Una oportunidad para el 'Mississippi'

Arcos

El histórico barco del complejo de La Molinera lleva varado más de 15 años a la espera de un nuevo destino. Los propietarios y el Ayuntamiento muestran su disposición para que forme parte de un museo

La embarcación de recreo se encuentra encallada en un tramo del Lago de Arcos, con un alto grado de oxidación por el agua y el paso del tiempo./Ramón Aguilar
Elisa Armario Arcos

19 de noviembre 2014 - 07:26

Rodeado de maleza y oxidado por el paso del tiempo y el agua que lo acaricia, espera una nueva oportunidad. Es el Mississippi, el particular vaporcito de la Sierra de Cádiz, que durante tres décadas del siglo XX surcó las aguas del Lago de Arcos para pasear a miles de visitantes, que se asomaban a una nueva cultura turística. La embarcación de recreo, que se botó sobre 1967, lleva más de 15 años encallada en un tramo del lago, detrás del complejo turístico de La Molinera, a la espera de un nuevo destino que le haga justicia por el cariño que le profesa el pueblo de Arcos por ser uno de sus símbolos en su despertar como destino turístico de interior. Y no ha sido por falta de ganas de sus propietarios, los herederos de Eduardo de León y Manjón, conde de Lebrija, quien mandó construirlo, ni tampoco de los sucesivos gobiernos municipales de la localidad serrana que intentaron vislumbrar varios destinos en tierra para este barco que un día fue, incluso, allá por 1969, carne de fotograma en un éxito cinematográfico de Manolo Escobar y Concha Velasco. La película en cuestión era Juicio de Faldas y el flamante barco arcense llenaba la pantalla de este film con un reparto estelar en el que también figuraban Antonio Ozores y Gracita Morales. Ahora, los propietarios del Mississippi y el Ayuntamiento de Arcos han llegado a un acuerdo verbal de cesión para darle una nueva oportunidad o un mejor destino a este “bien preciado”, como lo define Antonio de León, hijo del que fuera conde de Lebrija. La idea es que el barco, que en otro tiempo lució por las aguas serranas su armadura blanca y roja con dos chimeneas pintadas de negro, sea el elemento principal y de atracción de un futuro centro de interpretación o museo en el Club Náutico de Arcos.

El espacio se levantaría junto a la playita que se abrió este verano en esa zona, y que coronaría un proyecto aún mayor y ambicioso para el mencionado club náutico, con el fin de revalorizar el uso turístico y deportivo del Lago de Arcos y, por ende, de la Molinera, conocida hoy como la urbanización El Santiscal. Así, el delegado municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Arcos, Manuel Erdozain (AIPro), admite a Diario de Cádiz que el problema de la embarcación es su grave proceso de oxidación por llevar tantos años varado en el embalse. Sin embargo, la institución municipal baraja, tras el asesoramiento de varios técnicos, realizar unas obras de adecuación en la zona para poder sacar del agua el barco y proceder a una futura rehabilitación para devolverle a esta pieza náutica su esplendor de tiempos pasados. “Llevo un año detrás de este objetivo. Es un hecho la cesión, pero hay que buscar fondos económicos”, apostilla Erdozain, para quien su puesta en valor, en principio, podría ser a través de una escuela o taller de empleo, entre otras vías. La recuperación de la historia del Mississippi es también la recuperación de la memoria de la figura de Eduardo de León, gran visionario para su época y artífice, en los años 60 del pasado siglo, de la construcción de El Santiscal y del complejo turístico y hotelero de La Molinera, al que está ligado irremediablemente este barco. De hecho, el Mississippi fue una de las grandes atracciones del complejo de La Molinera, emplazamiento que se inauguró también en 1967 y cuyos gerentes eran, además, los encargados de esta embarcación de recreo y de promover sus viajes por el lago para disfrutar de las vistas de Arcos. Cuenta Ana Fernández, la última gestora de la nave y actual responsable del complejo hotelero que, aún en estos días, llegan hasta el lugar padres con hijos pequeños, preguntando por el Mississippi, para rememorar tardes eternas de domingo, cuando se aupaban a su plataforma para jugar a ser capitanes intrépidos. “Fue una atracción turística diferente. Aunque no era lucrativa, estuvo muy vinculada al negocio del mesón”, añade. Ella y su familia gestionan el alojamiento turístico desde 1985 y fueron los últimos encargados de la embarcación, que dejó de funcionar a finales de los años 90 del pasado siglo, cuando las exigencias normativas sobre las embarcaciones de recreo se endurecieron a raíz del accidente marítimo de Banyoles (Gerona), donde murieron 20 personas en el hundimiento de un barco. Así que el Mississippi de Arcos no pudo adaptarse a los nuevos condicionantes: se exigía patrón de primera y ni siquiera se cubrían gastos.

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