Hace exactamente 27 años que el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT) no contaba con dos personas al frente de la dirección. Fue en 1993 cuando se hicieron cargo del festival, tras la última edición de Juan Margallo, el dramaturgo valenciano José Sanchís Sinisterra y el gaditano Pepe Bablé, quien se quedó solo al frente del FIT desde 1994 tras la retirada del autor de 'Ay, Carmela'. Y en este 2020, exactamente 27 años después, otra vez la responsabilidad del FIT recaerá en dos personas: Miguel Oyarzun e Isla Aguilar, encargados de organizar un festival de transición que, como primera novedad, se celebrará durante dos semanas, del 23 de octubre al 8 de noviembre.

Los nuevos directores, elegidos solo para esta edición a la espera de que un concurso público determine los responsables de los próximos años, han sido presentados esta mañana de manera oficial ante los medios de comunicación en un acto que se celebró sobre el escenario del Gran Teatro Falla y que contó con la participación de la concejala de Cultura, Lola Cazalilla; el subdirector general de Teatro del Inaem, Fernando Cerón, y el responsable de las últimas 27 ediciones del festival, Pepe Bablé.

Tanto Isla Aguilar como Miguel Oyarzun se mostraron "ilusionados" ante el reto de dirigir "un festival con una trayectoria tan sólida. Es una responsabilidad enorme". Ambos, como antes explicaron Lola Cazalilla y Fernando Cerón, se hacen cargo de un festival muy incierto cuya celebración se tendrá que adaptar a las normas que rijan en el próximo otoño, tanto de aforo como de seguridad en función del desarrollo de la epidemia de coronavirus. Esa es, de hecho, una de las razones que hará que el FIT recupere su formato de larga duración, que el recorte presupuestario fue reduciendo con los años, y se prolongue dos semanas, un plazo que facilitará la programación de los espectáculos e, incluso, que algunos de ellos pueda ofrecer, con todas las garantías, más de una función.

Uno de los grandes inconvenientes de la próxima edición del FIT será contar con grupos latinoamericanos procedentes de un continente que, para esas fechas, puede que aún esté viviendo de lleno con la epidemia y desde el que, por tanto, no será posible viajar.

Pero la intención de los directores, al menos la mostrada en el acto de esta mañana, es que el festival no pierda su carácter iberoamericano, el que precisamente le ha dado entidad y empaque desde su fundación. Por ello, Oyarzun y Aguilar manejan la alternativa de contar con grupos latinoamericanos que residan en España o Europa, presentar compañías españolas en cuya temática escénica tenga relevancia Latinoamérica y "mirar a Portugal" como un país que puede también aportar esa mirada iberoamericana. Sin descartar, por supuesto, el formato online con el que se podrán mantener talleres, encuentros e, incluso, presenciar algún espectáculo cuyo formato se pueda adaptar a la 'nueva virtualidad'.

Por lo demás, los nuevos directores avanzaron algunas líneas de un proyecto que, como suele ser habitual cada año en el FIT, tiene previsto combinar los espacios cerrados con los espacios públicos y las calles y plazas de Cádiz. 

Miguel Oyarzun e Isla Aguilar, que mostraron su compromiso de contar con el equipo humano que ha trabajado en las últimas ediciones del festival, pretenden que este FIT de transición sirva para "dar valor" a lo que significa el certamen pero, también, para "reflexionar hacia dónde puede dirigirse el festival en el futuro". Responsabilizados este año del FIT por contrato directo, tanto Cazalilla como Cerón reafirmaron el compromiso del patronato del FIT de convocar para la edición de 2021 un concurso público para elegir a los futuros responsables del festival.

Pepe Bablé, por su parte, agradeció la invitación recibida para participar en la presentación de sus sucesores, destacó de manera expresa el apoyo recibido por el FIT de parte del Inaem y, en concreto, de la propia persona de Fernando Cerón, y deseó "mucha suerte" a Aguilar y Oyarzun en una nueva etapa para la que ofreció su colaboración y ayuda si desean contar con su "pequeña experiencia".