Las vacaciones supervivientes

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Sin fechas ni destinos cerrados: el coronavirus ha propiciado el alza en la venta de caravanas

La provincia, una de las que más demanda registra, apenas ofrece opciones para este tipo de actividad, señalan los usuarios

El pasado mes de junio, las ventas de este tipo de vehículos aumentaron un 20%.
El pasado mes de junio, las ventas de este tipo de vehículos aumentaron un 20%. / Carlos Gil

Es la forma de viajar más elástica. Sin fecha ni destinos cerrados. También es, si uno lo desea, la que proporciona más independencia social. No tienes por qué relacionarte con otros grupos, si no quieres. Y tu espacio es tu espacio, único, unívoco: tu almohada, tu cama, tu mesa.

Con el verano rutilando, tras las miserias del confinamiento, el negocio de autocaravanas, caravanas y campers se disparó. Según datos de la Asociación Española de la Industria y Comercio del Caravaning (Aseicar), el pasado mes de junio las ventas de este tipo de vehículos en nuestro país alcanzaron un 20% más que el mismo mes del año pasado, con la matriculación de 1208 unidades.

Destino apetitoso siempre, en verano la provincia es la niña bonita de los caravanistas: una afición que, en zonas de litoral, va no pocas veces ligada a otra, el surf y los deportes acuáticos. “Al final, para moverte con las tablas, es lo más cómodo”, comenta Antonio Moguer, usuario de camper desde 2014: “En principio, la cojo todos los fines de semana y mi campamento base es El Palmar”. A las excursiones con las tablas se une su hijo. Para él, lo esencial de este tipo de desplazamiento es la “libertad máxima: sin reservas, programas, si nada que te limite”.

Organizar viajes durante todo el año es una de las prácticas más comunes en las distintas asociaciones de caravanistas, como Aire Libre Cádiz, en El Puerto. “En temporada baja, cuando vamos a los campings, podemos ser grupos de más de cien caravanas”, comenta José Carlos. Muchas veces, en invierno, es este tipo de turismo el que le da una válvula de oxígeno a un lugar. Los caravanistas consumen en los locales, programan excursiones y actividades, practican distintos deportes o turismo de naturaleza y aventura. Y, a pesar de todo, se lamentan, es un turismo que “no cuenta, que está asociado a la mala imagen”.

“Nadie parece tener en cuenta que, quien tiene un vehículo de este tipo, ha hecho un desembolso grande. Está dispuesto a gastar dinero –apunta Antonio Moguer–. Suele ser un colectivo interesante para una zona, muy activo, familiar, la mayoría de usuarios, con más de 40 años”.

Una autocaravana de las más económicas puede salir por unos 60.000 euros. Una caravana pequeñita, por 15.000 euros.

“No tiene nada que ver con una furgoneta y un colchón. Es un hobby bastante caro. En el círculo de amigos, casi todos se mueven así. Es un error lo que están haciendo algunos ayuntamientos porque en invierno, por ejemplo, lo que nutre de turismo a El Palmar es este tipo de movimiento, que rompe la estacionalidad”, prosigue Moguer que indica que, precisamente este año, se están encontrando con más controles y limitaciones.

A finales de julio, 180 vehículos fueron denunciados por pasar la noche en el Parque Natural del Estrecho. Esta semana, 83.

A finales de julio, 180 vehículos fueron denunciados en la zona de Tarifa por pasar la noche dentro de los límites del Parque Natural del Estrecho. Esta semana, la Unidad de Policía Adscrita, agentes de Medio Ambiente, Guardia Civil y Policía Local registraron 83 actas de denuncia contra los responsables de autocaravanas, furgonetas y otros vehículos adaptados para pernoctar. Las autoridades se acogen a la normativa del Parque Natural, que prohíbe el estacionamiento durante la noche excepto en lugares explícitamente autorizados.

Las cifras de pernocta y estacionamiento ilegal indican, para los caravanistas, que esta provincia es una zona de alta demanda de este tipo de turismo, pero con una muy escasa oferta. En la provincia, según recoge el informe elaborado por la Asociación Autocaravanas Campers Cádiz, hay cuatro áreas municipales destinadas al caravanismo: Castellar, El Bosque, Olvera y Piletas (Sanlúcar). A nivel nacional, sin embargo, entre 2008 y 2020 el número de áreas específicas para este tipo de vehículos pasó de 68 a 1000 –no está mal, aunque en Francia y Alemania cuenta con 6.000, e Italia, con 4500–.

“Parece que de Despeñaperros para arriba lo han captado. Igual que en Portugal”, indica Antonio Moguer. “La verdad es que estamos un poco a la cola de Europa respecto a este mundo”, continua José Carlos, que también pone como ejemplo a Portugal: “Mucho más avanzado en el tema de actividades, normas, restricciones... Aquí está todo restringido, todo está mal visto, hay más inseguridad respecto al tema de los robos, por ejemplo, y para colmo se entiende esta actividad como una especie de asentamiento. Andalucía –prosigue– es una de las zonas más demandadas, y las áreas que hay tampoco tienen acondicionamientos muy buenos”.

En El Palmar, si quieres vaciar tus aguas grises o negras, te tienes que ir a diez kilómetros –señala Teresa Canals, desde la Asociación de Autocaravanas Campers Cádiz–. No creo que todo el mundo lo haga. Tampoco digo que esté bien. Y la gente no está contenta pero es un sitio muy de moda, y se sigue acudiendo”.

“Nosotros solíamos ir a un chiringo, también en El Palmar, que permitía la estancia –apunta Moguer–. Pocas veces se ven actuaciones incívicas, pero ellos llevan años, sin éxito, pidiendo una licencia para poner un parking”.

Otra cuestión son los campings: en verano, encontrar plaza es como ver un unicornio. “Y tienen precios disparatados: la noche con la furgoneta te sale a cuarenta euros”, indica Canals.

Y luego está la diferencia entre estacionamiento y acampada: “En principio, la DGT me dice que puedo aparcar donde lo hace cualquier otro vehículo”, prosigue Teresa Canals. La acampada, por otro lado, implica ocupar espacio más allá de los límites del propio vehículo:abrir extensiones, claraboyas, poner una mesa fuera... “Pero en Conil hace tiempo ya que está totalmente prohibido estacionar autocaravanas en todas las playas –añade Antonio Moguer–. En Zahara de los Atunes, tampoco;en la playa de Valdevaqueros, en Tarifa, tampoco... Es una situación que está en una zona gris y que no se regula de forma unitaria para toda España. ¿Por qué no se establecen los límites de lo que es acampada ilegal y se sanciona a quien ensucia o los incivicos?”.

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