Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Provincia de Cádiz

Los planes para el desarrollo de Cádiz que se quedaron en el papel

Salida de trabajadores antes del cierre de la Tabacalera en Cádiz.

Salida de trabajadores antes del cierre de la Tabacalera en Cádiz. / Román Ríos

En 1972 el astillero de Puerto Real se convirtió en el mayor de España y en uno de los principales de Europa, tras un proyecto con el que creció un millón de metros cuadrados, se construyó construcción un inmenso dique seco y se habilitó la factoría para construir barcos de hasta un millón de toneladas.

La que iba a ser la joya de la corona de la industria en la etapa final del franquismo, se topó con la crisis del petróleo y el hundimiento de la economía, especialmente duro en España que andaba con los pies de barro.

Ahí empezó la gran crisis industrial de la Bahía de Cádiz de la que aún no hemos sido capaces de salir. Una crisis que se llevó por delante a empresas señeras del sector público, como la Tabacalera y Construcciones Aeronáuticas y casi provoca el cierre de los astilleros, hoy en franca recuperación.

Cierres que provocaron, especialmente en los años ochenta, importantes conflictos laborales en la Bahía, hasta el punto de provocar un ataque a la sede del PSOE en la gaditana plaza de España en 1995, que estuvo a punto de salir ardiendo cuando el entonces gobierno de Felipe González, anunció el cierre de la factoría naval gaditana.

El boquete que provocó en todo este proceso de reestructuración industrial, (que solo entre 1984 y 1992 provocó la pérdida de cerca de 10.000 empleos en la Bahía, tanto en el sector público como en la industria auxiliar), tanto en clave económica como social se intentó solventar mediante una serie de planes especiales.

Fue una auténtica sopa de letras, con planes que venían a sustituir a los predecesores, tras el fracaso de los primeros.

La primera ayuda llegó tras la firma de los Pactos de la Moncloa en 1977, que firmaron todos los partidos políticos (en una época de nuestra historia donde el bien común estaba por encima de ideologías) y que mandó a Cádiz 6.000 millones de pesetas de la época. Mucho dinero, que tapó agujeros y evitó despidos pero que no solventó el problema del modelo económico de la provincia.

Así, que cuando Felipe González arrasó en las urnas en 1982, sus ministros económicos emprendieron una limpieza industrial que tocó de lleno a la Bahía.

Amenazas de cierre, bronca en las calles

Despidos, amenazas de cierre y más despidos respondidos con huelgas y altercados callejeros. Los de cierta edad aún recuerdan como en algunos barrios se tiraban a los antidisturbios de la Policía, lavadoras y frigoríficos desde las propias viviendas, o se quemaban autobuses.

Por estos años, ayuntamientos, Diputación y la recién nacida Junta, elaboran un Plan de Coordinación del Planeamiento de la Bahía dirigido por Florencio Zoido.

Fue el primer estudio serio, bien reflexionado, con mirada hacia el futuro, elaborado para la Bahía, aunque en su mayor parte no se ejecutó.

Como la crisis económica persistía acompañada de una grave conflictividad social, el Gobierno puso en marcha la Zona de Urgente Reindustrialización, vigente entre 1984 y 1988. Un plan que pretendía sacar a Cádiz de su histórico ostracismo económico y laboral.

Se apostó por el sector del automóvil apoyando el desarrollo de la General Motors, apoyada por Cádiz Electrónica. Construcciones Aeronáuticas se fue de la capital, donde había nacido sesenta años antes, para reubicarse entre Puerto y El Puerto a fin de poder crecer en lo que, al poco, fue la apuesta por la aeronáutica (tras el fracaso del automóvil).

Pero en todo este proceso no se creo un modelo industrial fuerte, con pilares sólidos. A la mínima crisis, al menor atisbo de deslocalización, todo lo aprobado y financiado se vino abajo.

La ZUR pasó a la historia siendo sustituida por la Zona de Acción Especial, ZAE. El dinero que vino permitió sacar adelante hasta 300 proyectos pero, como antes, con pies de barro muchos de ellos y, los que aguantaron, sin capacidad de afianzarse y crecer.

Mientras que Tabacalera se privatizaba y se cerraba en 2013; CASA se diluía en Airbus, también de dudosa sostenibilidad. Sólo la industria naval, la que sustentó la economía durante décadas en el siglo XX, comenzó a resurgir y a recuperar una parte del esplendor perdido.

Las Aletas era la gran esperanza en el comienzo del siglo XXI. Pero como no llegaban llegaron los Fondos Reindus y, tras la pandemia, los Fondos Next Generation.

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios