Navantia prueba un nuevo material 'antifouling' con el 'USV Poniente' en la Bahía de Cádiz
La compañía escala a un escenario real la investigación de laboratorio desarrollada por la Universidad de Michigan y su célula de innovación Monodon
Navantia prueba en la Bahía de Cádiz nuevos materiales antifouling bioinspirados con los que busca solventar los problemas de corrosión, de pérdida de eficacia de los combustibles o el aumento de los costes de mantenimiento que provoca la acumulación de materiales orgánicos -bacterias, algas, moluscos- en las superficies en contacto con el mar de buques y otras estructuras marítimas. La compañía, que ha contado con la colaboración de la Universidad de Michigan para la generación de estos productos, cuenta con un vehículo no tripulado, el USV Poniente, con el que realiza testeos de capacidades y que, en esta ocasión, usa para llevar a un entorno real estos materiales en investigación.
Esta iniciativa desarrolla cuestiones importantes para la empresa pública: la colaboración con la universidad; la innovación y la investigación de nuevas tecnologías, a través de una célula independiente como Monodon; y el aprovechamiento de trabajo de Navantia Sistemas, la unidad de negocio de la compañía con sede en San Fernando que desde hace años participa en programas europeos vinculado al desarrollo e integración de vehículos que pueden ser controlados y navegados de manera remota.
La cooperación con la universidad se lleva ahora afuera de las fronteras españolas para trabajar con el departamento de ingeniería de materiales de la Universidad de Michigan en líneas de investigación sobre robótica, nuevos materiales y materiales inteligentes. En concreto, se han centrado en la creación de un material antifouling, recubrimiento que impide la incrustación de algas o moluscos en los casos de los buques, más sostenibles -los tradicionales tienen compontentes tóxicos como el azufre o el cobre- con la participación de los profesores profesores Abdon Pena-Francesch y Anish Tuteja y el equipo de Monodon. El producto logrado tiene componentes activos, moléculas, que derivan del ecosistema marino y, por tanto, tiene menos impacto ambiental, según explica Navantia. Su aplicación no solo permitirá proteger buques o vehículos marinos, también estructuras como las jackets, los monopiles u otro tipo de plataformas o productos marítimos.
"La colaboración con universidades, desde la investigación básica hasta la aplicación en un entorno real, es el proceso de innovación más puro que no todas las empresas entienden. La innovación es el camino, ya que presenta muchos retos y muchas micro innovaciones. Es una suerte pertenecer a una empresa como Navantia que apoya este tipo de iniciativas", comenta Patricia Sierra, responsable de Monodon. Esta célula de innovación que se dedica a la experimentación y atracción de tecnologías, una evolución de la estrategia de I+D+i de la compañía pública.
Después de analizar la respuesta a bacterias, algas y otros organismos marinos, ahora se inicia una nueva fase para llevar la investigación a un escenario real, para comprobar y medir el eferuzo del nuevo recubrimiento en el casco de una embarcación. Aquí ha entrado en escena Navantia Sistemas y unos de sus productos, el USV Poniente. Este vehículo marítimo de superficie no tripulado tiene su base en la Bahía de Cádiz, donde se utiliza para realizar pruebas de nuevos sistemas.
Se trata de una unidad evolucionada del USV Vendaval, el primer barco autónomo de España, que opera en el puerto de Ceuta desde 2019. Sistemas se encargó de la instalación e integración del control de propulsión y del conjunto de sensores demandado por el cliente -radades, sonares, GPS, navegadores inerciales, estación meteorológica, cámaras infrarrojas, cámaras estereoscópicas, cámara 360 grados y AIS, tras ser construido en el astillero gallego Aister.
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