"A estas alturas de mi vida, lo que más me seduce es conocer mejor la música"
Pepe Roca. Músico
La voz de Alameda llega hoy al Baluarte de la Candelaria con su nueva banda para realizar un Tributo al Rock Andaluz. Interpretarán temas de grupos como Triana, Cai y Lole y Manuel.
El espíritu de Alameda muy cerquita de otra Alameda. De la hispalense a la gaditana, con Huelva, la Huelva de Pepe Roca como correa de transmisión. Y es que la voz y guitarra de la legendaria formación sevillana mantiene encendida la antorcha de la formación aunque iluminando nuevos horizontes. Así, esta noche, cerquita a la Alameda, en el Baluarte de la Candelaria, Pepe Roca y su nueva banda -Antonio Coronel (batería), Manolo Nieto (bajo), Álvaro Girón (guitarra eléctrica), José Carlos Roca, (violonchelo eléctrico) y Toñi García (voz y percusión)- realizarán un Tributo al Rock Andaluz. "Nos vamos a vaciar, cómo no hacerlo en un lugar donde sabemos que no se ha olvidado el rock andaluz", explica Roca, tan buen conversador como músico.
-¿Es un estreno?
-Casi, casi... Este espectáculo nunca se ha estrenado al completo en otros lugares, aquí lo hará. Porque no es un concierto de Alameda es un tributo al rock andaluz donde tocamos temas que nos han influido y que nos gustan de Lole y Manuel, de Cai, de Triana, indudablemente, y los más significativos de Alameda.
-¿Qué se siente al tocar temas de una época muy concreta para la sociedad de este 2014? ¿Siguen teniendo vigencia
-Siento que la sociedad ha dado un vuelco y está volviendo a poner vigentes muchas de las reivindicaciones de las que hacíamos entonces. Para mí es algo alucinante, pues da la impresión de que hemos retrocedido cinco décadas... De todas formas, pienso que esta música, el rock andaluz, nunca ha terminado de pasar del todo y tengo la esperanza de que nunca pase.
-Segunda mitad de los 70-principios de los 80, ¿en qué se diferencia el panorama cultural y musical andaluz con el actual?
-Uff... Grandísimas diferencias, ¿no? Es cierto que no podemos olvidar que cuando la edad va cambiando también comienzas a ver las cosas de manera diferente, pero creo que es una realidad que en esa época concreta, cuando empezamos a salir un montón de grupos, había un movimiento musical donde todavía el músico era el que tenía la última palabra sobre su trabajo. Posteriormente, todo ese poder se fue depositando en la industria discográfica, en los representantes y en los señores que estaban en las direcciones musicales de los sellos. Por otro lado, socialmente, a todos nos movía acabar con la dictadura y, después, esa alegría y sensación de libertad de los primeros años. En la actualidad no hay una dictadura pero, yo que he vivido aquello, no sabría decirte contra qué siento más rencor y más animadversión. Y bien sabe dios que hice lo que estuve en mi mano y me patearon más de una vez... Pero ahora mismo no creo que haya merecido la pena tanto esfuerzo de los trabajadores y de la gente de la cultura para llegar donde estamos ahora.
-¿Estamos en la Andalucía actual huérfanos de un estilo musical que nos identifique?
-Quizás... Es cierto que para nada ha dejado de existir en Andalucía el movimiento rock pero lo que sí, en comparación, algo más este rock andaluz, pero por los mismos motivos que ahora no se escriben coplas como La bien pagá o Pena penita pena, porque pertenecen a un momento muy concreto de nuestra historia y a una forma de ver la vida muy concreta. Pero que la influencia de nuestra música está en Andalucía y en otros lugares de nuestro país lo he podido constatar muchísimas veces. No lo digo por vanidad, porque yo ya no tengo edad para vanidad, ni me interesa lo más mínimo, pero es una realidad.
-¿Alameda por la situación del Conservatorio de Música donde se conocieron?
-Justamente por ese motivo. El lugar donde convivíamos, el Conservatorio, está a muy pocos metros de la Alameda de Hércules. Además los dos hermanos Marinelli vivían allí y Manolito Rosa en una calle muy cerquita de Amor de Dios.
-Se hablaba entonces de un enfrentamiento entre vosotros y Triana, ¿era cierto?
-Pues fue la prensa de Madrid la que se empeñó en que éramos enemigos, pero nada más lejos de la realidad. Jesús de la Rosa sólo quería que le tocara el bajo el bajista de Alameda, Manolo Rosa, y yo, por ejemplo, colaboré con ellos en Sombra y luz y en algunos conciertos y, personalmente, era amigo de Jesús.
-Se dice que lo mejor siempre es el comienzo, ¿lo cree?
-Es que esa ilusión, es incertidumbre de qué iba a ocurrir es muy hermosa... Quizás, el mejor recuerdo que tengo es cuando nos dedicábamos a ir por los pubs donde se tocábamos cosas conocidas para que la gente pasara un buen rato pero, de vez en cuando, colábamos algún tema nuestro, y veíamos cómo la gente los aceptaba igual que si fueran conocidos.
-La primera separación fue en los ochenta y luego retomaron para la Expo 92. ¿Por qué aquel cisma?
-Porque es muy difícil mantener un grupo.... No hay un sólo motivo... Porque llega el desencanto, llega el que has conseguido un status y es fácil acostumbrarte a él y muy difícil cuando tienes que bajar peldaños... Yo he tenido la perseverancia de continuar con la antorcha del grupo contra viento y marea, además de hacer otras cosas, componiendo para otros y un par de obras de teatro musical... Pero Alameda es algo que lleva uno muy dentro.
-Hábleme de esos musicales, por favor.
-Uno de ellos está basado en la historia de Dolores La Parrala y en el magnífico elenco que lo protagonizó estaban la cantaora Carmen Linares y el bailaor Antonio El Pipa. Y el último ha sido Irresignación, sobre la vida de Antonio Machado y donde me he metido lleno en su obra y su pensamiento y es increíble su vigencia, he leído cosas que parecen escritas ayer. Lo fácil hubiera sido recurrir al disco de Serrat, que es una auténtica joya, pero no, todo se ha hecho, eso sí, lo único que he conservado, porque me parece que de ahí no se puede tocar ni una corchea, es la saeta. También otro trabajo que he hecho, porque tenía necesidad de hacerlo, es explotar las posibilidades sinfónicas de los temas de Alameda. Así que en las Cocheras del Puerto de mi tierra hice un concierto con todos los elementos de una orquesta sinfónica. Y fue una experiencia muy dura, un trabajo de muchísimas horas, pero que lo haces con mucho gusto porque resulta esperanzador poder aspirar a más y conocer mejor la música. Es que, a estas alturas de mi vida, lo que más me seduce es conocer mejor la música y de la forma más legal posible.
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