Los solares y fincas abandonados, a la orden del día en el centro

La imagen que ofrecen a ciudadanos y visitantes los numerosos solares y fincas abandonados que jalonan el centro de la ciudad no es, en absoluto, la más adecuada para una ciudad que quiere vivir del turismo. Una finca ubicada en el número 32 de la calle Larga, justo enfrente de uno de los hoteles más conocidos de la ciudad, el Monasterio de San Miguel, es un buen ejemplo de esta situación. El inmueble, propiedad de una promotora que pretendía rehabilitar la finca, ha sido una de las víctimas del parón inmobiliario que afecta al sector y a la espera de mejores tiempos, se ha ido deteriorando a pasos agigantados. Toxicómanos e indigentes han tomado la casa y entran y salen a sus anchas, con restos de comida en la casapuerta y multitud de enseres que doto tipo que los eventuales moradores de la finca van acumulando de uno y otro sitio.

Desde el área de Urbanismo dicen al respecto que ya han actuado, ya que están tratando de dar con los propietarios para que cierren la finca. A simple vista, la única medida que se ha adoptado tras el incendio que sufrió la casa el pasado mes de julio ha sido poner una valla de obra frente a la fachada.

Otro ejemplo de abandono está también muy cerca, entre las calles Larga y Caldevilla, con un solar que lleva años sin cerramiento y que, aunque de forma parcial se utiliza como aparcamiento, presenta una vegetación salvaje que es nido de ratas y presenta también peligro de incendio.

El grupo socialista cifraba recientemente en 150 el número de solares abandonados en el centro de la ciudad, una cifra muy alta en un conjunto declarado Histórico Artístico y que se podría recortar simplemente con la aplicación de una ordenanza municipal de solares, de momento sin aprobar.