"No sé delimitar las zonas"

francisco contreras, 'niño de elche'. músico y cantaor

El creador, junto a Los Voluble, echan el telón al festival en el Gran Teatro Falla con 'En el nombre de'.

Niño de Elche, durante una actuación. / Demian Ortiz
Tamara García Cádiz

27 de noviembre 2016 - 02:12

-Cuando presentaron 'RaVerdial' en el Sónar hace un par de años dijo que no creía que el proyecto se viera en un festival flamenco y, sin embargo, en este segundo trabajo con Los Voluble, 'En el nombre de', echan el cierre del Festival de Música Española de Cádiz. No sé si esto sí se lo venía venir...

-¡No, qué va! Para nada lo esperábamos porque, por desgracia, no es lo habitual . Por eso queremos reconocer el atrevimiento del director del festival al proponernos estar en la programación y, bueno, seguramente el domingo (por hoy) habrá división de opiniones sobre esta decisión de si nuestra propuesta encaja o no encaja en un festival de estas características. Pero nos gusta el debate y movernos entre tensiones y presiones es algo a lo que estamos acostumbrados.

-Al fin y al cabo se trata de sacudir, ¿no?

-Sí, y es curioso que el debate sobre nuestro papel en el flamenco, el de sacudir el flamenco, ya se superó, ya está en un tercer plano y ahora hemos ampliado el campo y hablamos de sacudir conceptos, sistemas muchos más amplios y no estéticas simplemente.

-Pues me va a permitir que vuelva al temita de marras pero no desde lo que se ha dicho sino desde donde usted siente. ¿Usted se considera flamenco?

-Pues te puedo decir que toda mi vida he visto el flamenco desde dentro y no sé exactamente qué es ser flamenco. ¿Qué es ser flamenco?: ¿hacer un cante en un minuto?, ¿estar dentro de una peña?, ¿leer libros de antropología del flamenco?, ¿acudir a conferencias?... Yo es que no sé delimitar las zonas. Me pasa en el flamenco y en todo. Yo sé lo que es estar cercano al flamenco o ser cercano al flamenco en estructura o actitud. Lo único que te puedo decir seguro es que un gran porcentaje de mi formación musical es flamenca. Conseguir la etiqueta del ser, o no ser, flamenco, como te he dicho, ya lo he superado.

-Dice que no sabe delimitar las zonas, supongo que eso también tiene que ver con 'En el nombre de' que pone el foco en las fronteras con respecto a la inmigración y con el Mediterráneo como escenario pero, ¿la reflexión va más allá?

-Pues sí que va más allá y es una de las grandes quejas que tengo con lo que está saliendo en prensa de En el nombre de. Porque la primera parte del espectáculo sí que se centra en lo que comentas, la inmigración, el Mediterráneo, hay alusiones a la valla de Melilla, así que imagínate lo que supone para nosotros, por lo representantivo, hacerlo en Cádiz que ha vivido, al menos desde las instituciones, de espaldas a una problemática muy cercana... Pero después En el nombre de habla de otras no zonas, zonas donde las fronteras se difuminan y ahí entra el tema de las identidad sexual o la no identidad sexual, de los trans, de la teoría queer... Ese es otro de los puntos centrales de En el nombre de junto con la inmigración.

-Para ese bloque cuenta con textos inéditos del filósofo Paul B. Preciado. ¿Cómo entraron en contacto?

-Pues lo conozco desde hace mucho, desde una Noche en Blanco en el Macba todavía como Beatriz. Allí en Barcelona nos conocimos, teníamos amigos en común y después seguimos en contacto. Así que cuando estaba preparando este trabajo se lo comenté y me dijo que tenía unos textos que conceptualmente encajaban con todo esto, textos sobre los refugiados y sobre las identidades y las prácticas sexuales pero eran unos textos que no había enseñado a nadie porque tienen un lado poético que normalmente no tienen sus trabajos así que le daba mucha vergüenza publicarlos. Yo le dije que estuviera tranquilo que los trataría bien y los he puesto en el espectáculo porque un mensaje y un discurso como el suyo es necesario. Necesitamos una visión tan única como la suya.

-¿Le gustó el resultado?

-Sí, sí que le gusto. Le mandé el vídeo del Sónar y le sorprendió que sus textos fueran con música electrónica y tecno pero le gustó.

-Hablando del Sónar. Ahí han nacido sus dos proyectos con Los Voluble. ¿Fue tan buena la primera experiencia que quisieron repetir?

-Pues fue, de nuevo, el Sónar. Tras mes y pico o dos meses de RaVerdial se pusieron en contacto con nosotros para que preparáramos otro espectáculo para la siguiente edición. Y nos pusimos a trabajar en algo nuevo.

-¿Sintió presión por cumplir las expectativas o pasa de eso?

-¡Sin duda es una presión añadida! RaVerdial había salido muy bien y se formó cierto revuelo mediático así que para el segundo proyecto las colas eran interminables, la prensa estaba más pendiente, nosotros queríamos hacer algo nuevo... Sí, si no te digo que había cierta tensión te mentiría.

-Y surge el tema de las fronteras en las identidades, ¿le gusta trabajar desde la actualidad?

-Nosotros trabajamos desde lo contemporáneo entendido como el ahora. La actualidad política y social es esencial, entonces. La creencia en general es que algo tiene un valor añadido si es atemporal y nosotros trabajamos desde el lado contrario, pensamos lo temporal, lo arraigado a su tiempo porque lo atemporal es una forma de eliminar las connotaciones socio políticas del momento.

-La pasada semana publicó su primer libro, 'No comparto los postres' y, es curioso, ¡no escribe sus canciones...!

-Sí (ríe) es curioso pero es que no escribía y cuando me quité el prejuicio comencé a escribir y le mandé los textos a dos amigos escritores y poetas que me animaron. Y ahora escribo todos los días.

-¿Habrá algún texto suyo en próximos trabajos?

-No lo sé... Es una zona que no he transitado nunca... Así que me imagino que sí, que algo habrá.

-Siempre persiguiendo escapar de la zona de confort...

-Y en mi vida cotidiana también me ocurre. Ahora que ya me he hecho con Sevilla y me siento cómodo me voy a Madrid. Siempre en proceso, siempre en tránsito.

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