Los propios trabajadores de los hospitales de Pascual conocen al dedillo el nivel de actividad habitual existente en sus centros sanitarios, así que a la vista de que muchos de ellos observan "inquietos" cómo disminuye la actividad que debía llegar derivada desde la sanidad pública ponen ya sus barbas a remojar.

Ya hace unos meses, cuando la Junta quiso hacer ver que todo había vuelto a la "normalidad" se iniciaba una situación que representantes sindicales de la empresa califican como de "asfixia laboral" que "pronto podría dar como resultado nuevos despidos, e incluso problemas con las nóminas", aunque este extremo quedó, de momento, del todo descartado por la propia dirección de la empresa Pascual.

Han sido varios los lectores que en los últimos días han contactado con este periódico para expresar su inquietud, basada en ocasiones "no sólo en temores sino en hechos" de que el verano y el próximo otoño podría traer consigo situaciones críticas para una buena parte de las plantillas de los distintos hospitales que Pascual mantiene en la provincia de Cádiz y el Blanca Paloma de Huelva.

Fuentes cercanas a Pascual afirman que es áun pronto para hablar de que peligren las nóminas, dado que una buena parte de sus centros sanitarios, en torno al 50% de sus servicios, se mantienen gracias a las atenciones que llegan de la mano de las diversas compañías de seguro que trabajan con Pascual, sobre todo Asisa, Sanita o Adeslas u otras muchas mutuas que siguen confiando pacientes a la firma gaditana.

Por contra, las mismas fuentes aseveran que son los propios trabajadores los que temen que esa "asfixia que impulsan desde la Junta de Andalucía" termine por afectar seriamente al sistema y acabe por "desmoronar la empresa, con los cientos de despidos que esto podría conllevar".

"La propia plantilla observa como vencen contratos que hasta no hace muchos se renovaban casi de manera automática por necesidades del servicio", comentan desde la empresa Pascual. Destacan puntualmente los hospitales de San Rafael de Cädiz, Santa María de El Puerto o el Blanca Paloma, de Huelva, en los que los propios trabajadores ven que "cada día hay menos faena".

La situación actual, según la empresa, es que ahora "se vive una conflicto" con la Administración, que hizo una modificación unilateral que nosotros no admitimos y eso está creando un cierto problema de tesorería en la empresa porque ellos no están pagando. Sin embargo, seguimos manteniendo los servicios abiertos para toda la población".

Cabe recordar que este conflicto volverá a recrudecerse nada más pasar el verano. En septiembre se espera que la Junta y la empresa Pascual vuelvan a sentarse alrededor de una mesa de negociaciones en la que habrá que replantear los términos del concierto entre la Administración andaluza y la firma Pascual.