poesía. Este poema en concreto lo elijo porque tiene mucho de su gran afición marinera y de ese trozo de mar q defiende y q ha hecho de él su pasión, tan cercano a su paraíso secreto de Argónida, Doñana”, revela Torres.

  • Salvedad (José Manuel Caballero Bonald)

Todos aquellos que han sobrevivido

a tres naufragios, tienen asegurada

la inmortalidad.

Así se afirma al menos

en los nunca escritos códices

de Argónida.

Mi suerte ya está echada:

un naufragio me queda para atajar la muerte

Federico García Lorca es el autor escogido por la cantaora Anabel Rivera “a riesgo de caer en el tópico por la unión de este poeta con el flamenco”, ríe. Y es que, sin embargo, el motivo que esgrime la intérprete es “la capacidad que tienen los versos de Lorca de parecer siempre actuales, de que es una poesía que no muere nunca”.

  • Soneto de la dulce queja (Federico García Lorca)

    Tengo miedo a perder la maravilla

    de tus ojos de estatua y el acento

    que de noche me pone en la mejilla

    la solitaria rosa de tu aliento.

    Tengo pena de ser en esta orilla

    tronco sin ramas; y lo que más siento

    es no tener la flor, pulpa o arcilla,

    para el gusano de mi sufrimiento.

    Si tú eres el tesoro oculto mío,

    si eres mi cruz y mi dolor mojado,

    si soy el perro de tu señorío,

    no me dejes perder lo que he ganado

    y decora las aguas de tu río

    con hojas de mi otoño enajenado.

No de Lorca pero sí a Lorca es el poema escogido por Moisés Camacho, presidente de ADIP, la Asociación para la Defensa e Investigación del Patrimonio de la Provincia de Cádiz. El historiador escoge la obra que Miguel Hernández dedicó al granadino tras su asesinato “porque denuncia la muerte de su amigo, y me recuerda a todos los represaliados en la Guerra Civil, tema en el que me he especializado como historiador. Ya me cautivó hace años, cuando empezaba a investigar y, aún hoy día, me sigue pareciendo fantástico”, cuenta.

  • Elegía primera. A Federico García Lorca (Miguel Hernández)

    Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,y en traje de cañón, las paramerasdonde cultiva el hombre raíces y esperanzas,y llueve sal, y esparce calaveras.

    Verdura de las eras,¿qué tiempo prevalece la alegría?El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzasy hace brotar la sombra más sombría.

    El dolor y su mantovienen una vez más a nuestro encuentro.Y una vez más al callejón del llantolluviosamente entro.

    Siempre me veo dentrode esta sombra de acíbar revocada,amasado con ojos y bordones,que un candil de agonía tiene puesto a la entraday un rabioso collar de corazones.

    Llorar dentro de un pozo,en la misma raíz desconsoladadel agua, del sollozo,del corazón quisiera:donde nadie me viera la voz ni la mirada,ni restos de mis lágrimas me viera.

    Entro despacio, se me cae la frentedespacio, el corazón se me desgarradespacio, y despaciosa y negramentevuelvo a llorar al pie de una guitarra.

    Entre todos los muertos de elegía,sin olvidar el eco de ninguno,por haber resonado más en el alma mía,la mano de mi llanto escoge uno.

    Federico Garcíahasta ayer se llamó: polvo se llama.Ayer tuvo un espacio bajo el díaque hoy el hoyo le da bajo la grama.

    ¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!Tu agitada alegría,que agitaba columnas y alfileres,de tus dientes arrancas y sacudes,y ya te pones triste, y sólo quieresya el paraíso de los ataúdes.

    Vestido de esqueleto,durmiéndote de plomo,de indiferencia armado y de respeto,te veo entre tus cejas si me asomo.

    Se ha llevado tu vida de palomo,que ceñía de espumay de arrullos el cielo y las ventanas,como un raudal de plumael viento que se lleva las semanas.

    Primo de las manzanas,no podrá con tu savia la carcoma,no podrá con tu muerte la lengua del gusano,y para dar salud fiera a su pomaelegirá tus huesos el manzano.

    Cegado el manantial de tu saliva,hijo de la paloma,nieto del ruiseñor y de la oliva:serás, mientras la tierra vaya y vuelva,esposo siempre de la siempreviva,estiércol padre de la madreselva.

    ¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla,pero qué injustamente arrebatada!No sabe andar despacio, y acuchillacuando menos se espera su turbia cuchillada.

    Tú, el más firme edificio, destruido,tú, el gavilán más alto, desplomado,tú, el más grande rugido,callado, y más callado, y más callado.

    Caiga tu alegre sangre de granado,como un derrumbamiento de martillos feroces,sobre quien te detuvo mortalmente.Salivazos y hocescaigan sobre la mancha de su frente.

    Muere un poeta y la creación se sienteherida y moribunda en las entrañas.Un cósmico temblor de escalofríosmueve temiblemente las montañas,un resplandor de muerte la matriz de los ríos.

    Oigo pueblos de ayes y valles de lamentos,veo un bosque de ojos nunca enjutos,avenidas de lágrimas y mantos:y en torbellino de hojas y de vientos,lutos tras otros lutos y otros lutos,llantos tras otros llantos y otros llantos.

    No aventarán, no arrastrarán tus huesos,volcán de arrope, trueno de panales,poeta entretejido, dulce, amargo,que al calor de los besossentiste, entre dos largas hileras de puñales,largo amor, muerte larga, fuego largo.

    Por hacer a tu muerte compañía,vienen poblando todos los rinconesdel cielo y de la tierra bandadas de armonía,relámpagos de azules vibraciones.Crótalos granizados a montones,batallones de flautas, panderos y gitanos,ráfagas de abejorros y violines,tormentas de guitarras y pianos,irrupciones de trompas y clarines.

    Pero el silencio puede más que tanto instrumento.

    Silencioso, desierto, polvorientoen la muerte desierta,parece que tu lengua, que tu aliento,los ha cerrado el golpe de una puerta.

    Como si paseara con tu sombra,paseo con la míapor una tierra que el silencio alfombra,que el ciprés apetece más sombría.

    Rodea mi garganta tu agoníacomo un hierro de horcay pruebo una bebida funeraria.Tú sabes, Federico García Lorca,que soy de los que gozan una muerte diaria.

Cierra el reportaje la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, Lola Cazalilla, que se suma a la iniciativa con Alma muerta de Alfonsina Storni. “En un primer momento pensé en escoger un poema de E. E. Cummings, pero la intervención de Íñigo Errejón y la ridiculización de un político del PP provocó que me acordara de Alfonsina, alguien que siempre estuvo marcada por el estigma de la enfermedad mental. Una artista que cargó con ella en una poesía que remueve, que duele y que es, a la vez, enormemente bella”, confiesa la edil que advierte que “si amas este poema, lo recuerdas cada vez que observas un atardecer”. “A veces tu mente vuelve a él solo unos segundos de manera sutil y casi imperceptible. Otras veces, sin embargo, sus frases se repiten en tu interior como si de un mantra se tratara. “El alma tienes para nunca muerta”. ¿Puede existir afirmación más esperanzadora para acompañar un crepúsculo?”, se pregunta antes de ofrecer su interpretación de esta obra: “Porque cada día toca cerrar los ojos y aceptar la oscuridad. La que nos rodea y la propia. Rendirnos durante unas horas a lo que es y a lo que somos, sabiendo que nuestra alma continúa latiendo y que, más pronto que tarde, volverá a hallar el mundo como cosa nueva. Siempre lo hace. Y estamos a salvo”.

  • Alma muerta ( Alfonsina Storni)

    Piedras enormes, rojo sol y el polvo

    alzado en nubes sobre tierra seca…

    El sol al irse musitó al oído:

    el alma tienes para nunca muerta.

    Moviéndose serpientes a mi lado

    hasta mi boca alzaron la cabeza.

    El cielo gris, la piedra, repetían:

    el alma tienes para nunca muerta.

    Picos de buitre se sintieron luego

    junto a mis plantas remover la tierra;

    voces del llano repitió la tarde:

    el alma tienes para nunca muerta.

    Oh sol fecundo, tierra enardecida,

    cielo estrellado, mar enorme, selva,

    entraos por mi alma, sacudidla.

    Duerme esta pobre que parece muerta.

    Ah, que tus ojos se despierten, alma,

    y hallen el mundo como cosa nueva…

    Ah, que tus ojos se despierten, alma,

    alma que duermes con olor a muerta…

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios