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Isla Aguilar y Miguel Oyarzun | Directores del FIT

“Reforzamos la idea de que Cádiz es un escenario perfecto para un festival”

  • Los responsables del festival preparan en Cádiz una edición marcada por la incertidumbre postcovid, el mantenimiento de lo iberoamericano y la búsqueda de nuevos territorios escénicos

Miguel Oyarzun e Isla Aguilar posan esta misma semana  en el ECCO, lugar desde donde preparan el FIT de Cádiz.

Miguel Oyarzun e Isla Aguilar posan esta misma semana en el ECCO, lugar desde donde preparan el FIT de Cádiz. / Julio González

Miguel Oyarzun e Isla Aguilar son los dos nuevos directores del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT). Con la complicada papeleta de gestionar la consolidada cita de las artes escénicas en medio de las amplias restricciones de seguridad y sanitarias, ambos ejercen ya como responsables de un festival que, por primera vez en 27 años, no sonará bajo la batuta de Pepe Bablé. Isla y Miguel hablan en esta entrevista, concedida durante su actual estancia en Cádiz, de sus primeras impresiones y certezas en la organización del próximo FIT. Lo hacen a una sola voz porque también piensan como uno solo.

–¿Qué será lo más difícil en la próxima edición del FIT?

–No sé si es difícil la palabra, la verdad. Yo creo que nos enfrentamos a un reto muy grande, que es la pandemia y la gestión de la incertidumbre. Queremos apoyar a un sector completamente debilitado en la prepandemia, un sector muy frágil que con la pandemia va a sufrir, está sufriendo ya, una crisis que es difícil de valorar hasta qué punto va a llegar el impacto. Tenemos que convivir en la gestión de la incertidumbre, y ese es el reto mayor. Por un lado, por toda la logística y por otro, de cara al público y de cara a mantener la seguridad. A los artistas y a los trabajadores, por supuesto, pero también de cara al público, porque es importante no solo transmitir seguridad, sino también transmitir la sensación de seguridad y dar la seguridad.

–Que el público esté convencido de que puede ver una función.

–Que esté cómodo y tranquilo, y disfrutando de la experiencia. Porque que el teatro es un arte muy presencial y requiere una implicación por parte del público distinta de otras artes, una implicación que necesita ese estado de tranquilidad de cara a estar relajado.

–La complicidad del público es fundamental. No solo en los espectáculos participativos, sino incluso con el silencio.

–Fundamental. Y en el propio estar juntos, estar todos juntos en un mismo espacio que en este momento es muy raro. Porque el Covid lo que nos está generando son como esos miedos a estar con gente que no conocemos. Y precisamente el teatro es todo lo contrario. Las artes escénicas apuestan por aunar, por congregar, por que estemos todos juntos. En ese sentido, el virus, aparte de que la enfermedad es terriblemente cruel, tiene el factor añadido de separar, de intentar romper, y para el teatro es muy dramático.

–No hay flujo comunicativo.

–Claro, la catarsis de la que hablaban los griegos, que es un elemento de presencia, eso solo se puede producir por un colectivo que esté junto. Es verdad que las medidas de seguridad que ya se están adoptando van a permitir que eso pueda ocurrir y que se pueda vivir el festival y atender los espectáculos de la mejor manera posible.

–¿Habrá que trabajar en dos programaciones alternativas?

–Sí, con los artistas estamos planteando tener varios escenarios posibles, y también versiones o propuestas distintas que se adapten a un escenario en que la presencialidad no sea posible. Nosotros vamos a luchar a nivel logístico por intentar traer grupos desde Latinoamérica, serán los menos; los más serán de España y del resto de Europa que parece, a día de hoy, que sí va a ser posible. No nos ponemos esa barrera, vamos a intentarlo, por lo menos dos o tres propuestas desde Latinoamérica. Pero sí que estamos hablando con los artistas de qué pasaría si... Cómo podríamos presentar una propuesta que fuera online, incluso hemos abierto la posibilidad, y hemos empezado las conversiones, de hacer un streaming con algunas piezas.

Dentro de la complejidad del momento, a la hora de hablar con los artistas y a la hora de imaginar el dibujo que queremos hacer este año de la edición, hay dos cosas que nos estamos encontrando que son preciosas: la primera es que todo el mundo es muy consciente de lo delicado que es el momento y de las ganas que hay de reactivarnos. Antes parecía que las pantallas estaban ocupando el lugar en nuestra vida cotidiana y hablábamos por ellas, y ahora que nos hemos visto forzados a relacionarnos a través de una pantalla, lo que queremos es volver a estar juntos. Pero es que desde el primer momento, con todos los artistas, las conversaciones están siendo muy fáciles porque hay esa voluntad de que pase y de encontrar la manera de que pase. Y eso nos parece de una generosidad absoluta por parte de todos los artistas con los que estamos conversando. Están apareciendo cosas bonitas.

–Pese a todo, imagino que el objetivo será que lo iberoamericano siga sustentando el festival.

–Por supuesto. Como explicamos en la presentación, está esa idea inicial de centrarnos en la diáspora de artistas latinoamericanos que residen en España o en el resto de Europa, y que da la casualidad de que para esos artistas la puerta de entrada ha sido el FIT. Pero luego, obviamente, Latinoamérica estará presente a través de lo presencial, para lo que estamos buscando cómplices con el Festival de Otoño, con Temporada Alta, con el Reina Sofía..., para ver cómo se puede hacer entre todos, para que unamos fuerzas para que eso pase. Y si no puede ser de forma presencial, pues virtual o en los formatos que se nos están ocurriendo.Luego están las compañías españolas, pero nos parece muy importante poner el foco en las que están trabajando con un vínculo con Latinoamérica, ya sea por la temática, la poética, por el repertorio. Y hay propuestas de Portugal.

–Citaron en la presentación a Sanchís Sinisterra, que fue un breve pero prestigioso director del festival. En la rueda de prensa estuvo Pepe Bablé y queda Juan Margallo. Buena herencia.

–Hemos hablado con los tres, y con Petra. A Sanchís lo conocemos de hace tiempo, y es como un referente, un maestro. Le llamamos y le contamos. Con Juan y con Petra, también, y con Pepe, absolutamente necesario. La idea, de hecho, es que vengan los tres al festival. Nos gustaría porque somos muy conscientes de que estamos en un momento en el que el mundo ha cambiado desde que empezó el festival, y creo que las tres direcciones anteriores tienen muy claro que el festival, ahora mismo, tiene que buscar otro lugar en este mundo. Queremos traerlos porque está claro que la herencia que nos han dejado es una herencia maravillosa, y lo que es el FIT es gracias a esas tres visiones que han sumado. Y nos parece que hay que recoger esas tres visiones, ese legado, pero también somos muy conscientes de que el mundo es otro y de que hay que reorientar el FIT, reorientar determinadas cosas, y queremos que nos ayuden. Tenerlos y hacer ese laboratorio de pensamiento de hacia dónde hay que reorientar el festival para que siga teniendo la presencia, que es fundamental, de Cádiz en relación con Latinoamérica y con Europa.

Hablábamos con una persona con la que vamos a colaborar en el festival y nos decía que no hay mejor enclave que Cádiz para que sirva de puente entre Europa y Latinoamérica y, además, en el contexto del Mediterráneo. Es un lugar estratégico por su localización y por su historia. Y Cádiz también porque la ciudad es única, muy teatral. La conocíamos como turistas pero no con los ojos del que va a organizar un festival. Veníamos con la idea de utilizar la ciudad como escenario, pero con nuestros paseos diarios estos días, estamos cada vez más enamorados y más reforzados en la idea de que Cádiz es, además, un escenario perfecto para hacer un festival ad hoc. Incluir propuestas hechas para la ciudad y que tengan la ciudad en cuenta.

–En los últimos años, producciones de Cádiz han inaugurado el FIT. ¿Qué papel tendrán este año los grupos gaditanos?

–Estamos pulsándolo dentro de esa mirada de laboratorio, que nos parece que hay que probar cosas nuevas. Efectivamente, el arranque del festival va a tener participación de Cádiz, de la ciudadanía, en una forma de experimento. La idea de incluir la ciudad no solo tiene que ver con la ciudad como lugar de escenificación de los trabajos, sino que también nosotros concebimos los festivales culturales con un arraigo en el tejido y en el territorio. Nos parece muy importante desarrollar más ese lado, y más siendo los dos de fuera de Cádiz. Hay que buscar unas vías, una porosidad para enganchar con la ciudad.Y somos muy conscientes de que estamos con una sombra alargada de unPepe Bablé que lleva muchos años dirigiendo el festival y que es de aquí, una sombra en el buen sentido de la palabra, como un cobijo bonito, como la sombra de un ficus de esos maravillosos que tenéis por la ciudad. Para nosotros, eso es un Pepe Bablé. Y dentro de eso, tenemos que encontrar estrategias para generar esos vínculos con la ciudad y, también, ser Isla y Miguel. Y eso es un reto.

