Leviatán no pudo vencer a la crisis. Tras una década dedicado a la venta del cómic, Francisco Asencio ha decidido echar el cierre. No es por falta de ganas, es por falta de clientela. Desde hacía unos meses las cuentas no salían y cuando se gasta más de lo que se ingresa, de lo que sabe mucho este país, la cosa no funciona.

Reconoce Asencio que le ha costado tomar la decisión. Hace apenas dos años se había instalado en Cánovas del Castillo, en un local sustancialmente mayor del que tenía en San José, a pie del Oratorio de San Felipe Neri. Pero Cánovas no es una calle muy transitada a pesar de su ubicación en pleno centro comercial. Es cierto que una tienda de cómic tiene una carácter muy especializado, con una clientela que debería de ser fiel se ubique donde se ubique; pero también puede atraer a compradores circunstanciales que buscan un regalo o descubren una figura de un superhéroe.

La guarida del Leviatán, escrito y dibujado en 2010 por Isaac Casanova y Julio Videras, editado por Diábolo, reflejó con viñetas los primeros años de la tienda, su montaje, sus anécdotas, sus clientes más fieles y los que más invertían mes tras mes en la compra de tebeos.

La tienda, con más oferta al contar con más espacio (con nuevas secciones dedicadas a los juegos de rol e incluso la moda), no pudo sin embargo vencer la crisis del sector del cómic. Del cómic y de todo el comercio en general. Si cierran tiendas especializadas en Madrid o Sevilla, ¿cómo no van a cerrarse en Cádiz?, con una población de poco más de 120.000 habitantes y cada vez menos jóvenes y menos dinero para gastar.

Pendiente de que salgan adelante algunos proyectos de nuevas tiendas, aún muy verdes, que podrían convertise en alternativas a Leviatán, el comprador de tebeos tendrá que conformarse con las librerías gaditanas que mantienen secciones dedicadas al cómic, desde Jaime, la que primera apostó por el cómic, hasta La Clandestina, que incluso ha pedido ayuda a expertos a la hora de elegir una oferta diferenciada.