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Cultura

"Llevamos 30 años de novela histórica. Ya es más que una moda"

  • El escritor y sacerdote extremeño presenta en la histórica capilla de la Compañía de María, en San Fernando, su última novela, 'El camino mozárabe'

Así como el ingenioso hidalgo soñaba su locura con los libros de caballería, en la apacible vida de cura rural que Jesús Sánchez Adalid lleva en su parroquia del pueblo extremeño de Alange se hacen un hueco batallas del mítico Al Ándalus, reyes cristianos y personajes de la época de Abderramán III. El escritor compagina su vocación personal -incluso abandonó la judicatura para tomar los hábitos- con su pasión por la literatura. O mejor dicho, por la novela histórica, género en el que profesa como si de otro sacerdocio, el de las letras, se tratara y al que ha aportado títulos de referencia como El mozárabe, con un millón de ejemplares vendidos.

Con dos premios de prestigio en su equipaje (el Alfonso X y el Fernando Lara), Sánchez Adalid desembarcó en la lluviosa jornada de ayer en la capilla de la Compañía de María -el histórico escenario no fue producto del azar- para presentar junto a Fernando Cordero, periodista y sacerdote, su última novela: El camino mozárabe.

Una novela, confiesa, que tenía en mente desde hace tiempo. Prácticamente desde que terminó El mozárabe, hace ya más de una década. Con trece títulos de ficción a sus espaldas, Sánchez Adalid vuelve al escenario de la batalla de Simancas para trasladar a los lectores a un momento poco conocido de la Historia de España y evocar la ruta que cruzaba la península desde los terrenos de Al Ándalus, bajo dominio musulmán, hasta la tumba del apóstol en Santiago de Compostela.

"El camino iba desde todos los puntos de Al Ándalus hacia Santiago, especialmente desde los puertos marítimos, desde Málaga, Huelva y Cádiz, donde desembarcaban los peregrinos. Y también desde las capitales importantes de Al Ándalus", explica el novelista.

Esta ruta del camino mozárabe, recientemente redescubierta, es el eje de la obra, aunque Sánchez Adalid asegura que "no es una novela de peregrinos". "Trata más bien sobre el camino como espacio físico y humano por el que transita la gente, un camino que no es solo de ida sino también de vuelta. En Galicia se aprecia esa influencia mozárabe en la célebre Ribeira Sacra", apunta.

El Camino de Santiago como tema literario en la novela histórica es un argumento más que recurrente. El propio Sánchez Adalid lo ha utilizado en más de una ocasión. Tiene sus razones: "Es el fenómeno cultural, humano, religioso, espiritual y turístico más importante de los últimos siglos", apunta. "Creo que todavía no nos hemos llegado a dar cuenta de la entidad que tiene, porque no se ha producido en ningún otro sitio del mundo un fenómeno de este tipo en los últimos años".

Y apostilla: "Durante los últimos años se ha identificado el Camino de Santiago con el camino francés y eso es un error enorme. No es un itinerario topográfico concreto. El camino es una realidad humana y espiritual. Y son muchos caminos. El camino no pasa por allí ni por aquí", matiza. De ahí que subraye la importancia de la ruta que cruzaba Al Ándalus en busca de la tumba del apóstol Santiago. "Se ha dicho -y creo que es cierto- que ésta va a ser la década del camino mozárabe", advierte.

De su última novela, que ayer se presentó en San Fernando, se ha dicho que muestra "los valores espirituales y la entrega de los mártires mozárabes", aquellos cristianos que residían en Al Ándalus, con el fin de promover el diálogo entre distintas culturas y confesiones religiosas.

"La novela es fiel a la realidad de aquel tiempo y esa realidad era una confrontación entre dos religiones y dos formas de entender el mundo, dos civilizaciones", explica su autor. "Sin embargo, pienso que, como siempre ha ocurrido en la historia de la Humanidad, ha habido personas que se esforzaban en que hubiera diálogo y comprensión entre ambas culturas. Y en ese sentido rescato a esos personajes (que forman parte de la novela) y esa forma de entender el mundo. Ahí es donde aparece el camino mozárabe".

Sánchez Adalid reconoce que en aquello de la idílica convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes que tanta literatura ha generado tiene mucho de mito. Sin embargo, advierte, que nunca hay que renunciar a las utopías. Y la literatura puede ser un buen camino.

El escritor extremeño forma parte de una segunda generación de autores de novela histórica que, afirma, ha venido a consolidar "algo más que una tendencia o un boom". "Llevamos ya 30 años de novela histórica en España. Son casi dos generaciones de escritores y eso es más que suficiente para consolidar un periodo dentro de la literatura española. Ya hay una serie de escritores llamados de la 'nueva novela histórica' que estamos rellenando el hueco que había, porque en España toda la novela histórica que se leía, que era muchísima, era traducida".

La receta para hacer una buena novela histórica -afirma- es la investigación y el rigor en un juego que tiene que resultar imperceptible para el lector. "Debe ser fundamentalmente una novela, pero el escritor debe manejar muy bien el periodo y los datos históricos. Y el lector debe percibir una especie de viaje mágico al pasado. Tiene que experimentar un viaje, una evasión de su realidad presente y trasladarse a otros escenarios".

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