Ricky Martin o el verano eterno

concierto

El artista puertorriqueño puso al muelle gaditano a bailar con sus temas más conocidos

Lamari de Chambao se encargó de telonear al cantante en su exitosa visita a la ciudad

Ricky Martin ofreció un gran espectáculo anoche en el Puerto de Cádiz.
Ricky Martin ofreció un gran espectáculo anoche en el Puerto de Cádiz. / Joaquín Hernández Kiki
Julio Sampalo

Cádiz, 01 de septiembre 2018 - 11:08

Hacía más de dos décadas que Ricky Martin no venía de gira por tierras gaditanas y, a tenor de la reacción anoche del público que abarrotó el Puerto de Cádiz, se le esperaba con ganas. Gracias a la música del puertorriqueño el verano, que tiene como todo su fin aunque el cambio climático tienda a engañarnos, parece no acabarse nunca, ser eterno.

En estos tiempos de globalización en los que ya ninguna melodía ostenta el cetro de canción del verano porque sobreviven a cualquier estación, Martin ha tenido como misión aportar a nuestra peculiar forma de entender la banda sonora de la época estival un cancionero sin calendario. El artista latino no escribe como Bob Dylan, ni canta como Luis Miguel ni baila como Michael Jackson, pero no se debe menospreciar su legado en la música. Tiene carisma, sentido del espectáculo y ha sobrevivido a todas las modas. Además, con sus canciones sentimos que el calor, la playa o el chiringuito siempre están a la vuelta de la esquina. No es una herencia menor. Hace disfrutar a la gente, les colma de felicidad y cuando mueve el cu cu, Cádiz entra en clímax colectivo.

Chambao acompañó a Martin en el tema 'Tu recuerdo', uno de los momentos de la nocheAlgunas de sus canciones más conocidas fueron interpretadas en inglés

En la Tacita de Plata se oyeron para el disfrute masivo sus temas más emblemáticos aunque no se entiende que algunos de ellos sonaran en inglés, teniendo su correspondiente versión en español como Livin' la vida loca, She bangs -que el público coreó en castellano y en el que la sevillana María Ángeles, fan del artista, subió a escena a bailar con enorme energía- o The cup of life. A Ricky se le escapa que por estos lares con un B1 en el idioma de Shakespeare ya vamos en bici.

Estas canciones y otras como María, La mordidita, Vente pa'ca, Pégate, La bomba, Drop it on me, Love you for a day, Adrenalina, Shake your bon-bon, Fiebre, Jaleo o Por arrriba, por abajo sonaron a gloria de 31 de agosto.

Fue, como se preveía, un repertorio hecho para entregarse al sudor y el baile tan propios del verano, a lo que ayudaron un grupo de nueve músicos y seis bailarines. Movimientos agarraos, mucho por libre e incluso coreografías animadas desde el escenario por el puertorriqueño fueron la nota dominante de un gran espectáculo, como corresponde a un artista de su talla internacional que no paró de preguntar "¿cómo la están pasando?" a una audiencia entregada.

Ricky Martin se crece cuando invita a la marcha, cuando se rodea de percusión y viento, cuando ejecuta pasos y cuando mira seductor a sus fans. Ricky Martin está, como se dice por esta tierra, metido en manteca y sabe aprovechar ese atractivo sobre las tablas. Pero también se envuelve de intimidad en algún que otro pasaje del concierto al decir que en "Cádiz me siento como en casa". Literalmente le faltaba un sofá y el copazo. Apareció en bata dorada para delirio del público. ¡Y con levante!

Este solo fue uno de los múltiples cambios en el vestuario del artista, tan rápidos que era difícil enumerarlos con precisión: chaqueta con la bandera de su Puerto Rico en la espalda, camisas largas, camiseta de tirantes... Todo un muestrario de pasarela para acompañar a un show muy visual, en el que se alternaban imágenes de sus viodeoclips y luces por doquier.

El Ricky Martin más personal se mostró en los temas lentos como Somos la semilla, un canto a los derechos humanos de la niñez y la juventud, que el cantante remató haciendo el símbolo de la paz. O Vuelve -la del batín- una composición que "es una de mis preferidas, la cantaré toda la vida", afirmaba. O uno de los momentos más intensos y esperados, cuando Lamari de Chambao saltó al escenario para interpretar la preciosa Tu recuerdo, con un Ricky Martin que se animó incluso a mover sus manos a la manera flamenca. Chambao fue el grupo encargado de telonear al puertorriqueño con temas como Ahí estás tú, Mi primo Juan, Papeles mojados, Pokito a poko, Imagina o Como la luz.

La música de Ricky Martin es democrática y no tiene fronteras. Por allí ondeaban banderas de su tierra pero también de Alemania, Francia, Bolivia, Argentina o Venezuela mientras "yo -decía el artista- les pido, les suplico, les ruego que le enseñen al mundo cómo se hace la fiesta". Y Cádiz cumplió con creces lo encomendado. Se montó la juerga en el último gran concierto de verano en la capital con una figura de primera que supo exprimir al máximo el espectáculo y esa función, en ocasiones denostada, de la música: la del goce, el pasarlo bien, el disfrute. El verano, en hora y media, se hizo eterno.

stats