Provincia de Cádiz

El pueblo que importa oposición

  • El PP mantiene la liturgia electoral en la población más pequeña de Cádiz, Villaluenga, con candidatos cuneros

Villaluenga del Rosario, un pueblo clavado en la serranía de Grazalema, muy cerca de Ubrique, tiene mucha historia y pocos habitantes. 479 para ser exactos, 8 por kilómetro cuadrado. La prueba de tanta historia y tan poca población está aquí, en el Ayuntamiento, un casón histórico coronado con un escudo y que alberga el arca de las siete villas, lo que fue una gran caja de caudales de madera que guardaba el dinero de todos estos agrestes parajes que miraban a Ronda allá por el siglo XVII. Villaluenga, entonces, era el epicentro de esta sierra. Y este Ayuntamiento cuenta con doce empleados, uno por departamento, y siete concejales, lo que no deja de ser el 2% de la población, para gestionar 2.700.000 euros, lo que supone que a cada villalueguense le corresponderían al año 5.636 por cabeza.

Porque Villaluenga ahora es un pueblo rico, o eso podría entenderse de un municipio tan raro que cuenta con una deuda que se podría calificar de doméstica (60.000 euros) y que le cobró un impago al Ayuntamiento de Ronda del siglo XIX que se convirtió en una finca que da corcho y ganado. Así fue. Ronda le debe el célebre puente sobre su tajo a Villaluenga. Bueno, ya no, porque Villaluenga se lo cobró con tierras. Sí señor, estos 479 habitantes que tienen tres importantes industrias queseras, del queso payoyo; que tienen hoteles, bares y turismo; que cuentan con una plaza de toros por la que han desfilado todos los grandes menos José Tomás; que ha tenido macroconciertos de Isabel Pantoja y Alejandro Sanz; que acoge cada año a 20.000 personas en su feria del queso; que tienen rocódromos, piscina y pabellón cubierto... tienen además tierras. Lo que estos 479 habitantes no tienen son elecciones con emoción.

Su alcalde es Alfonso Moscoso, del PSOE, un hombre joven, de 38 años, doce de ellos en la Alcaldía. Va contando la peripecia reciente de Villaluenga mientras enseña el pueblo. El paseo es sobre un coqueto empedrado que hace tres legislaturas era la vereda que separaba las casas; puede beberse agua en fuentes con grifos decorados con animales de bronce -aquí no se conoce la palabra vandalismo-, lo que hace unos años era una quimera, porque el agua de una de las zonas más lluviosas de España se perdía por los huecos subterráneos de una villa construida sobre grutas; los 32 niños del pueblo juegan en la plaza del pueblo, que es el patio del recreo, cuando antes la amenaza era la despoblación. Moscoso, que es de Villaluenga pero que de niño se fue a estudiar a Jerez, está contento de haberle dicho que sí a Alfonso Perales cuando éste fue a buscarle para rejuvenecer un lugar destinado a la desaparición. "Mi tarea era poner a Villaluenga en el mapa porque cuando yo llegué a Villaluenga no lo conocían ni los vecinos".

Con todo esto no parece que sea necesario pasar aquí por la liturgia electoral, pero Moscoso no renuncia a ello. "Hacemos un mitin, visitamos una por una las 182 casas explicando el programa y colocamos 150 carteles". Además, el PP tiene el detalle de presentar candidaturas para que haya competencia. "En las anteriores elecciones el PP sacó un concejal, un chico de Jerez, un periodista muy majo, aunque le vimos poco porque sólo venía a los plenos. Y aquí los plenos son cada tres meses", cuenta Moscoso.

Para conseguir ese concejal, el PP obtuvo 53 votos. "Sí, sé quiénes son por lo menos 50 de ellos". De ese modo se rompía con el tradicional 7 a cero de la composición municipal. Quizá sea por eso que el PP se ha vuelto a animar y ha elaborado una lista encabezada por una ex concejal de Téofila Martínez en Cádiz, Adela Fernández, y, aunque no ha conseguido llenar todos los reservas, ha convencido a algunos villaluenguenses que se han prestado a la ceremonia de algo parecido a una campaña electoral. Bien es cierto que, según Moscoso, sólo uno de ellos vive en el pueblo.

Moscoso desmitifica esta plácida forma de hacer política. "La gente pensará que es más sencillo en un pueblo pequeño porque conoces a todo el mundo, pero precisamente por eso si cuatro días antes de las elecciones te levantas con el colmillo retorcido te has jugado las elecciones y ni fuentes, ni adoquinado, ni nada de nada". "¿Como los 53 de hace cuatro años?" "Bueno, tampoco es eso. Cada cual que vote a quien quiera, aunque no le conozca de nada".

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