Negro sobre negro

Santiago Díaz: “No me gustan las sagas policíacas que con el tiempo decaen”

  • El autor madrileño ha publicado ‘Indira’, la tercera entrega de su inspectora Ramos y que es la más valiente y compleja de la serie

Santiago Díaz se ha consolidado como uno de los escritores más interesantes de la novela negra española. Todo lo bueno que se intuía con ‘El buen padre’ –donde arrancó la saga de la inspectora Indira Ramos– y que confirmó con ‘Las otras niñas’, estalla definitivamente en ‘Indira’, la tercera entrega y que resulta la más compleja y valiente por aspectos que es difícil explicar sin jorobar al lector. Esta semana hemos hablado con el escritor madrileño.

–Acción trepidante que engancha desde la primera página. ¿Cómo lo hace?

–Yo también soy muy lector, me gusta que los libros te atrapen, esa sensación de que no puedes dejarlo, de meterte en la cama con la intención de leer dos capitulillos y que te den las tantas. A mí eso como lector me encanta, y que mis lectores me lo digan más todavía.

–Esta tercera entrega de la saga de Indira es aún más frenética, más potente, con tramas secundarias muy interesantes, con mucho peso. ¿Le ha costado más que ‘Las otras niñas’?

–Cuando creo los personajes me gusta hacerles una biografía, porque, aunque es un trabajo previo que a veces es pesado, después me ayuda, porque una vez que va caminando por las tramas ya sé cómo es, lo conozco, y sé cuáles van a ser sus reacciones. Cuando cree a Indira diseñé su evolución durante tres novelas, igual que con otra serie de personajes. Sin saber en ese primer momento si iba a ser una novela, tres o cinco, porque eso se nos escapa un poco de los escritores. El caso es que toda esa evolución ya la tenía marcada, sabía lo que iba a hacer a nivel personal con cada una. En cuanto a los casos policiales, también leo muchas sagas y me da mucha rabia cuando decaen. Yo tenía como objetivo que cada vez fuera más hacia arriba, que esas tramas sorprendan más, que no me limite a contar la vida de unos personajes a los que se les coge cariño. Y es lo que he intentado hacer. Espero haberlo conseguido.

–En esta novela trata de manera muy fidedigna el ambiente carcelario.

–Una de las ventajas de la novela negra actual, porque hasta no hace demasiado años era considerada un género menor, es que es más completa, puedes abarcar un montón de temas. Esto te permite poder contar una historia de cárceles, o en Nueva Zelanda, relatar una historia de amor, y eso es lo que atrapa tanto. Y también te permite entrar como espectador en primera fila en ambientes que en tu vida normal no puedes, y mantenerte a salvo. Puedes asistir a un asesinato, a un intercambio de droga, cosas así que crean mucha curiosidad. Esa es la ventaja.

–¿No le asustó un poco recrear el mundo gitano con el personaje del inspector J.D.?

–A mí el mundo gitano me ha atraído muchísimo desde siempre, a lo largo de mi carrera. Todavía sigue habiendo un racismo en la sociedad, pero que es bidireccional, porque ellos hacen lo mismo con los payos. A mí me interesaba crear un personaje entre esos dos mundos, y no que fuese un gitano que quiere ser payo y por eso se hace policía, sino un gitano orgulloso de serlo pero que es policía. Ese contraste me aportaba mucha riqueza a la novela. A la gente le gusta mucho ese personaje porque conoces a través suya el mundo gitano, con sus cosas buenas y sus cosas malas. Es un mundo que tenemos muy cerca y mucha gente no lo conoce. Cuando oyes mundo gitano tienes unos prejuicios y a mí me gustaba profundizar un poco.

“Mi siguiente proyecto es un thriller histórico que espero acabar después de verano”

–En esa paliza que le propina J.D. a su querido cuñado intuyo un homenaje a James Caan en aquella mítica escena en la primera parte de El Padrino. ¿Puede ser?

–Macho, totalmente. Me has pillado. La saga de El Padrino es de mis favoritas. Es que incluso llega en un Cadillac, lo deja aparcado en mitad de la calle y ahí que se va por él. Yo quería hacer eso. Es complicado sentar las bases de un personaje, porque lo primero que ves de él ya sirve para que te generes una imagen, y es muy difícil luego cambiar esa impresión. Quería arrancar ese personaje así: un hombre justo, que quiere a su familia y que es capaz de hacer lo que sea por ella, pero que también es un tipo complicado. Podía hacerlo de mil maneras pero, con El Padrino en mente, decidí hacerlo de esa. Es una presentación de un personaje para saber de qué pie cojea, pero lo aprendes a querer.

–En ‘Las otras niñas’ había una trama secundaria maravillosa que en esta la termina de coser.

–En este tipo de novelas, que son series, no me parece buena idea hacer tramas en continuidad. Los personajes tienen una evolución pero lo demás no. ¿Por qué? Pues porque la gente igual no quiere leer ‘Indira’ por temor a perderse algo de las anteriores novelas. Yo prefiero que el lector pille esta última y pueda entenderla perfectamente. El final de la trama de Lucía Navarro quedaba en toda la cúspide, y no podía olvidarme de lo que había ocurrido antes. Pensé que había que resolverla de alguna manera. Lo tenía claro. Al hacer la biografía de Lucía tenía esta evolución.

–Y lo que viene a decir también es que la justicia prevalece.

–A ver, no es exactamente así, pero sí que, siendo un personaje que ha hecho lo que ha hecho, tiene buen fondo. Eso es lo que quería remarcar en este libro.

–Bueno, y sin pretender hacer spoiler, ¿y a partir de ahora qué Santiago?

–Estoy en plena promoción de ‘Indira’ pero a la vez escribiendo mi siguiente novela, que va a ser un thriller histórico, que me lo estoy pasando que no veas. Una vez que la acabe, espero que después del verano, pues ya dependiendo de la aceptación de ‘Indira’, de la editorial y demás veremos qué camino tomamos. Creo que la gente se sorprende mucho del final de esta novela.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios