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Ciro Morales. Jerezano procesado por el caso 'Cerco al Parlamento'

"Lo que pasó esa mañana fue una muestra del hartazgo social reinante"

  • A este joven se le acusa de un delito contra las altas instituciones del Estado Los 20 encausados a raíz de la protesta del 15J se enfrentan a penas de hasta ocho años de cárcel

Después de un largo juicio, hoy se sienta de nuevo en el banquillo Ciro Morales, un jerezano afincado en Barcelona que se manifestó a las puertas del Parlament el 15 de junio de 2011 para protestar contra los recortes sociales que aún hoy se siguen aplicando. Esto le ha llevado a enfrentarse a una pena que podría traer su entrada en prisión.

-¿Qué hace un jerezano en Barcelona? ¿Qué hacía un jerezano en la protesta del 15 de junio de 2011 frente el Parlament de Catalunya?

-Lo mismo que cualquier otra persona en cualquier otro sitio, vivir. Hace trece años me fui a estudiar periodismo y allí me quedé. Desde siempre me han suscitado mucho interés las cuestiones políticas y los movimientos de antagonismo. Y Barcelona me sedujo por ser una ciudad donde la crítica en la calle está bastante presente, así como la práctica de alternativas.

Y lo que hacía frente a las puertas del Parlament era protestar contra los delirantes recortes con los que la clase privilegiada -a través de sus representantes políticos- azotaría a la trabajadora. Era uno de los primeros paquetes de medidas restrictivas que se iban a aprobar en el Estado español. Y las miles de personas de allí afuera queríamos intentar impedirlo. Ahora los partidos de todos los colores nos han acostumbrado a ellos... y a la vista está que estamos sufriendo las consecuencias.

-A raíz de este masivo acto reivindicativo 20 personas resultaron imputadas por diversos delitos. ¿De qué se os acusa exactamente por parte de Fiscalía, Manos Limpias, la Generalitat y el Parlament?

-Se nos acusa de delito contra las altas instituciones del Estado en concurso con atentado a la autoridad. Y Manos Limpias llega incluso a la sedición y a la asociación ilícita, cuando ni nos conocíamos entre los 20 encausados. Habría que indicar que el delito primero no se lo han aplicado a nadie desde el golpe de Estado de Tejero. Nos dan una importancia que, de veras, no tenemos. Y todo este cóctel trae consigo de tres a ocho años de cárcel, más 7.500 euros de multa por persona.

-En concreto, los cargos que pesan sobre ti son por gritar a Ernest Maragall "a escasos centímetros dejándole perplejo, desorientado y buscando una salida para escapar del acoso".

-Sin querer resultar impertinente, me remitiré a los hechos probados. Y son que este señor declaró como testigo y afectado por videoconferencia desde el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en la primera sesión del juicio. Fue impactante la cara de la parte acusadora cuando él relató su versión de lo acontecido: que en absoluto se sintió acosado, que no sabe quién se ha inventado eso de la perplejidad, que lo que pasó aquel día es un ejercicio democrático, que los políticos deben acostumbrarse ya a los lógicos enfados de la gente y que las penas que nos piden son extremadamente desproporcionadas, que, para él, no serían ni faltas. De hecho, nos quedamos todos boquiabiertos.

-Sin embargo, el juez Eloy Velasco, instructor del caso, habla de "intimidación ambiental". ¿Qué ocurrió exactamente el 15J?

-Exactamente no te lo puedo decir porque yo sólo viví lo que sucedió alrededor mía. Y había más de 5.000 personas. Pero yo lo defino como uno de los momentos más interesantes de mi trayectoria política. Fue el resultado sensato, elaborado tras semanas de agitación con el nacimiento del 15 M, de un movimiento que se creyó con la legitimidad de enfrentarse cara a cara con los emisarios de la miseria. La acción de aquel día fue tan virtuosa, tan radical, que los que juegan con las vidas de la población -aunque para ellos seamos números, daños colaterales- se sintieron desbordados, frágiles, descolocados. Lo que pasó aquella mañana fue una muestra del hartazgo social reinante; un paso hacia delante de la clase social que sufre, una estrategia certera que señaló y acusó directamente a los responsables de la violencia cotidiana, la que precisamente no interesa que se le llame "violencia".

