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Carme Pigem /Premio Priztker de Arquitectura: "En lugar de invadir territorios hemos sido capaces de regenerarlos"

  • La arquitecta natural de Olot habla de su trayectoria y la filosofía de su estudio en el homenaje que el Colegio de Arquitectos de Cádiz ha realizado a los colegiados de 25, 40 y 50 años en el marco de las Bodegas González Byass de Jerez

Carme Pigem es la única mujer Premio Pritzker de Arquitectura en España, el Premio Nobel de la Arquitectura que en 2017 cayó en manos de su estudio:RDC Arquitectes. Junto a sus dos compañeros -Rafael y Ramón, que además es su marido y padre de sus hijas– ha diseñado sus propios sueños y el de muchos clientes a través de la arquitectura, siempre en comunión con el medio que le rodea, tan diferente y singular que les ha valido estos y otras numerosas distinciones nacionales e internacionales como el Nacional de Arquitectura de la Generalitat, la Medalla de Oro de la Academia de Arquitectura Francesa o su nombramiento como Miembros Honoríficos del Royal Institute of British Architects 2012, entre otros muchos.

La arquitecta natural de Olot, que ha participado en el homenaje que el Colegio de Arquitectos de Cádiz ha realizado en las Bodegas Los Gigantes de González Byass en Jerez a los compañeros que cumplen 25, 40 y 50 años colegiados ha visitado por cuarta vez el colegio y Cádiz. Hasta aquí la han traído ciclos de conferencias, el Premio Sánchez Esteve Torres Clavé del que fue jurado en su primera edición, y donde se dejó ver hace un año para acompañar a su amigo Alberto Campo Baeza, Premio Nacional de Arquitectura. “Con Cádiz tengo una relación muy especial sin lugar a dudas. Con Arquitectos de Cádiz, Julio Malo de Molina, Alberto Campo Baeza, Tomás Carranza y el mar... y sabes que sientes esta relación cuando después de diez años o más te reencuentras y dices... ¡ayer!”.

En esta cuarta visita, Pigem ha hablado de sus proyectos y su trayectoria profesional, que arrancó cuando sus otros dos compañeros fueron a conocerla siendo una joven estudiante de arquitectura por ser de la misma tierra, y a la que volvieron tras finiquitar sus estudios en la Universidad del Vallés. Juntos regresaron a sus orígenes para marcar el devenir futuro que muchos intuían “erróneo”, por no asentarse en una prometedora Barcelona con unas inminentes Olimpiadas que marcaron el ritmo de muchos estudios. Pero Carmen, Rafael y Ramón decidieron regresar para idear su propio camino y fundar su estudio en 1988.

El rechazo al primer gran proyecto que les ofreció un promotor para construir 30 apartamentos en la costa fue quizás el primer paso firme por este sendero. “Queríamos empezar de otra manera, así que lo primero que hicimos fue participar en un concurso nacional de faros que ganamos y fue algo maravilloso”. Se dieron a conocer como los jóvenes arquitectos del faro horizontal, que pronto llamaron la atención de una empresa japonesa que no dudó en invitarlos a su país y cuyo viaje supuso otro hito en su carrera. “Aquel viaje a Japón fue un gran impacto y nos cambió, por lo exquisitos que eran en todo, en el trato, la presentación, el jardín, su amor por la naturaleza... por lo que irnos lejos nos sirvió para darnos cuenta de que también amábamos mucho la naturaleza”.

Y en ella se recrearon el resto de sus carreras, una pasión compartida a tres bandas de la que surgió esta química, una especie de magia que hace que las ideas confluyan en sus proyectos de una forma casi natural desde lo que ella denomina creatividad compartida. “En este vínculo influyó nuestro propio entorno, que lo hizo sin darnos cuenta, y nos ha llevado a la voluntad de querer establecer siempre una relación con él. Me acuerdo que hablábamos de naturaleza y decíamos que esta no sólo significaba verde, sino que podía perfectamente significar aire, cielo...”, contaba a este medio.

