Edwin Moses es la primera banda "impostora" de la que tengo noticia. Y subrayo lo de "impostora" con cariño y admiración. Porque ellos no son Edwin Moses, pero al pretender serlo (o efectivamente, de alguna manera, serlo), lo que hacen es rendir el mejor de los tributos posibles a un músico mítico y místico que desapareció de la faz de la tierra para convertirse a la fe islámica.

La página de la banda gijonesa no deja de subrayar el equívoco con un juego perspicaz de espejos que te descoloca aún más. Pedro Vigil y Pablo Errea aparecen en diversas imágenes con el auténtico Edwin Moses mirando al infinito en distintas ubicaciones. Es más, admiten que sus canciones (las de la banda) son en realidad composiciones que el propio Moses les ha hecho llegar de forma subterránea.

Sí, demuestran tener mucha cara, y también muchas ganas de cachondeo; pero también hay que hacer gala de una notable imaginación para reivindicar un sonido y una figura prácticamente desconocida para el común de los mortales.

Este proyecto impostor nació en Asturias a mediados de los noventa, cuando Pedro Vigil (Penélope Trip) y Luigi Navarro (Detritus X) deciden expresar su amor por el soul de la Motown a partir del pop que venían practicando dentro de lo que se convino en llamar Xixón Sound (Nacho Vegas, Australian Blonde, Doctor Explosion…).

Tras publicar un EP compuesto por cuatro temas (Baloncesto), en 1999 se incorpora a la formación Pablo Errea (Guinea Pig), que se hace responsable de las voces en la formación y termina de conferir a Edwin Moses un sonido seductor, amable y preciso.

Tras sacar tres discos, ahora el grupo asturiano publica Cabrini Green (Siesta, 2012), un suave directo a la mandíbula en el que el prodigioso matrimonio entre el pop y el soul alcanza una forma expresiva alucinante, que transita por los caminos del funk, el pop o el country sin olvidar nunca la figura del singular Moses.

Esta noche, a partir de las diez de la noche, Pedro Vigil y Pedro Errea presentan este último trabajo en la sala Milwaukee de El Puerto de Santa María. Lo que no sabemos es si llevarán también al bueno de Edwin Moses con ellos.