“El problema en Cádiz no es el turismo, es la falta de vivienda disponible y accesible”

Pepa Gavilán | Presidenta de GICA

La nueva dirigente de la red de inmobiliarias alerta de la pérdida de seguridad jurídica para los propietarios y reclama a las administraciones que desarrollen suelo y escuchen a los profesionales

Pepa Gavilán asume la presidencia de GICA, la asociación de gestores inmobiliarios de Cádiz

Pepa Gavilán, en su despacho de Chipiona.
Pepa Gavilán, en su despacho de Chipiona. / Jesús Marín

Pepa Gavilán es la nueva presidenta de GICA, la mayor red de inmobiliarias de la provincia. Esta semana concedió una entrevista a este diario en la que trató de una de las grandes preocupaciones de los ciudadanos:el acceso a la vivienda.

Pregunta.–Cádiz registra una tensión en el mercado del alquiler superior a la media nacional. ¿Qué factores explican esta situación en la provincia?

Respuesta.–Cádiz es una provincia pequeña y con una enorme presión turística. Ese interés hace que exista mucha demanda de vivienda, tanto habitual como de segunda residencia. Hay familias de otras provincias —sobre todo de Sevilla, Madrid, Córdoba, Jaén o incluso del País Vasco— que adquieren aquí una vivienda para pasar largas temporadas. No son viviendas vacías, pero sí “dobles viviendas”, que limitan la disponibilidad para alquiler de larga duración.

P.–La nueva Ley de Vivienda está generando críticas por su presunta inseguridad jurídica para los propietarios. ¿Qué efectos está teniendo?

R.–El principal problema es la pérdida de seguridad para quien alquila su vivienda. El propietario realiza una actividad económica que implica obligaciones fiscales y responsabilidades, pero también necesita garantías. Cuando la ley protege más a una parte que a otra, se rompe el equilibrio y el propietario puede decidir dejar de alquilar. Antes, si alguien dejaba de pagar, en dos meses se resolvía. Ahora no ocurre así. Además, un país no puede pretender resolver el problema de acceso a la vivienda cargándolo sobre la propiedad privada del ciudadano. La administración debe actuar con sus propios recursos, no interviniendo en exceso en lo que es de los particulares. Para mí, la solución pasa por desarrollar suelo para que familias y jóvenes puedan construir o acceder a una casa. Hay suelo en situación de limbo urbanístico que podría ponerse en uso. Regular en exceso no va a solucionar nada.

P.–¿Cómo se puede equilibrar el peso del turismo con la protección del residente sin demonizar a ningún sector?

R.–El turismo es también una actividad económica fundamental. En municipios como Chipiona, por ejemplo, alquilar la vivienda en verano es una tradición de décadas que sostiene la economía familiar y local. No se puede criminalizar al propietario que opta por el alquiler vacacional igual que no se demoniza a la hostelería, aunque haya miles de bares en España. El verdadero problema no es el turismo: es la falta de vivienda disponible y accesible.

Pepa Gavilán.
Pepa Gavilán. / Jesús Marín

P.–¿Qué papel aspira a jugar GICA como agente colaborador en la promoción de viviendas?

R.–Nosotros estamos a pie de calle. Sabemos qué ocurre con los precios, qué demandan los compradores y los inquilinos, cuáles son los perfiles y las tendencias. En España seguimos siendo mayoritariamente compradores; la gente quiere su vivienda en propiedad. El alquiler existe, pero la aspiración general es tener casa propia. Por eso es importante que las administraciones nos consulten: podemos aportar datos, experiencia y análisis real de lo que ocurre en el mercado. Y, por supuesto, estamos en continua formación, lo que nos permite ofrecer información actualizada y rigurosa.

P.–Uno de los objetivos de GICA es la profesionalización del sector. ¿Por qué es tan importante el registro de agentes inmobiliarios?

R.–Durante mucho tiempo, cualquier persona podía ejercer como agente inmobiliario sin formación ni capacitación. Se veía como un trabajo rápido para obtener ingresos, pero la realidad es que requiere dominar materias complejas: urbanismo, fiscalidad, legislación, catastro, y también habilidades comerciales y de gestión emocional para compradores y vendedores. No se puede permitir que alguien sin alta, sin regulación y sin formación represente a consumidores en operaciones tan importantes. Esto ha provocado, además, una imagen distorsionada del sector. El registro obligatorio es fundamental porque establece filtros y requisitos. Y eso beneficia tanto al consumidor como a la profesión.

P.–¿En qué punto se encuentra la provincia en cuanto a la digitalización inmobiliaria?

R.–Muy avanzado. Aunque Cádiz pueda parecer periférica, la digitalización está muy implantada. Hace unos años todo era analógico: escaparates, carteles, visitas físicas. Ahora trabajamos con redes sociales, CRM, WhatsApp, videollamadas… y se cierran operaciones mostrando viviendas por vídeo. Los portales, las herramientas de gestión y las MLS —bolsas comunes de propiedades y de compradores— funcionan sobre soportes digitales que permiten coordinar visitas y operaciones con agilidad. Incluso los contratos se firman digitalmente; ya apenas firmo documentos en la oficina. La digitalización facilita el trabajo, mejora la comunicación y reduce tiempos. Es un avance enorme.

P.–¿Qué perfil tiene hoy el comprador en la provincia?

R.–El 70% del comprador es local. Un 20% procede de otras zonas de la provincia y alrededor de un 5% es extranjero. Pero hay municipios como Chipiona donde el 90% de las operaciones son de segunda residencia adquirida por gente de fuera.

P.–¿Cuáles son sus prioridades al frente de GICA?

R.–Lo primero es explicar bien al consumidor qué hacemos los profesionales inmobiliarios. Más allá de ser empresarios, ofrecemos un servicio esencial y complejo, sujeto a numerosos requisitos legales y administrativos. Mantener una oficina con todas las obligaciones que exige la normativa es costoso y exige formación continua. Por eso necesitamos títulos oficiales y una capacitación acreditada. Ya estamos trabajando con la administración y con centros formativos en esa dirección. El registro de agentes es clave para dignificar la profesión. Mi objetivo es que la sociedad vea al agente inmobiliario como un auténtico prestador de servicios y no como alguien que solo busca su propio beneficio. Ese es el legado que me gustaría dejar.

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