Términos que casi sin darse cuenta manejaron desde siempre, cuando muchos colegas andaban dando la espalda a la naturaleza en otros tiempos de eclosión del ladrillo. “Ahora estamos en un momento crucial donde el medioambiente está en primer término, pero desde el primer momento nos habíamos preocupado de forma menos consciente”.

Lo hicieron en aquel primer faro, en su Casa Horizonte en Vall de Bianya, en el restaurante Les Cols, en sus bodegas o en el proyecto de su estudio Espacio BaRberí, que era una antigua fundición “con el sabor, el olor y esa atmósfera especial que tienen algunos espacios como este, donde se fundieron las esculturas del Sagrado Corazón del Tibidabo”. Uno de los muchos espacios donde aprendieron el valor de la rehabilitación y el medio ambiente, “que ha sido clave y capital, pues en lugar de ocupar territorios hemos sido capaces de regenerarlos”.

En este sentido desde su estudio han concebido la arquitectura “como un traje a medida, pues todos los espacios están pensados por alguien, por personas que crean para que sea un proyecto único que pertenece a un lugar y que puede ser un paisaje natural o un edificio existente”.Actualmente siguen trabajando estos valores con el ímpetu del primer día y desde diferentes proyectos por su tierra y otras partes del mundo como son proyectos urbanos, residenciales, culturales y educativos “sin ser especialistas en ningún tema, que es lo que nos entusiasma”.

Un sueño que persiguieron y en el que perviven, asevera Pigem, para terminar animando a las jóvenes generaciones de arquitectos en una coyuntura sin dudas más complicada. “Se puede soñar y partir de cero, aunque hayan cambiado las condiciones, pero cada momento tiene las suyas, y es interesante ver en este momento las nuevas que se abren”.

La trayectoria de Pigem en RCR Arquitectes

Carme Pigem, Rafael Aranda y Ramon Vilalta son arquitectos desde 1987 y fundan en 1988 RCR Arquitectes en su ciudad natal Olot.

Son Premio Pritzker 2017, Premio Nacional de Cultura de Arquitectura 2005 de la Generalitat de Catalunya, Caballero y Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa, Miembros honoríficos por el American Institute of Architecture 2010, Miembros honoríficos del Royal Institute of British Architects 2012, Medalla de Oro de la Academia de Arquitectura Francesa Francesa 2015 y Medalla de Oro de la Generalitat de Catalunya 2018. Desde 2020, su obra forma parte de la colección permanente del Centro Pompidou.

Desde 1989 son arquitectos asesores del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa y han sido profesores de Urbanismo y Arquitectura del Paisaje, y de Proyectos, y escrito ensayos sobre arquitectura y paisaje.

Actualmente convocan y dirigen desde el 2008 un Workshop Internacional de verano en su estudio ubicado en la sede de la antigua fundición Barberí, de Olot. Fundaron en 2013 la fundación RCR BUNKA para estimular la valoración por la arquitectura, el paisaje, las artes y la cultura.

Han ganado diferentes concursos nacionales e internacionales, y han recibido distinciones por obras entre las que destacan el Premio de Arquitectura Española Internacional 2015 por el Museo Soulages, el Premio Internacional 2011 Belgian Building Awards, diez premios FAD y una obra finalista y cuatro seleccionadas en los premios de la Unión Europea Mies van der Rohe.

Han participado en exposiciones internacionales y monográficas cómo (RCR Arquitectes. Creativitat compartida) en el Palau Robert de Barcelona, en el Museo ICO de Madrid y en el Palacio de Miramar de San Sebastián, en la Bienal de Venecia y en la Toto Gallery Ma de Toquio,

Y su obra ha sido a la vez publicadas en diferentes monografías de revistas prestigiosas como El Croquis, AV, A+U y en el libro “RCR Aranda Pigem Vilalta Arquitectes. Entre la abstracción y la naturaleza” de Gustavo Gili, Barcelona.

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