-¿Cómo definirías la actuación policial de aquel día?

-No soy ningún entendido en el protocolo policial, pero diría que aquel día no lo hicieron muy bien o que había gato encerrado. Lo mismo que te lleva a pensar la actuación del sábado 22 de abril en Madrid, en la Marcha por la Dignidad.

Por la mañana temprano, los Mossos calentaron los ánimos ofreciendo varias cargas. Así, en el momento en que llegaron los políticos el enfado de la gente estaba aún más a flor de piel. Y ahí la policía dejó hacer, ni siquiera les hizo un pasillo para poder pasar. Nos consta que los políticos llegan cada día en coche, pero aquel día hubo una circular para que lo hicieran a pie. Es asombroso, escalofriante, ya que nos deja en la posición de haber caído en la trampa de Felip Puig. El engaño perfecto para poder resarcirse del brutal desalojo de Plaza Catalunya semanas antes.

-¿Cómo te detuvieron?

-Mi detención fue curiosa, de hecho, creo que fue la menos traumática. Se podría decir que me entregué. Yo vivo en el campo con Sandra, otra de las encausadas, también jerezana. A ella, y no sé si a mí también, la estaban vigilando durante toda la mañana. Y cuando se fue a trabajar, la detuvieron en la carretera y se la llevaron a la comisaría de una ciudad cercana. Cuando le propusieron la llamada para comunicar su detención, ella decidió llamarme. Yo, diligentemente, reconocí a los Mossos que iría a recogerla. Me imagino que en ese momento dirían: "Ésta es la nuestra". Entonces fuimos varios compañeros de casa a la comisaría. Cuando llegamos, ya les dije que iría yo al mostrador para presentarme. Es más, les avisé que si no salía me dieran por detenido. Y así fue. Entregué mi DNI y una policía muy amable me invitó a pasar para ir a ver a Sandra. Algo inaudito en caso de detenciones, ya que nunca puedes ir a ver a los detenidos si no eres el abogado. Atravesé la puerta y de inmediato me agarraron dos encapuchados de los brazos. En fin... entré por mi propio pie.

-¿Cuánto tiempo se está prolongando el juicio? ¿Qué esperáis de la resolución de este proceso?

-La primera sesión del juicio fue el día 31 de marzo, y duró cuatro días. La segunda, el 25 de abril. Y la tercera, hoy. Debo añadir aquí que esto es otra de las prácticas habituales de la represión: el cansancio a los acusados. Aún no nos han explicado por qué nos han dilatado este proceso tanto y por qué en tres bloques diferentes, con los gastos que ello supone para los 19 encausados, sus familiares y amigos. Además del agotamiento mental y emocional.

Espero la absolución de todos, ese sería el resultado justo, de Justicia con mayúsculas, puesto que se ha demostrado la vacuidad de las acusaciones, el poco peso que tienen. Pero viendo cómo se está caracterizando el Poder Judicial... ya veremos

-¿Vuestros abogados vaticinan un buen resultado? Hablando de letrados, ¿cómo estáis haciendo frente a este coste?

-Los abogados intentan siempre no cogerse los dedos, y lo entiendo porque estamos hablando de esperanza, de años de vida, de una manera o de otra.

El coste de todo el proceso desde que empezó hace ahora tres años hasta este momento nos saldrá por unos 25.000 euros: los 19 encausados nos repartimos seis abogados. La mitad del dinero la hemos conseguido con una campaña de micromecenazgo: una plataforma de internet llamada 'Goteo' que permite a la sociedad ir aportando pequeñas -o no tanto- cantidades de dinero (http://goteo.org/project/yo-tambien-estaba-en-el-parlament/invest ). De hecho sigue disponible hasta este miércoles, por si los lectores se sienten solidarios. Y la otra mitad, con conciertos, cenas, venta de camisetas, donaciones a la cuenta, etcétera. Todo un engranaje solidario de nuestro grupo de apoyo y demás compañeros.

-Si volvieras atrás en el tiempo, ¿acudirías de nuevo al Parlament?

-Y tanto. Y no sólo lo volvería a hacer; sino que creo que deberíamos ir un paso más allá. Así daríamos otra nueva vuelta de tuerca.

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