La periodista e historiadora Alicia Vallina (Pola de Siero, Asturias, 1976) vuelve a novelar la biografía de una  de las mujeres extraordinarias del siglo XVIII. Si en su primera novela, Hija del mar (Premio Ciudad de Pozuelo de Alarcón 2021) relataba la vida de Ana María de Soto, la cordobesa que se hizo pasar por hombre para alistarse en la Armada, en La criolla del Amazonas (Plaza y Janés) recrea el periplo de Isabel Gramesón, la primera europea en recorrer la selva ecuatoriana.

Ambas protagonistas, comenta Alicia Vallina, son “mujeres de carne y hueso, con los mismos miedos, dolores, angustias y sueños que podemos hoy tener cualquiera de nosotros. Mujeres corrientes que, en un momento dado de su vida, toman una decisión que las convierte en únicas. Eso tienen en común Ana María de Soto e Isabel Gramesón –continúa–. También que son capaces de vencer sus miedos, afrontar las situaciones que la vida les depara y luchar por lo que aman”.

El de Gramesón no es un nombre muy conocido ni siquiera dentro de la historiografía donde, además, se la cita con el apellido del que sería su futuro marido. Así aparece, por ejemplo, en la vidriera con su efigie que se conserva castillo d´Igny. Y así la menciona Julio Verne en su novela La jangada, 800 leguas por el Amazonas, publicada en 1881. Alicia Vallina llega a la historia a través de las cartas de Jean Godin contando toda la peripecia que publicó, de modo póstumo, un amigo del interlocutor, Charles Maria de la Condamine. 

Vallina piensa que la figura de Isabel Gramesón se vio eclipsada por el contexto en el que se desarrolló: la expedición científica más importante de la Ilustración, que pretendía calibrar el meridiano. "Organizada por la Academia de las Ciencias de Francia, partió del puerto de La Rochelle en mayo de 1735, con la intención de saber si la tierra estaba definitivamente achatada por los polos o por el Ecuador -explica la autora-. La iniciativa estaba comandada por el ilustre Charles Marie de La Condamine y por Louis Godin, uno de los científicos más importantes de Francia, y que además fue director de la Academia de Guardiamarinas de Cádiz (de hecho falleció allí en 1760). Godin reclutó para la expedición a su joven primo Jean Godin des Odonais que, más tarde, se convertiría en el esposo de Isabel". 

Vidriera con el rostro de Isabel Gramesón en el castillo d´Igny, en Francia.

Esta, aunque sea un tanto colateral, no es la única, ni la principal, relación de Isabel Gramesón con el universo gaditano, "ya que era hija de Pedro Manuel Gramesón, que había nacido en Cádiz aunque su familia era de origen francés. Más adelante -prosigue-, se trasladó al Virreinato de Perú y conoció en Guayaquil a su esposa, la madre de Isabel, y después la familia se trasladaría a Quito. Hasta allí llegaría la expedición de La Condamie y Godin y allí Isabel conoció a Jean, se enamoró de él y se casaron. Por circunstancias dramáticas, ambos deben separarse pues Jean tiene que regresar a Europa. Tras mucho tiempo separados ella tomará la decisión más importante de su vida: adentrarse en la Amazonía para ir en busca de su amor".

Vallina, que ha sido directora del Museo Naval de San Fernando, reconoce que en este gesto no sólo había valentía sino, también, una dosis de inconsciencia "que, debido a las circunstancias y sin nunca proponérselo, la convirtió en la primera mujer en atravesar parte de la Amazonía ecuatoriana en 1769. Una hazaña épica a la altura de las grandes gestas". 

Para seguirle los pasos a Isabel Gramesón, Alicia Vallina se trasladó a Ecuador, recorriendo muchos puntos con un guía nativo, "Medardo Caisabanda, ex director de la orquesta de Quito, que me mostró la riqueza del país de norte a sur".   

Publicada hace apenas unas semanas por Plaza &Janés, La criolla del Amazonas ya va por su segunda edición. De todo ello, hablará Alicia Vallina esta tarde, a las 19.00 horas, en la sede del Ateneo Gaditano, acompañada del periodista Óscar Lobato.