La vendimia pisa el acelerador. La persistencia del viento de levante y las altas temperaturas de los últimos días ha aumentado el ritmo en las viñas que ya estaban en plena recolección y ha precipitado el inicio de la actividad en los pocos lagares que aún no habían entrado en funcionamiento.

Los productores tratan de evitar así que la uva pierda peso, factor fundamental en el Marco de Jerez, donde la cosecha se paga por kilos y no por calidad, de ahí las prisas de las últimas horas, más aún después de que los últimos sondeos realizados por el Consejo Regulador, aunque aún incompletos -faltan, fundamentalmente, los pagos costeros- apuntan a una reducción de la cosecha, desde el 25% inicialmente previsto a cerca del 15%.

Según la nueva estimación realizada por la institución jerezana del vino, hay que insistir en que falta comprobar la evolución en algunas zonas, la producción final de la presente campaña alcanzaría un máximo de 65 millones de kilos frente a los 57 millones con los que cerró la vendimia anterior, pero se aleja de la previsión de hasta 75 millones de kilos anunciada antes del inicio de la campaña y similar a la registrada en 2015.

Ayer se confirmó que ya están activos la mayoría de la treintena de lagares inscritos en la presente vendimia, entre ellos todos los grandes salvo el de la cooperativa sanluqueña de La Caridad, que el viernes anunció el inicio de las labores de molturación a partir de mañana.