obituario

Adiós a la voz de Sinéad, la ráfaga de luz en lo oscuro

Escrito por

· Pilar Vera

Redactora

La cantante irlandesa, Sinéad O´Connor. La cantante irlandesa, Sinéad O´Connor.

La cantante irlandesa, Sinéad O´Connor. / D.C.

Era bellísima y su voz no se parecía a nada. A un pájaro recién enjaulado, quizá, luciendo todo su repertorio, los pequeños pulmones ardiendo, los agudos afilados, hirviendo de frustración. Hipnotizaba. Quizá por esos ojos, desmesurados de grandes, y la piel blanquísima y el hecho -sorprendente- de que siguiera siendo atrozmente guapa con la cabeza rapada. Y esas ropas de monje budista de luto. Y sus zapatones. O lo mismo era la voz de bardo, quién sabe qué era el gancho y qué la carnaza. Aquel vídeo -esa sesión de mesmerismo- y aquella canción -su versión del Nothing Compares 2U de Prince- le valieron la fama. Esto fue hace mucho, mucho tiempo, ni siquiera estaba tan cerca el cambio de siglo y ahora, justo ahora ambos están muertos.

El segundo álbum de Sinéad -aquel I Do Not Want What I Haven´t Got- fue el primero que escuché en tiempos de aguja. Y digo escuchar porque era un disco que no se podía bailar, y te obligaba a estar ahí, con la oreja pegada, llevada por esa voz de fuera del mundo, atenta. Teniendo en cuenta los muchos misticismos a los que fue saltando, creo que a ella le habría gustado. 

Su aparición en el mundo de la música era un imposible. A Sinéad la 'ojearon' mientras cantaba de adolescente por Dublín. Sufrió maltrato de pequeña y terminó en un centro dependiente de la institución de La Magdalena, de tenebrosa fama. Pero fue allí donde una de las monjas se fijó en ella, y le enseñó a tocar la guitarra. Su primer álbum, The Lion and the Cobra, de reminiscencias ochenteras, tuvo una buena acogida, pero nadie estaba preparado para el mazazo que llegaría con el Nothing Compares 2U. Durante una época fue la voz de moda en películas, versiones, colaboraciones.  

Pero Sinéad era nitroglicerina: no jugaba a ser agente provocador. En 1992, sólo un par de años después de su subidón espumoso, rompió una foto del Papa en 'Saturday Night Live' invitando a los espectadores a "luchar contra el verdadero enemigo". Denunciaba los casos de pederastia en la Iglesia. Un gesto -vemos ahora, incluso yo misma veía entonces- admirable dentro del continuo de boutades al que la irlandesa era aficionada. La mayoría no lo vio así. La abucheaban cuando salía a actuar, rompieron y quemaron sus discos y la práctica totalidad del mundo de la música le dio la espalda. Ya ven. 

En ese acorde, siguieron un puñado de discos de distinta factura que iban apareciendo, milagrosamente, dentro de una biografía fracturada. Parece que sufría trastorno bipolar y, desde luego, tenía una inestabilidad mental seria: varios intentos de suicidio, declaraciones incendiarias de las que luego se arrepentía, desapariciones. Cuatro divorcios, cuatro hijos, cuyas custodias se volatilizaron. Buscaba la salvación, la redención, el consuelo, con una saña barroca: saltaba de credo en credo. Se acercó al paraguas new-age de la madre universal -el título precisamente de uno de sus discos-, fue ordenada 'sacerdote' de una rama apócrifa del catolicismo. En 2018, se convirtió al Islam, cambió de nombre (Shuhada) y aparecía con hijab. 

Su carrera se fue construyendo, pues, a trompicones. Ráfagas de luz en mitad de lo oscuro. Entre sus trabajos más destacables, Sean-Nós Nua, una recopilación de canciones irlandesas "al viejo estilo", que no podía ser ortodoxo en su garganta y I´m Not Bossy, I´am The Boss, el último álbum completo del que tenemos noticia. La portada de ficción, con una Sinéad delgada, morena, cubierta de cuero negro y abrazada a una guitarra, estaba a años luz de la imagen que la cantante tenía entonces y era una bofetada sin mano a su penúltima polémica: una carta abierta a Miley Cyrus advirtiéndole de lo depredador de la producción musical con las mujeres que juegan a ser objeto. 

El año pasado, uno de sus hijos, Shane, se suicidó. Ella casi lo sigue después. Su último tuit antes de que transcendiera la noticia de su muerte decía esto: "He vivido como un no-muerto, una criatura de la noche desde entonces -desde el fallecimiento de Shane-. Él era el amor de mi vida, la lámpara de mi alma. Éramos un alma en dos mitades. Era la única persona que me amaba incondicionalmente. Estoy perdida en el bardo -en el limbo- sin él". También, enlaces a algunas canciones: Here But I´am Gone, How Can You Mend a Broken Heart.  

Aún no se ha hecho pública la causa de su muerte. Qué quieren que les diga: todas las historias irlandesas son tristes. 

Si la escuchan, su voz -esa garra en mitad de lo cristalino- nos sigue hablando.

 Seis canciones más allá del 'Nothing Compares 2U'

'YOU MADE ME THE THIEF OF YOUR HEART'. Canción que ilustraba la banda sonora de la película 'En el nombre del padre', de Jim Sheridan. Hay una versión con Bono.  

'You Made Me the Thief of Your Heart'

'HE MOVES THROUGH THE FAIR'. Versión del clásico irlandés, dentro del recopilatorio 'The Long Black Veil', firmado por The Chieftains. 

'He Moves Through the Fair'

'YOUR GREEN JACKET'. Uno de los temas de su último disco, publicado en 2014, 'I´m Not Bossy, I´m the Boss'. 

'Your Green Jacket'.

'YOU DO SOMETHING TO ME'. Versión del tema de Cole Porter incluida en el disco homenaje 'Red Hot + Blue', cuyos beneficios fueron a parar a la lucha contra el SIDA. 

'Yo Do Something To Me'.

'THE WOLF IS GETTING MARRIED'. Tema procedente del álbum 'How About I Be Me (and You Be You?)'. La expresión se refiere a la aparición de un trozo de cielo azul en mitad de las nubes. 

'The Wolf Is Getting Married'.

'SINGING BIRD'. Uno de los temas recopilados en el álbum que la artista dedicó a la música tradicional irlandesa, 'Sean-Nós Nua'.

 

'Singing Bird'.