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Mordidas de ayer y hoy

Corrupción, paralelismos tres décadas después

Semejanzas de los casos Koldo y Luis Roldán con un fondo de chalés en la provincia de Cádiz. Una promoción en Rota surgió del expolio en la Benemérita

Ilustración de Luis Roldán y Koldo García / Miguel Guillén
Pedro Ingelmo

31 de agosto 2025 - 07:00

La primera decisión de José Borrell cuando en 1991 se sentó en el despacho del ministerio de Obras Públicas fue convocar a los principales constructores del país a una reunión. En este encuentro casi les suplicó que se negaran a pagar comisiones por la adjudicación de obras. “Por favor, en cuanto os enteréis, denunciadlo”. Por supuesto, no sirvió de nada. No sabía Borrell que estaba sentado sobre el mayor polvorín de corrupción de la democracia y que buena parte de los convocados allí estaban en el ajo. En este país se llevaban décadas obteniendo obras a cambio de sobornos y así ha seguido siendo décadas después.

Treinta y cinco años después de aquella inútil reunión los españoles siguen atónitos las andanzas de un trío de personajes tirando a zafios, con cortito currículum académico pero chicos espabilados si se dan por buenas las sospechas de la UCO sobre lo que llevan haciendo desde que obtuvieron el suficiente poder para recibir mordidas de las constructoras. Y es que este trío formado por el ex ministro Ábalos, el ex secretario de organización del PSOE Santos Cerdán y el ex escolta y ex portero de discoteca al que todo el mundo conoce por Koldo, guarda grandes semejanzas con otro trío que amasó una inmensa fortuna entre finales de los 80 y principios de los 90. La primera es la escasa formación de sus miembros. La segunda es que toda la trama empezó en Navarra. La tercera es que si los primeros trabajaban con muchas constructoras pero tenían una especialmente aliada, Sevinabar, una constructora sin picos ni palas, los segundos tenían otra constructora que no construía pero sí contrataba, Sierra Comendador. La cuarta es que unos y otros dejaron un rastro sonrojante de orgías chuscas. La última de las coincidencias entre una trama y otra, con tres décadas de diferencia, son los chalés en la provincia de Cádiz de por medio.

Cinco coincidencias: poca formación, una constructora fantasma, sexo, Navarra y Cádiz

La gran diferencia entre ambos casos es una cuestión de dinero. Los antecesores de Ábalos y compañía robaron muchísimo más de lo que la investigación supone que hizo la camarilla del ex ministro y, además, lo hicieron en un escenario sangriento, con ETA en pleno funcionamiento criminal. Y ellos, supuestamente, eran los que combatían contra ella.

El trío del que hablamos estaba formado por Luis Roldán, director general de la Guardia Civil y aspirante a ministro del Interior; Jorge Esparza, director comercial de una pujante constructora, Huarte, principal donante de la trama; y el teniente coronel de nada ocultas devociones franquistas y con intereses en varias empresas privadas Manuel Llaneras, nombrado por Roldán responsable del servicio del acuartelamiento. Ese servicio de acuartelamiento iba a ser ese polvorín de corrupción que desconocía Borrell. Roldán logró que se le aprobara un presupuesto estratosfético, cien mil millones de pesetas de la época (600 millones de euros) para remodelar, adecentar y dotar de seguridad las anticuadas casas cuartel que salpicaban toda la geografía y que eran objetivo de la banda terrorista. Buena parte de ese presupuesto acabaría en los bolsillos del trío. A una media de 8% de comisión por cada obra, sólo en casas cuartel -luego tuvieron otras imaginativas formas de desviar dinero- garantizaba un pellizco de 8.000 millones limpio de polvo y paja. Todo esto mientras que el ministro del Interior, José Luis Corcuera, un electricista de los Altos Hornos de Vizcaya, no se enteraba de nada.

Por entonces no existía la UCO. Fue una de las más audaces investigaciones periodísticas de este país, nuestro Watergate, obra de los reporteros del desaparecido Diario 16 José María Irujo y Jesús Mendoza, la que destapó el pastel. Cuando todo terminó lo plasmaron en un libro, un clásico ya del periodismo patrio, Comisión ilegal. Negocios y sobornos al amparo del Estado.

El caso Roldán, con su fuga incluida, tiene muchas ramificaciones, pero una de las menos conocidas tiene el centro de su acción en Cádiz, más en concreto en Rota.

