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Cultura

El Cádiz del antes y el después de la guerra, según Ramón Muñoz

  • Julián Oslé presenta ‘Imágenes para después de una guerra’, el retrato que hizo su abuelo de la memoria cultural de la ciudad durante la primera mita del XX

Mantillas en la plaza de San Antonio, durante la Semana Santa de 1942.

Mantillas en la plaza de San Antonio, durante la Semana Santa de 1942. / Ramón Muñoz

Hasta que la guerra civil hizo estragos en Cádiz –como en el resto del país–, reduciéndolo a un lugar gris y provinciano, nuestra ciudad era una urbe emblemática, que brillaba con luz propia, por su condición de burguesa, comercial y liberal. De aquella caída en picado Ramón Muñoz Blanco (1874-1960) hizo un fabuloso retrato desde dentro, como hijo de familia comerciante y mercantil de aquel Cádiz del XIX y XX, que ahora su nieto, Julián Oslé, recoge en el libro Imágenes para después de una guerra, que esta tarde se presenta en el Centro Cultural Reina Sofía, a las 19.30 horas.

“Ramón Muñoz viene de una familia de comerciantes, está emparentado con Mendizábal, Manuel de Falla y también con Fermín Salvochea y, de algún modo, forma parte de esa burguesía”, explica Julián Oslé, hijo de María Muñoz, a su vez una de las descendientes del segundo matrimonio de Ramón Muñoz. “Dentro de los gustos burgueses era típico que gustasen las artes, como la fotografía, y él era un gran aficionado, pues realmente era corredor de comercio”, puntualiza.

Este afán por la fotografía le valió para convertirse en un testigo de excepción de la vida pública y privada de la España de los años 30, 40 y 50, narrándonos en instantáneas nuestra instrahistoria y memoria cultural, a través de todo tipo de manifestaciones populares, culturales y acontecimientos históricos que, con los años, y a medida que llegaron las guerras y se alzaron los fascismos, fueron perdiendo fuelle. “Con sus fotos nos hace testigos de la desaparición de un modelo de vida y de la transformación de una ciudad a la que la posguerra le arrebató su idiosincrasia, desapareciendo todo ese ambiente con la prohibición del Carnaval, la desaparición de la Velada, se pierde la brillantez y comienza a parecer lo que denomino el gris dictadura”.

Una transformación que articula en seis capítulos precedidos de un prólogo de José Luis Gutiérrez Molina, en el que “contextualiza la situación de Cádiz tras la guerra civil, con la brutal represión que sufre”, tras lo que se introduce cronológicamente en esta transformación. Así, el capítulo De un país, de un tiempo, de una ciudad, introduce al lector en el precedente burgués del que procede Muñoz, centrándose posteriormente en la vida propiamente dicha del protagonista en el capítulo Del autor de las fotografías: Ramón Muñoz Blanco. Continúa con los Precedentes de una guerra, Y llegó el 36, Tiempo de religión y silencio y La vida después de una guerra.

A lo largo de estas páginas Julián Oslé da cuentas de cómo su abuelo fotografió grandes acontecimientos como “el derribo de la muralla, la llegada del tranvía, las obras del nuevo puerto Reina Victoria, el atraque de los primeros vapores, el esplendor último que adoptó la ciudad con Cayetano del Toro o la visita a la ciudad de Segismundo Moret con motivo del centenario de la Constitución de 1812”.

También se hace eco de su religiosidad, de cómo aun procediendo de una familia republicana y liberal, Ramón Muñoz vivió con gran pesar como prioste de la Vera-Cruz –cargo que heredó de su padre tras su muerte– la pérdida de la Virgen de la Vera-Cruz cuando ardió San Francisco, “de modo que no comulgaban con el movimiento en este sentido”.

En sus páginas se aprecia de este modo cómo se convirtió en un gran retratista del Cádiz de la primera mitad del XX, donde alcanza su madurez y un gran estilo personal. De hecho, cosechó una gran amistad con el fotógrafo Reymundo, que tenía estudio en la plaza de Mina, muy cerca de su Escritorio –ubicado en Enrique de las Marinas–, del que recibió grandes consejos para manejarse en el mundo de la fotografía, en cuyas nuevas técnicas Cádiz era ciudad pionera.

Tanto fue así, que las fotos de Ramón Muñoz pasaron a publicarse del Cádiz Alegre, a la prensa local y páginas de este mismo rotativo, Diario de Cádiz, firmando incluso la publicación Cádiz 1912. Viaje de Moret y Nuevo Muelle Reina Victoria.

Todo un recorrido fotográfico con el que su nieto, que es historiador, no quiso dejar pasar la oportunidad de estudiar el pasado reciente de Cádiz a través de la importante colección fotográfica de su abuelo: “3000 placas de cristal que posee el Museo de Cádiz”.

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