Muere Juan Jiménez, Gineto de Cádiz
El corazón del bailaor, retirado hace años, se paró durante la mañana de ayer
El corazón de Gineto se paró al alba. Sus piernas ya lo hicieron hace mucho. Forzosamente. No las tenía. Hace tanto. Gineto se fue a las seis de la mañana del lunes y con él otra parte de la historia de Cádiz y de una familia, una saga centenaria, la de los Gineto, de la que heredó su nombre junto con su, también, desaparecida hermana Pilar, madre del cantaor Juan Villar.
Gineto marchó cuando despuntaba el día, discreto, como los últimos años de su vida. Los que pasó con su nieta Elisabeth en su vivienda, en el seis de la avenida América. Juan Jiménez, Gineto de Cádiz, no aguantó el infarto. No lo aguantó su cuerpo incompleto. Su cuerpo que durante la tarde y noche de ayer fue velado por sus familiares y amigos en el tanatorio Virgen del Rosario donde hoy a las diez de la mañana se celebrará una misa por su memoria.
Una memoria larga, ancha, oceánica. Una memoria que encierra un tiempo. Una vida. Mil vidas. Gineto fue un bailaor de arte, como su hermano mayor, Pablo. Bailaor buleaero, de gracia y compás. Junto con Pablo, los únicos que siguieron una carrera profesional porque, como él mismo dijo en vida, "en mi casa todos eran artistas". De Antonio, a Curro. De Gertrudis a Manuela, a Pilar.
Por su sangre corría la de una dinastía flamenca legendaria. Su madre, La China, su tía, Rosa La Papera, su prima, Antonia Gilabert La Perla de Cádiz. Sangre que empujaba sus piernas de bailaor reputado en las compañías de Manolo Caracol, de Lola Flores. Y, cómo no, en las míticas Calles de Cádiz de la Argentinita y Sánchez Mejías, donde actuó cuando sólo era un niño.
Ayer murió Gineto de Cádiz, gran gitano, flamenco y bailaor.
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