Cultura

Dos dudas y un uso claro, pero sin presupuesto

  • El Ayuntamiento recupera la gestión de los edificios donde están Danza y el Conservatorio

Cuando la Escuela de Arte del Callejón del Tinte se marche a la Casa de las Artes que se está construyendo en el barrio de Astilleros, lo que ocurrirá el próximo año, la Junta de Andalucía por fin tendrá vía libre para ejecutar la tercera y última fase de la ampliación del Museo de Cádiz. Se cumple así un sueño por el que se ha esperado cerca de dos décadas, desde que culminó la anterior ampliación del centro cultural.

Sería esta una buena noticia si no fuera porque ni la Junta de Andalucía ni el Ministerio de Cultura, propietario del Museo, cuentan con fondos para afrontar la reforma definitiva del que pretende ser el principal equipamiento museístico de la ciudad. Se cuenta con el proyecto, ambicioso y atrayente, pero no se tiene el dinero para sacarlo adelante. La transformación de la Casa Pinillos para su conversión en una coqueta ampliación del Museo de Cádiz, ya ejecutada y a punto de inauguración, se ha tragado todos los fondos disponibles, como afirman fuentes de la propia administración, que reconocen que de emprender otras inversiones Cultura tiene otras prioridades en la comunidad autónoma.

En todo caso, con el edificio ya vacío habrá que tomar alguna medida para evitar su deterioro o, cuanto menos, para plantear un uso provisional del mismo, a la espera de tiempos mejores.

La falta de dinero público también afectará de lleno a los nuevos usos que se le darán a los edificios del Conservatorio y la Escuela de Danza, ambos propiedad del Ayuntamiento. Sobre su futuro indica la alcaldesa, Teófila Martínez que "lo primero será realizar un análisis del estado de los edificios para valorar qué obras son necesarias. También tendremos que tener en cuenta cómo se comportan los muchos equipamientos culturales que hemos creado en los últimos años en la ciudad. Lo que sí tenemos claro es que el Equipo de Gobierno quiere que sean equipamientos generadores de actividad porque es una apuesta decidida para el futuro de la ciudad. Pero también es cierto que en la actualidad estamos volcados en otros muchos equipamientos que ahora mismo son más prioritarios solo por cuestión de tiempos".

De los dos inmuebles sobresale la sede del Conservatorio, que ocupa una parte del Palacio de Recaño (1730), una de las grandes piezas arquitectónicas de la ciudad, por lo que lo lógico sería darle un uso relacionado con la cultura y el turismo. Además, comparte espacio con la Torre Tavira que, con su cámara oscura, es desde hace más de una década uno de los polos de atracción de visitantes más importante de la ciudad.

Belén González dirige la Torre Tavira. Una de las promotoras más activas del turismo gaditano reconoce que tiene "muchísimas" ideas sobre los usos a dar al antiguo Palacio. Confía también en poder activar su proyecto de instalación de un ascensor que mejore el servicio en su centro e incluso recuperar un viejo plan que suponía utilizar la azotea del Conservatorio como una cafetería al aire libre. "La Torre Tavira, el Palacio, el Teatro de Títeres, el mercado de abastos, el Oratorio, la fábrica de salazones... todos forman un conjunto único con un potencial que hay que saber aprovechar para la ciudad".

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