La Junta presenta un 'nuevo' CAT que satisface al sector de las artes escénicas

"En un tiempo nuevo, modelos de gestión nuevos y respuestas nuevas". La frase, que repite como un mantra Luciano Alonso desde su llegada a la Consejería de Cultura y Deporte, se escuchó ayer de nuevo en el Teatro Central, esta vez por boca de Montserrat Reyes, la secretaria general de Cultura de la Junta, encargada de presentar, junto a parte del equipo de Alonso y precisamente en la jornada en la que se conmemoraba el Día Mundial del Teatro, la nueva organización del Centro Andaluz de Teatro (CAT). Un proyecto emblemático que este año cumplirá 25 años, y que sin embargo llevaba meses sin director -el último fue Francisco Ortuño- y en un estado de letargo que una parte del sector de las artes escénicas interpretó como una señal de que la Consejería iba a despreocuparse del proyecto hasta que desapareciera.

A falta de conocer la dotación presupuestaria que se le asignará al nuevo CAT, de momento no ha sido así. Después de un proceso de "estudio y diagnóstico de la situación de las artes escénicas" en la comunidad, y tras buscar el "consenso" con los representantes del sector, la Junta, dispuesta a "intervenir en los déficits que presenta el teatro andaluz", cambia ahora el modo de funcionamiento del Centro. Los cambios principales residen en una nueva dirección, que dejará de ser unipersonal para pasar a ser gestionada por una comisión artística colegiada compuesta por siete personas; y, sin renunciar por completo a la producción propia, en realizar una apuesta decidida por las coproducciones tanto públicas (con otros centros y compañías nacionales e internacionales, y en este sentido ya se han establecido contactos con La Abadía o Teatre Lliure, ambas asiduas de los espacios escénicos gestionados por la Junta) como privadas, porque la prioridad "capital", aseguró Montserrat Reyes, será favorecer el trabajo de los profesionales andaluces.

La comisión artística estará integrada por dos representantes de la Consejería: Dolores Vargas-Zúñiga, directora del Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía, y Francisco Fernández Cervantes, director del Instituto Andaluz de las Artes y las Letras, un organismo que forma parte de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales; y cinco personas con prestigio y experiencia en el sector mismo: el director, dramaturgo y docente Alfonso Zurro, la dramaturga, poeta, actriz y licenciada en Filología Hispánica Gracia Morales, el director, dramaturgo y profesor especialista en teatro clásico español Rafael Torán, el gestor cultural Jesús María Cantero, e Isabel Ojeda, periodista y actual directora de Acción Cultural de la Universidad Internacional de Andalucía. Ellos definirán la actividad del CAT mediante un pliego de condiciones que se publicará anualmente, según explicó Reyes, y en el que se especificará desde el tema al texto de la obra, pasando por su "línea estética".

En el aire queda por el momento la dotación presupuestaria que tendrá el nuevo proyecto para desarrollarse, o si se han contemplado algunos mínimos para garantizar su buena marcha, una cuestión fundamental que el director de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, José Francisco Pérez, no aclaró ayer. "Tenemos un presupuesto total para la Agencia de 2,6 millones de euros, pero ahora estamos estudiando cómo redefinimos el reparto. El CAT tendrá una dotación específica, pero eso habrá que verlo en cada convocatoria", dijo.

"Sobre el papel, estamos muy satisfechos", afirmó ayer Ángel López, uno de los responsables de la Sala Cero y presidente de la Asociación de Empresas de Artes Escénicas de Andalucía (ACTA), que celebró el propósito de enmienda que el propio José Francisco Pérez expresó sobre dos de las cuestiones del CAT más criticadas hasta ahora por los profesionales del teatro andaluz. Es cierto, reconoció José Francisco Pérez, que las producciones eran "muy costosas", y también que a veces éstas introducían una "distorsión" en el circuito de exhibición ya que entraban en "competencia comercial" con las obras que presentaban las compañías privadas. "Y también estamos contentos con la comisión, que nos parece muy equilibrada -continuó Ángel López-. De hecho, nos preguntaron nombres, sugerimos un par de ellos y han respetado nuestra opinión", añade López, que insistió en que, al menos teóricamente, "el nuevo modelo va en la dirección que nosotros planteábamos, esperemos que esto no sea un impasse o una medida para contentarnos temporalmente, sino que de verdad se lleve a cabo".

Desde la Unión de Actores e Intérpretes de Andalucía, a través de su secretario general, José Carlos Carmona, acogieron con algo más de escepticismo estos cambios anunciados. "Esperamos que haya inversión pública en el teatro público. Tenemos mucha curiosidad por saber, si no hay dinero, qué van a hacer y cómo lo van a hacer. Es necesario que sea un modelo generado en consenso con el sector, que no sea rígido ni hermético", dijo Carmona. En un sentido similar se pronunció Antonio Garrido, portavoz del PP en la Comisión de Cultura del Parlamento andaluz, quien opinó que los miembros de la comisión artística "deberían estar [en la misma] como máximo dos años", y además "lo más alejados de la política que sea posible".

El viejo CAT, afirmó Garrido, funcionaba como "una especie de cortijo" que deparaba "resultados muy mediocres". El parlamentario del PP se permitió además un apunte constructivo, aunque envuelto en una pulla en forma de chanza: "Lo primero que me llama la atención -afirmó en declaraciones recogidas por Europa Press- es que los anteriores consejeros de Cultura no deben de tenerle mucho cariño al actual, porque [Luciano Alonso] está planteando en éste y otros temas unos cambios que significan llevar a cabo políticas opuestas a las de los últimos años, lo cual no me desagrada, porque son planteamientos que llevo defendiendo nueve años en el Parlamento andaluz".