Ponencia

Manuela Carmena en Cádiz: "El placer del saber empodera al ser humano"

  • La jueza emérita y exalcaldesa de Madrid llena el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras con la conferencia inaugural de los 72 Cursos de Verano de la UCA

Manuela Carmena, durante la conferencia inaugural de los 72 Cursos de Verano de la Universidad de Cádiz.

Manuela Carmena, durante la conferencia inaugural de los 72 Cursos de Verano de la Universidad de Cádiz. / Germán Mesa

De asuntos grandes –la necesidad de una mayor transparencia en las instituciones, el derecho a entender, la reforma de la justicia...– y de asuntos pequeñitos –una carta de una tomatera triste porque una niña no la cuida, la tenacidad de Pura, que aprendió a leer desde la cárcel con las etiquetas de los botes de Nescafé, un concurso de poesía infantil sobre Gloria Fuertes...– versó la conferencia inaugural de los 72 Cursos de Verano de la Universidad de Cádiz. Porque si de Manuela Carmena se trata, la erudición y la emoción se muestran como lo que son, dos dones del ser humano que, lejos de ser antagónicos, se complementan en eso que ayer la magistrada y exalcaldesa de Madrid tildó como El placer del saber, cuestión central sobre la que orbitó su discurso.

El placer del saber, ese que, dijo, “empodera al ser humano” a nivel personal y que se hace “completamente imprescindible” en su desarrollo social, fue el que la jueza emérita quiso contagiar a los asistentes –muchos y diversos- que la tarde de ayer llenaron el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras durante un acto que estuvo presidido por el rector de la UCA, Francisco Piniella, y presentado por el vicerrector de Cultura, José María Pérez Monguió. Un acto que, además, tuvo la sensibilidad de comenzar con un minuto de silencio en la memoria del exministro José Guirao.

Tras el gesto del que fue gestor de Cultura de nuestro país, tanto el rector como su vicerrector dieron algunas pinceladas del currículum, del carácter, el tono y la valía de la protagonista de la tarde -”mujer valiente”, “de izquierdas”, “feminista”, “ecologista”, “agente transformador”, “semilla y espejo para mujeres y hombres”, como algunas de las líneas con las que dibujaron su retrato- que contestaba con humor, y modestia, que si ha hecho tantas cosas “es sólo por un motivo, que tengo 78 años”.

78 años de vida, de activismo, de servicio público en múltiples formas y de lecturas. 78 años impulsados por ese placer por saber al que rindió tributo en la inauguración de los Cursos de Verano gaditanos muy curiosa, homenajeando a algunas personas “quizás más desconocidas” pero que gracias “a su placer por saber” hemos llegado a atesorar nuevos conocimientos.

José María Pérez Monguió, Manuela Carmena y Francisco Piniella, momentos antes de entrar en el Aula Magna de la UCA. José María Pérez Monguió, Manuela Carmena y Francisco Piniella, momentos antes de entrar en el Aula Magna de la UCA.

José María Pérez Monguió, Manuela Carmena y Francisco Piniella, momentos antes de entrar en el Aula Magna de la UCA. / Germán Mesa

Así, sin olvidar el marco en el que se movía, Carmena comenzó hablando de cómo Sol Rubio encontró en su casa de Madrid un manuscrito de su padre, el médico y político gaditano Federico Rubio, y cómo se dio cuenta del “tremendo valor” de la obra que arroja un conocimiento sobre ese “sanguiloniento, terrible y grandioso siglo XIX”, además de una visión “tan plástica” de Cádiz que deberían de conocer todos los gaditanos.

“A lo mejor estáis diciendo ahora mismo, ay Carmena pero si ya todo esto lo sabemos, pero, bueno, por si hay alguien que no lo conozca yo lo repito”, se excusaba, sin que nadie lo pidiera, la conferenciante antes de entrar en algunos de los detalles de lo relatado por Rubio en Mis maestros y otros educadores, incluido el empeño de su madre por aprender a leer (lo hizo descifrando cartas de amor del novio con el padre nuestro como piedra Rosetta), que le sirvió a Carmena para entroncar con esa vivencia personal con Pura, que a finales de los sesenta sobrevivía en el poblado chabolista de La Bomba de Barcelona...

La secuencia se repetía, otro libro, otro personaje olvidado y otras vivencias personales de la mano. Aprendiendo, de la Historia y de la historia de Carmena. José Canalejas, presidente de los Diputados, “un político liberal que hizo cosas interesantes pero, sobre todo, un estudioso, un erudito” que “en sus ratos libres” buceaba en la biblioteca del Congreso donde cierto día encontró un manuscrito de Juana de Vega, “una verdadera liberal del siglo XIX, una política interesantísima que fue aya de la reina Isabel II...”, vuelve a entrar en materia la jurista que habla de María Cristina en lo que “podríamos decir que fue el primer caso de corrupción de la Corona española” (risas por doquier) y de una prensa conservadora que “como siempre” perseguía a los progresistas y a esta mujer que salía a pasear con las infantas ¡con un libro! ¡Dónde vamos a llegar!

El rescate de la Ley de Represión de la Usura de Gumersindo de Azcárate como inspiración y apoyo en los litigios contra los abusos en los cobros de tarjetas de crédito también apareció en esta ecléctica, divertida y culta conferencia donde no hubo otro interés que el de reconocer “el esfuerzo de esas personas” que con su empeño en “aumentar su placer por saber” nos dieron “la posibilidad de mejorar nuestras vidas” y nos enseñaron que “con el placer de saber uno es mejor”.

Porque, como llegados a este punto de la disertación apostó Carmena, “también desde las escuelas, además de matemáticas o gramática, hay que enseñar a amar y a detectar cuáles son nuestros sentimientos”. Enseñar que “querer es cuidar”, saliendo así a colación no sólo la anécdota de la nieta con la tomatera de la que se desentendió sino la cuestión de la responsabilidad pública a la que tenemos que exigir ese cuidado en forma de “más transparencia”, en forma de exigir que se transforme “el diálogo político”. “Esto es muy grave porque hemos descuidado las estructuras del debate democrático que debe ser un debate sobre gestión no de enfrentamiento ideológico, de faltarse unos a otros, que lo único que consigue es que olvidemos las cuestiones de fondo”. Cuestiones como “dónde va el dinero de nuestros impuestos” o “cómo podemos participar en la ley de presupuestos” o “qué está pasando con la cantidad de leyes que se promulgan, que no se hace un análisis antes de dictar otras”...

De cosas chicas, y de cosas grandes, habló Carmena. Del saber, al fin y al cabo, que no sólo nos proporciona un íntimo placer, “también paz y seguridad”. Da poder.

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