La Navidad en casa de los Farruco es una Navidad “como en casa de cualquier familia”. Se come, se canta, se baila “y se cuenta”. Se cuenta como los hombres han contado desde el principio de los tiempos, al calor del hogar y en reunión, relatos y anécdotas, tejiendo con las palabras la red invisible que los ata unos a otros, los lazos familiares, emocionales y, al fin, culturales. Por eso, cuando Antonio Fernández Montoya 'Farru' dice que “los mejores regalos” que uno puede recibir en las fiestas (y en su vida) son “la familia, la música y el legado” nos percatamos que su suerte –“la de haber nacido en esta familia que he nacido”– es también la de todos los aficionados flamencos que en ese ejercicio de “conservación y transmisión de un legado” podemos disfrutar de esta saga inagotable de talento que hoy llega al escenario del Gran Teatro Falla con su propio cuento de Navidad.

No, no se trata de la enésima adaptación del clásico de Dickens; de hecho, si hubiera que buscarle un referente literario a este “espectáculo flamenco que mira al musical”, adelanta, sería más acertado apuntar a Las zapatillas rojas de Hans Christian Andersen. “Digamos que hay un guiño a esa historia (esas zapatillas rojas que bailan solas) pero, realmente, es nuestro cuento. Un homenaje al cuento que toda la vida nos han contado nuestros padres, que han tratado de que lleváramos una vida feliz, procurándonos momentos mágicos y siempre parando con su imaginación los momentos adversos sacando su lado bueno y maquillando los hechos más convulsos”, se explica el bailaor y director de esta propuesta que se erige como el quinto espectáculo amparado bajo el rótulo Navidad en familia de los Farrucos-Fernández.

“Ya son cinco años, desde 2016 y con el parón del año pasado, poniendo en pie este encuentro navideño con el público y, no sé si será por las circunstancias que todos hemos vivido el año pasado o porque creo que esta edición es la edición, un espectáculo realmente completo, o porque estamos en un momento artístico maravilloso, pero está siendo una gira muy especial. Estamos con más ganas que nunca, te lo aseguro”, certifica el artista que suma “encima Cádiz y el Gran Teatro Falla”.

“No es porque esté hablando con vosotros, de hecho, antes he hablado con un periódico de Extremadura y citaba a Cádiz como una de las citas importantes de esta gira navideña. En Cádiz hay muchos buenos aficionados, hay enjundia y hay mucho cariño con lo que vamos todos muy motivados y deseando devolverles todo ese amor a los gaditanos entregándonos en el escenario. Vamos a formarla”, advierte.

A formarla con “una dramaturgia, un cuento” que narra su propia hija, la pequeña Soleá –que representó a España en Eurovisión Junior– a su hermana Pilar y a su primo Juan, hijo de Farruquito. “Sí, los niños además se lo están pasando muy bien en el espectáculo. De hecho, están ahí porque ellos quieren, porque se divierten y juegan con el arte. No hay nada impostado en ellos, ni están por obligación, sino por pasión y porque les gusta”, deja claro Farru que no puede remediar mirar a su hija Soleá y verse a sí mismo “cuando tenía su edad”, explica el bailaor que pisó por primer vez el escenario con apenas 2 años en Berlín cuando su abuelo, el gran Farruco, lo sacó en su espectáculo Pasado, Presente y Futuro.

Además de los niños, los tres hermanos, claro: Farru, El Carpeta y Farruquito. “Son unos genios mis hermanos. Cada uno tenemos nuestra personalidad, por supuesto, pero creo que todos tenemos una forma común de entender este arte”. Una forma que viene de los mayores, representados en su madre La Farruca “pero también está mi prima, La Faraona, hija de mi queridísima tía Pilar que murió, como sabeis hace unos años”, recuerda con cariño el artista que sólo tiene alabanzas para el resto del elenco entre los que se encuentran la cantaora sanluqueña María Mezcle, el cantaor Pepe de Pura y el guitarrista Antonio Santiago Ñoño, entre otros “buenos artistas”.

“Pero sí, son los niños los que al principio salen y cuentan la historia de una familia que se ganaba la vida vendiendo canastos de mimbre y tiene que pasar la Nochebuena en medio del campo, a la intemperie, pues no les daba tiempo de volver a su casa ya con la noche encima. Así que deciden celebrar el nacimiento de Jesús cantando y bailando y a la mañana siguiente descubrieron que los canastos con los que se ganaban la vida habían desaparecido y en su lugar sólo encontraron unas botas rojas...”

Son esas botas rojas las que, como las zapatillas del cuento popular, se calza uno de los personajes que se pone a bailar siguiendo el compás que el propio calzado le marca. En el cuento de los Farruco, eso sí, será un compás flamenco. “Esto no es una zambomba, con todos mis respetos a las zambombas lo digo, que es una tradición preciosa, pero esto es un espectáculo musical flamenco donde se canta, se baila y se actúa con un guion”, precisa Farru que ha contado con la colaboración de Francisco López en la dramaturgia.

Un espectáculo que significa también un reencuentro artístico entre los propios miembros de la familia donde “de alguna forma, cada año, volcamos aquí todo lo aprendido en nuestros proyectos artísticos propios durante el año”. “Es muy bonito también para nosotros, por eso lo hacemos. Porque con lo complicado que es poner en común nuestras agendas pues qué mejor que aprovechar para juntarnos en Navidad”, se congratula el director que desde el seno de su familia quiere llegar a las familias. “Recordarles los valores, la importancia de estar con los nuestros. Que hay que cuidarse y quererse. No sólo en estas circunstancias que nos ha tocado vivir y no sólo en Navidad”, lanza.