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Cultura

Navidad, blanca Navidad

Si exceptuamos las tres primeras obras de este concierto: O Magnum Mysterium, de Tomás Luís de Victoria; No la devemos dormir, Anónimo del Cancionero de Upsala, y Serenísima una noche, de Fray Gerónimo González, las demás que se escucharon el martes en el Casino Gaditano -hasta doce- eran villancicos populares, de esos que se diría que el tiempo no pasa por ellos.

Pasaremos nosotros y ellos regresarán año tras año a alegrar la Navidad; sobre todo si se cuenta con Adeste Fideles, Dime Niño, Ya viene la vieja, Jingle Bells, Navidades Blancas, Alegría, alegríaý

La coral Antares, la que fundara Marcelino Díez Martínez en 1997 se hizo cargo del concierto. En la actualidad, y desde febrero de 2003, es su directora María Delegado Díaz -en otros tiempos corista en él- y que como pudimos ver el martes, mantiene en magnífica forma al grupo, dotándolo de un palmarés en el que no faltan intervenciones en importantes festivales, y alguna que otra distinción de peso, como ese Primer Premio obtenido en el V Concurso Regional de Coros Polifónicos en 2003, y en competición con corales de Sevilla y Granada.

De esa buena forma hubo detalles más que evidentes en su actuación del martes. Y como hay mucho donde elegir de la actuación, cosa es de destacar -en apreciación personal, claro- el bien hacer con que se interpretaron algunos de esos villancicos. No la devemos dormir, perteneciente al Anónimo del ya referido Cancionero de Upsala, creemos que fue una de las obras más bellas del programa y mejor dicha. Tan bella como debió ser la 'noche santa' de la que el texto hace mención. Pero si nos viéramos forzados a elegir el villancico con mayor encanto, el mejor estructurado musicalmente de cuantos escuchamos esa tarde, lo haríamos -aunque con permiso del O Magnum Mysterium de Tomás Luís de Victoria- con Navidades Blancas. Melódica, armónica y contrapuntísticamente, lo tiene todo. Si el estilo de la mayoría de los villancicos programados insistía en una construcción acordal, esto es, en esa fórmula en donde las voces cantan formando acordes, la estructura de Navidades Blancas es por el contrario horizontal, o sea, contrapuntística, tejiendo las voces lo que le es propio al contrapunto, una verdadera trama sonora.

Claro que una cosa es valorar las cualidades de una obra bajo el punto de vista técnico, y otra es la emoción que puede llegar a provocar lo sencillo, incluso humilde. Para esa sencillez se contaba con Chiquirritín, o El nol de la mare, seguramente el villancico español más versionado de cuantos son.

Conclusión: un concierto amable en el discurrir de los actos que anuncian la Navidad. ¡Felicidades!

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