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Negro sobre negro

Alexandre Escrivà: “Ambientar la novela en San Francisco no ha sido fácil”

  • El autor valenciano ha irrumpido con fuerza en el panorama de la novela negra con ‘El último caso de William Parker’

Alexandre Escrivà.

Alexandre Escrivà.

Alexandre Escrivá es una de las voces que han llegado con más fuerza al panorama editorial en los últimos meses. Su primera novela, El último caso de William Parker (Alfaguara) se ha convertido en un fenómeno de ventas. Esta semana hemos hablado con él para conocerlo más en profundidad.

–¿Desde cuándo lleva rumiando El último caso de William Parker?

–Concretamente, desde agosto de 2020. La idea de esta novela surgió justo después de terminar otra. Empecé escribiéndola siendo lo que se llama un escritor de brújula, pero me fui por las ramas y, cuando llevaba 270 páginas, me di cuenta de que la historia, tal y como estaba en ese momento, no tenía ni pies ni cabeza. No sabía cómo cerrarlo todo y decidí abandonarla. Le conté a mi pareja esa novela que no iba a escribir y le gustó tanto que me empujó a intentarlo de nuevo. De modo que la empecé de cero, me apunté a un curso de escritura de novela negra donde me dieron las herramientas necesarias para organizar mi trabajo, y pude terminarla. El proceso de escritura ha durado unos dos años, más o menos.

–Aunque dirigió su carrera hacia la música, siempre quiso ser escritor. ¿Pensaba que su primera novela iba a tener tan buena aceptación?

–Para nada. Uno sueña a lo grande, se imagina poder publicar en una editorial importante y que el lanzamiento del libro funcione muy bien, pero también es consciente de lo complicado que es conseguir solamente el primer paso. Siempre he tenido y tengo los pies en la tierra y nunca me hago demasiadas ilusiones. Cuando Alfaguara me dijo que iban a publicar mi libro lloré de emoción. Solo con eso yo ya había ganado. Pero la verdad es que está yendo genial, me llegan mensajes muy bonitos a diario y no tengo palabras para agradecer todo lo que me está pasando. Me siento un privilegiado.

–¿Qué le hizo situar la acción principal de la trama en San Francisco?

–Sobre todo, el hecho de salir de mi zona de confort, pues siempre había ambientado mis historias en Tavernes de la Valldigna, mi ciudad natal, y con esta quise hacer algo diferente. La primera imagen que me vino a la mente fue el Golden Gate Bridge de San Francisco, así que no lo pensé más: ya tenía la ambientación principal. Las dos subtramas de la novela, en las que se cuenta algo del pasado de los protagonistas, se desarrollan en Los Ángeles y en Tavernes de la Valldigna. Tanto el cambio de escenario como de narrador facilitaba la lectura para poder diferenciar los diferentes casos o tramas.

–Fernando, uno de los grandes protagonistas de la historia, es de Tavernes de la Valldigna, como usted. Simple coincidencia, imagino.

–La verdad es que de coincidencia tiene poco. Fernando ya había aparecido como personaje secundario en una historia anterior a El último caso de William Parker que no se publicó y, de algún modo, vi en él un potencial que debía explotar. Fue entonces cuando decidí darle más protagonismo y lo puse de camarero en San Francisco. No es el trabajo que a él le gustaría tener, ni la ciudad en la que desearía estar, pero la vida (o yo) le ha dado ese destino y tendrá que adaptarse como buenamente pueda. Por supuesto, escribir algo sobre su pasado en Tavernes de la Valldigna era necesario, para contextualizar el personaje, para mostrar su labor como periodista y describir ese lugar que tanto anhela. Además, relacionar San Francisco, Los Ángeles y Tavernes de la Valldigna en una misma historia me parecía algo muy original.

–¿Le ha costado hilvanar la novela en diferentes espacios temporales y localizaciones?

–Diría que ha sido una tarea ardua, tanto por la documentación como por la estructura. Yo nunca he estado en California y he tenido que pasar un sinfín de horas callejeando en Google Street View para encontrar el lugar idóneo para cada escena. En cuanto a los cambios de localización y tiempo (con sus respectivos cambios de narrador), era muy importante que la novela estuviese equilibrada y que cada capítulo estuviese en el lugar exacto. Eso sí, escribí todos los capítulos en el orden de lectura, sin separar las diferentes tramas. Ha sido todo un reto.

–Su novela tiene ingredientes de la novela negra más clásica. ¿Qué autores son sus preferidos?

–Me gustan muchísimos escritores. Empecé como lector apasionado con Carlos Ruiz Zafón y Agatha Christie. Más adelante aparecieron Joël Dicker, Pierre Lemaitre, Carmen Mola, Susana Martín Gijón, Mikel Santiago… Hay tantos buenos que me es imposible quedarme con unos pocos.

–Arranca su historia con la aparición de la cabeza decapitada de una chica y un cuerpo desnudo encadenado. No se anda con zarandajas para meter el lector en faena rápidamente.

–Me parece que no. Lo que suele caracterizar a la novela negra es su inmediatez. En general, estas historias empiezan con un crimen, sea del tipo que sea, y, a partir de ahí, se desarrolla toda la trama. Esto abre muchas preguntas: ¿quién es esa chica? ¿Quién le ha hecho eso y por qué? Los humanos somos curiosos por naturaleza y queremos saber qué ha pasado. Además, la sociedad de hoy en día demanda esa inmediatez de la que hablo. Lo queremos todo enseguida, estímulos constantes, y esta historia no te va a dejar descansar mucho. Al menos, eso es lo que he intentado.

–Cuénteme cómo consigue que una editorial como Alfaguara apueste por su trabajo.

–Me informé sobre esto de publicar y descubrí que era tremendamente complicado que una editorial grande se interesase por tu manuscrito, más aún si no habías publicado antes. Pero yo me considero una persona ambiciosa, en el buen sentido de la palabra. Como músico, sé por experiencia que, para ganar un concurso o una prueba de orquesta, debes pasar por muchos fracasos previos. Estaba acostumbrado a recibir un no por respuesta y, siendo realistas, tampoco tenía nada que perder. Así que, una vez tuve el manuscrito acabado, lo envié para probar suerte. Para mi sorpresa, al equipo de Alfaguara le gustó mi novela y quiso publicarla.

–¿Qué le gusta leer?

–De todo un poco, pero, como todos imaginarán, leo mucha novela negra. Siempre ha sido el género que más me ha gustado.

–¿Habrá más casos de William Parker próximamente?

–De momento, no. Estoy escribiendo otra historia que me tiene totalmente obsesionado ahora mismo, pero no aparecerán los escenarios de este primer libro ni tampoco sus personajes. Al fin y al cabo, soy un autor novel y no quiero que mis primeras novelas tengan un orden necesario de lectura. Me gustaría que los que lean El último caso de William Parker quieran leer la siguiente novela y los lectores que surjan con la segunda, que quieran leer esta. No obstante, la puerta queda abierta y, quién sabe, puede que veamos a los personajes de este libro en un futuro.

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