El portuense Antonio Torres presenta su último invento
Es una plataforma de hormigón empotrada en el suelo que facilitará la carga y descarga
Una rampa para cargar y descargar camiones es el último invento del portuense Antonio Torres. La novedad de dicha plataforma reside en que va empotrada en el suelo. Su experiencia como transportista, su profesión habitual, llevó a Antonio a poner en marcha este sistema que está pensado para utilizar y recoger sin generar problemas de espacio y que puede instalarse en sitios como las puertas de las naves industriales. Este invento del que el portuense posee la patente mundial consta de un muelle de hormigón, una bomba y una botella hidráulicas y posee de 12 a 13 metros de envergadura. Su precio ronda los 18.000 euros y su creador asegura que ya se han interesado por él cinco empresas catalanas, el Ayuntamiento de Puerto Real e incluso tiene contactos en San Francisco.
Pero la elevadora no es el único invento de Antonio. El transportista lleva 25 años inmerso en este mundo, se ha presentado a diversos certámenes y ha ganado varios premios. Según explica la afición le viene desde pequeño cuando trataba de investigar el funcionamiento de todo tipo de maquinaria. Estudió algo de electrónica, se llevó varios años trabajando como electricista y sabe algo de mecánica. Su tiempo libre lo aprovecha en darle vueltas a su imaginación en el sótano de su casa, donde tiene sus herramientas de trabajo, y dice que lo primero que se debe tener claro a la hora de crear algo es conocer el problema, porque "si no conoces el problema no puedes solucionarlo". Una vez que se tiene claro esto, "hay que dejar que se desarrolle la idea" y por supuesto hay que investigar si lo que tienes en mente está ya inventado o no.
Entre sus inventos se encuentran los conocidos patines en línea o el peine tinte, un peine con un cómodo aplicador incorporado para hacer de esta actividad algo más fácil. "Son inventos sencillos que benefician a todo el mundo" explica Antonio. Quien también asegura que la parte negativa de todo esto son los impuestos que los inventores tienen que empezar a pagar nada más patentar el producto y que él considera "una equivocación", porque estás pagando por algo que todavía no has puesto en venta y por lo tanto, no has rentabilizado".
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