Obras a porrillo

El funcionamiento de la trama, simplificándola, consistía en que Roldán daba el visto bueno a un proyecto de obra, Llaneras montaba los concursos amañados y Esparza recaudaba. Por supuesto, entre medias había un enredo de mandos medios de la guardia civil, arquitectos y políticos de distinto nivel que también sacaban algo de tajada. La principal favorecida era Huarte gracias a los manejos de Esparza, pero Huarte estaba sólo para los grandes contratos, los que se movían por encima de los mil millones. Para obras más pequeñas entró en escena una pequeña constructora que venía operando en obras públicas menores desde la llegada del PSOE al Gobierno, Sierra Comendador. En realidad, Sierra Comendador no tenía ni una sola grúa ni una mala mezcladora de cemento. De hecho, no tenía trabajadores y sus socios eran un conductor de autobuses y un ayudante de topografía. Las obras que caían en sus manos las subcontrataba. Fue la que consideró Esparza ideal para recomendar a un joven vividor sin ninguna vinculación con la construcción, Juan María Jove Sela, que invirtiera parte de su fortuna. Jove Sela era nieto del fundador de la Banca Sela de Mieres, que se vendió en su día a Banesto a precio de oro. De esta manera el adinerado asturiano adquirió parte de Sierra de Comendador porque Esparza le garantizó que le empezarían a caer obras a porrillo a cambio de una pequeña compensación por las molestias. Y vaya si cumplió. Cuando los propietarios deciden llevar a la quiebra a Sierra Comendador, habían facturado para la Benemérita mil millones de pesetas en unos pocos años.

Ahora el trío necesita a Jove Sela para otro cometido. Todo el dinero ganado hay que meterlo en algún lado. Es verdad que buena parte del expolio ha ido a parar a un banco suizo, pero sería interesante alguna inversión. La madre de Jove Sela, la hija de aquel banquero asturiano, ha comprado una finca junto al hotel Playa Luz, en Rota. La inversión parece atractiva. El municipio tiene toda la pinta de que va a crecer mucho en los siguientes años. Se acababa de aprobar el Plan Parcial de Ordenación del área de La Ballena de Rota por la Comisión Provincial de Urbanismo para la construcción de un gran complejo turístico por lo que el suelo se iba a revalorizar en todo el término. Es así como de la desaparecida Sierra Comendador surge Promociones Roteñas. El proyecto de la promotora es una urbanización a la que llamarán Jardín de la Almadraba, en honor a la antigua pesquería que existió en aquella parte de la playa. Y quien la va a construir es, por supuesto, Huarte. En Huarte están admirados de lo que es capaz de hacer su director comercial porque lo que ellos no saben es que Esparza lleva un tiempo cobrando de los nuevos promotores, cuando eran Sierra Comendador, a cambio de obras para la guardia civil.

Entrada de la urbanización Jardín de Almadraba

El resultado de la promoción es un éxito. Son 138 chalés y adosados rodeados de zonas verdes, palmeras y piscina.Para los criterios de hoy sería una urbanización de clase media, pero entonces tenía su glamour. Se los van a quitar de las manos, pero sólo 130 porque ocho, los más lujosos, son para Esparza a precios muy por debajo de mercado. Pagará por ellos 68 millones de pesetas. De esos ocho, dos se los queda el propio Esparza, otros dos más cuatro garajes serán para Roldán, y los otros cuatro serán para otros buenos colaboradores de la causa: el presidente socialista de la comunidad foral de Navarra, Gabriel Urralburu, amigo de Roldán de sus tiempos como delegado del Gobierno en Pamplona, y su consejero de Obras Públicas, Antonio Aragón, que difícilmente podrían justificar con sus sueldos que han desembolsado un billete tras otro más de 30 millones de pesetas, por lo que se busca una fórmula para regatear a Hacienda simulando unas hipotecas inexistentes. Además, rápidamente empiezan a sacar rendimiento a los chalés alquilándoselos a los americanos de la Base.

Sierra Comendador facturó mil millones de pesetas “sin comprar ni un pico ni una pala”

Jove está encantado con Esparza. Le ha conseguido los mil millones en obras de la Guardia Civil y ahora le ha construido con Huarte esa magnífica urbanización. Como dice José María Irujo, “sin que haya tenido que comprar ni un pico ni una pala”. Pero la alianza de Esparza y Jove tras el negocio roteño no ha terminado aún. Jove tendrá que devolver algunos favores. El Gobierno de Navarra de Urralburu contrata a una consultora para que haga una serie de estudios electorales en la comunidad. Los honorarios son absurdamente altos, pero no pasa nada porque no los pagará el Gobierno navarro. Los pagará Jove a través de una empresa creada al efecto en Madrid. Es un sistema parecido al que se utilizaría en el caso Filesa de financiación ilegal del PSOE.

El chalé adquirido por Víctor de Aldama para cedérselo a Ábalos en La Alcaidesa (La Línea)

Hay una última coincidencia entre los casos de Roldán y de Ábalos. Si en el caso Ábalos había un Koldo que lo grababa todo, en ésta había un Esparza que lo apuntaba todo. Y así quedaría recogido, incluidos los chalés de Rota, que fueron embargados por el juzgado y sacados a subasta. Fue sólo una ínfima parte del botín que pudo recuperarse.

En julio de 1997 Juan María Jove admitió ante el tribunal que había pagado 106 millones de pesetas a Esparza y Roldán a cambio de conseguir las obras. En el caso Koldo, de momento, el único que ha reconocido pagos es un personaje que se ha hecho muy popular y que podría tener cierta similitud con Jove Sela, Víctor de Aldama, el que le consiguió un chalé en La Línea a Ábalos.

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