50 años de Paco Ibáñez en el Olimpia

Cádiz recibe al trovador de negro

  • Medio siglo después, Paco Ibáñez recrea en el Falla su trascendental concierto en París

Paco Ibáñez

Paco Ibáñez

La historia de la Transición tiene dos hitos que ocurrieron antes de la Transición y que poca gente menciona, aunque están en la mente de todos. Uno es el lanzamiento del disco de Joan Manuel Serrat con poemas de Machado (y su apéndice con los arreglos del gran músico de jazz Francesc Burrull). El otro ocurrió en 1969 en París, en el teatro Olimpia. Con un público mayoritariamente español, un trovador valenciano vestido de negro salía al escenario entre vítores al grito de “Paco Paco”. Y así empezaron las primeras notas y su voz rota (no tan rota como ahora) dijo “ciego que apuntas y atinas...”. Era el poema musicado de Góngora Déjame en paz amor tirano . Tan bellos versos de desamor incluían algunos dardos certeros en otro contexto: “De un tirano qué piedad...”

Alberti, Blas de Otero o Gabriel Celaya desfilaron por esa hora y media de éxtasis que poco después estaba en formato long play en casas de media España. Los hermanos pequeños nos criamos escuchando esos poemas en los tocadiscos de nuestros hermanos mayores y, sin proponérnoslo, sabíamos recitar de carrerilla algunos de los versos más famosos de la historia de nuestra literatura. Gracias a Paco Ibáñez conozco desde los siete años y recito de carrerilla las coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre.

Paco Ibáñez, con 85 años, regresa a ese momento y recorre toda España para revivir esa comunión en la que hizo que sus compatriotas (eso sí es patriotismo) conociéramos un poco más de nosotros mismos. Para quien quisiera escuchar porque parece que alguno o no conoce o no se ha enterado de qué iban esas fabulosas palabras que habitaban en España en marcha: “No reniego de mi origen pero digo que seremos, mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo”. Gabriel Celaya en estado pleno.

Mañana es el turno del Falla a partir de las 20 horas. Volverá el trovador con su atuendo negro, luto por lo que hicieron que nuestros padres se perdieran. El Cádiz que tuvo a Paco Ibáñez en sus oraciones coreará como salmos cada una de las canciones que se aclamaron en el Olimpia aquella noche del 69 y brincará sintiendo que la mala reputación que ya no tenemos sigue viva como corresponde a cualquier joven que se precie.

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