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El monstruo encarcelado
La Casa de Iberoamérica acogerá a partir del 14 de octubre -y tras su inauguración esta semana en Madrid- la exposición Teresa Navarro. Epílogo, el último trabajo de la artista plástica, recientemente fallecida. Organizada por Ámbito Cultural y la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, la exposición había venido siendo preparada en vida de la autora.
El título Epílogo, que debemos al escritor Ramón Pernas, es buena definición de una carrera artística, si bien cerrada por su fallecimiento, en extremo singular y que tuvo, en su última exposición en el Ateneo de Madrid (2013), buen reflejo.
La exposición que trae la Fundación Municipal de Cultura de Cádiz contendrá unas setenta obras, de las cuales cuarenta y cinco son pinturas y unas veintitrés obras sobre papel, fechadas entre 2006 y 2014.
Navarro (Baza, 1949) desarrolló su trabajo pictórico desde su residencia en Madrid. Habiendo ejercido el mismo con intensidad, inmersa durante cuatro décadas en el mundo de la pintura, y por tanto defensora de un trabajo basado en la constancia de la presencia diaria en el estudio, su ya dilatado quehacer sería reconocido tanto por la crítica como por su presencia en diversas salas expositivas realizando, en especial durante los últimos años, numeras exposiciones en instituciones públicas, entre las que destacan las producidas por el Ateneo de Madrid (2013 y 2007) y las realizadas en diversas sedes de la CAM (2009). Junto a su habitual presencia (individual o colectiva) en salas de exposiciones privadas y Ferias artísticas fue estudiosa de las técnicas artísticas destacando su extraordinario conocimiento del grabado, y colaborando también en la gestión y el comisariado de exposiciones.
Navarro desarrolló un trabajo pictórico muy personal, siendo poseedora de un lenguaje propio que podría encuadrarse, simplificando, dentro del mundo de la abstracción lírica, con importante presencia del grafismo y un sutil entendimiento del color. Dicha abstracción rotunda, no le impediría hacer guiños, muchas veces surgidos desde diversos matices en el título, a cuestiones que aproximaron su trabajo a la mirada sobre lo primitivo o lo tribal, origen de lo contemporáneo. Algo que sucedería en diversos ciclos de su trabajo, tales a los que llevaron por título Mujeres (2009-2010) o Paso de cebra (2012). Con predilección por la singularidad de ciertos formatos horizontales y verticales, dotados de una cierta "delgadez" en el concepto.
Su obra mereció la atención crítica de estudiosos y teóricos del arte contemporáneo. Entre ellos, Josep María Cadena y Juan Manuel Bonet cuyos textos se incluyen en el catálogo de la muestra. Forma, espacio y color, se convierten en un totus desde los que la luz y un misterioso aire organizan el espacio pictórico, sustanciado éste en un mundo de transparencias y atmósferas, que derivan en un personal sentido de la estructura del cuadro.
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