A nosotros nos interesan mucho los trabajos que se implican con la ciudadanía y trabajan con la ciudadanía en la creación artística. Y los artistas contemporáneos trabajan mucho con personas no necesariamente vinculadas al mundo artístico, para hacer un trabajo de ida y vuelta. Hay varias propuestas que van en esa línea de trabajar en colaboración con la ciudadanía.

–Llegan con la fama de revolucionar los espacios, como ocurrió en Conde Duque. ¿Qué les han parecido los espacios de la ciudad?

–Las posibilidades son infinitas. Cuando llegamos a Conde Duque, nos encontramos con un centro maravilloso, un espacio con muchísima capacidad para que pasaran cosas y nos parecía que había que habitarlo. Cádiz está habitadísimo, tiene vida a tutiplén, es un pulso permanente.Nos parece que hay espacios maravillosos que vistos con mirada de artistas pueden cobrar otro sentido. Son esos juegos con los que queremos revisitar la ciudad, verla desde otras miradas, incorporar miradas de fuera.

–Alguna revolución va a haber aquí entonces.

–Bueno, no sé si revolución. Este año va a ser una revolución tranquila. Como potencial, es una ciudad que tienen una gran riqueza de espacios. Sí podemos adelantar que habrá paseos, entre uno y tres espectáculos que serán paseos por la ciudad.

–¿Más allá de pasacalles?

–No serán pasacalles, serán paseos o bien con auriculares o bien con un actor o actriz llevando a un grupo de gente o bien otros formatos originales. Están los teatros que nos parecen preciosos y que cada uno cumple una función muy clara que vamos a aprovechar, y las plazas y tal, y luego hay espacios no convencionales, que no han sido teatrales y eso nos gusta mucho. Y también habrá espectáculos de formato clásico en calles y plazas. Dependiendo de la normalidad del momento y de los aforos. Tenemos que trabajar entre la proyección y la realidad.

–En Conde Duque, su salida se produjo con un conflicto político. En Cádiz, en el Patronato, hubo una abstención al nombramiento: la de la Junta de Andalucía.

–Nosotros somos profesionales y venimos a hacer el trabajo que sabemos hacer. En Madrid, en Conde Duque, creo que hicimos un gran trabajo cuyo final fue muy feo y duro. Y aquí estamos muy ilusionados de volver como profesionales a lo que sabemos hacer. Y la política, política es; y la cultura, cultura es.

–En fútbol, a veces, cuando un entrenador firma por equipo lo hace por una temporada con opción a otra si los resultados son magníficos. ¿Qué va a pasar con estos dos entrenadores?

–Bueno, yo creo que hay que esperar a ver. Nosotros estamos muy convencidos de un sistema de concurso al que pueda optar todo el mundo, y aquí ha habido unas circunstancias excepcionales que cualquier persona entiende. Si se iba a hacer un concurso, no hubiera habido festival por la pandemia. Y la fórmula encontrada es muy legítima. Y el año que viene, ya veremos. A título personal, una vez que te pones a hacer un trabajo de estos, empiezas a ver distintas posibilidades. Este año no, pero otro... Estamos todo el rato con ese deseo. Pero hay que pasar por un concurso.

–Pero la intención primera no es venir solo por un año.

–Hombre, por nuestro lado... Sí que creemos que los proyectos culturales, para que realmente calen en la ciudad, en el tejido, tienen que plantearse a medio y largo plazo. Este año nos parece un reto bonito reactivar en un momento necesario. Es un año para abrir una serie de líneas en la programación que apuntan hacia dónde podría ir en un futuro el festival si lo dirigiéramos nosotros. Pero somos muy conscientes de que se nos ha contratado para hacer este festival. Todo lo que venga después, bienvenido sea. Tenemos muy claro que venimos a hacer este año.

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