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educación Las enseñanzas artísticas, a un año de ocupar la Casa de las Artes

Comienza el curso del adiós

  • La Escuela de Arte de Cádiz, el Conservatorio de Música Manuel de Falla y el de Danza Maribel Gallardo inician hoy las clases en sus actuales dependencias, que dejarán para trasladarse a la Casa de las Artes

Las enseñanzas artísticas gaditanas afrontan hoy el comienzo de un curso especial, pues será, si todo marcha como está previsto, el último en el que se impartan las clases en sus centros actuales. La Casa de las Artes, actualmente en construcción, acogerá a partir del próximo curso, en 2012, las enseñanzas de música, arte y danza, de manera que alrededor de 1.360 alumnos y sus 143 profesores apurarán sus últimos meses en los edificios obsoletos y poco o nada acondicionados para impartir estas especialidades. Los directores de los tres centros, de la Escuela de Arte de Cádiz, del Conservatorio de Música Manuel de Falla y del Conservatorio de Danza Maribel Gallardo empiezan a ver el futuro con optimismo renovado, porque saben que todos, alumnos y profesores, se verán beneficiados por un cambio demandado con insistencia.

La Escuela de Arte de Cádiz se encuentra en el Callejón del Tinte desde hace años, incluso albergó hace dos siglos la Escuela de Nobles Artes. Es un lugar clásico, hermoso, con el imponente drago como una de sus señas de identidad, pero es un edificio pequeño, antiguo, poco funcional, según explica su director, Luis Gonzalo González, para impartir las distintas enseñanzas artísticas. Este año serán casi 500 los alumnos del centro, que cuenta con 41 profesores.

"Será -afirma Luis Gonzalo- un cambio de imagen absoluto y un cambio de objetivos. El nuevo edificio, amplio, permitirá afrontar nuevas enseñanzas, como el grado de diseño gráfico o el de patrimonio, o incluso la posibilidad de aspirar al bachillerato artístico. Será bueno para nuestra escuela, pero también para Cádiz. Creo que será un reto para la ciudad".

Casi en los mismos términos se expresa Miguel Garrido, director del Conservatorio de Música Manuel de Falla que hoy llena con su sonoridad el Palacio de Recaño, junto a la Torre Tavira, y que también desde hoy empieza a contar los días que le faltan para irse, felizmente, con la música a otra parte. Los 670 alumnos y sus 75 profesores saben que éste será el último curso en el que los instrumentos de un aula no insonorizada se escuchen en la contigua: "El mayor beneficio que tendremos con el cambio será el de la calidad, calidad de espacio que redundará en calidad en la enseñanza que impartimos. Ahora tenemos limitaciones, con clases no acondicionadas. En verano impartimos clases con las ventanas abiertas, y a veces los vecinos se quejan del ruido".

Y si la Escuela de Arte y el Conservatorio de Música se ubican en centros escasamente preparados para sus fines, el Conservatorio de Danza Maribel Gallardo ocupa las instalaciones de un antiguo colegio público, en la calle Arbolí, en las que alumnos y profesores -este año serán 290 y 27, respectivamente- han salido adelante pese a sus gravísimos problemas de infraestructura. Incluso sus alumnos han protagonizado en los últimos años movilizaciones en demanda de las mejoras más básicas. Su actual director, Antonio Jesús Sillero, trata de dibujar el futuro igual que sus compañeros de cargo: "Afrontaremos un cambio radical. Ahora tenemos muchas carencias, muchas limitaciones, y en la última visita que hicimos a las obras de la Casa de las Artes comprobamos que tendremos más espacio, podríamos llegar incluso a tener cerca de 400 alumnos y las enseñanzas que impartimos saldrían ganando. Por ejemplo, la de flamenco, donde se podría ofrecer también el sexto curso que actualmente no tenemos".

Los tres directores coinciden en que una vez en la Casa de las Artes será el momento de empezar a pensar en el bachillerato artístico, una especialidad que facilitaría la formación de los alumnos y su acceso a las distintas especialidades y estudios. Saben que no será fácil, que no será instantáneo, pero también saben que será el momento de reclamarlo y de solicitarlo conjuntamente a la administración educativa.

Tendrán, desde luego, una ventaja: caminar juntos en la aventura, siempre incierta, de inaugurar un centro cuyas instalaciones tendrán que compartir. Luis Gonzalo, Miguel Garrido y Antonio Jesús Sillero creen que la experiencia será positiva, aunque admiten que necesitarán coordinarse con acierto para el uso de las zonas comunes, como el salón de actos, la sala de exposiciones o la biblioteca. La unión de las tres escuelas deparará intereses comunes, como la posibilidad de organizar actos culturales conjuntos. Luis Gonzalo otea incluso fuera de la futura Casa de las Artes y recuerda que el proyecto del parque de astilleros incluye la construcción de un auditorio en el que se podrían desarrollar distintas actividades de manera conjunta. "Son disciplinas compatibles", abunda Antonio Sillero.

También los profesores y alumnos de los centros se verán beneficiados, y mucho, en el acceso a sus centros. Los tres se encuentran ahora en estrechas calles del casco histórico. Dos de ellos -Danza y Arte- están en calles peatonal, y en el Conservatorio de Música no son pocos los padres, como recuerda Miguel Garrido, que dejan a sus hijos en las puertas del Palacio de Recaño, desde Sacramento, con las dificultades que acarrea para el tráfico rodado. En la Casa de las Artes no sólo no existirá ese problema, sino que incluso el uso del transporte público facilitará considerablemente el traslado de los alumnos.

Muchos cambios previstos, en definitiva, y todos a mejor. Sólo falta que los plazos se cumplan, que la mudanza se haga sin sobresaltos y que el equipamiento de la nueva sede no dé problemas.

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