La tasa de fecundidad dada a conocer por el INE arroja un dato de enorme interés demográfico. Las mujeres que tienen un hijo entre los 40 y los 44 años han pasado de 9,9 por mil mujeres en 2008 a 14,09 en 2018. Si nos vamos más atrás la diferencia se agranda, ya que hace veinte años eran la mitad, siete de cada mil. Incluso, aunque el dato no es muy significativo, también ha aumentado el número de madres entre 45 y 49 años en la provincia, que han pasado de 0,5 por mil a 0,8 por mil. 

Los cambios en la franja de edad se ha producido en los últimos veinte años. La edad más habitual de las mujeres para tener hijos en Cádiz en la actualidad es la que va de los 30 a los 34 años, con una tasa de 87,2 por mil. A principios de los años 90 la franja más habitual era de los 25 a 29 años, pero con tasas que llegaron a rondar los 200 por mil, lo que muestra hasta qué punto han caído las tasas de natalidad. 

Por contra, caen los embarazos adolescentes, de 17 por mil en 2008 a poco más de siete por mil en 2018. Es buen ejemplo de lo bien que está funcionando el trabajo de educación sexual en los institutos y el mejor conocimiento que se tiene entre los jóvenes de los métodos anticonceptivos. Las interrupciones del embarazo no están detrás de la cifra, ya que Andalucía lleva una década en continuo descenso de estas decisiones. Como prueba de hasta qué punto se ataja este problema en la sociedad moderna vaya el dato de 1978, cuando la tasa de embarazos de adolescentes alcanzaba los casi 40 por mil mujeres. 

Otros aspectos que se observan dentro de este estudio semestral del INE es la tasa de mortalidad infantil, que en el caso de Cádiz es bastante más alto que la media nacional dentro de los parámetros de las sociedades avanzadas. De este modo, en la actualidad nos encontramos en una tasa de mortalidad infantil (defunciones por cada mil niños nacidos vivos) de 3,22, cuando la media nacional es de 2,69 .

Llama la atención la diferenciación entre hembras y varones. Hace diez años la tasa de mortalidad infantil de los varones era alarmantemente alta, 5,06, mientras que las niñas eran 2,85. Ahora se ha invertido la tendencia y la mortandad es mayor entre niñas, 3,68, que entre niños, 2,80, que es la media nacional.

En el caso de la mortalidad de menores de cinco años la tendencia es algo menos en diferencia con la media nacional, 3,6 frente a 3,2. Son cifras residuales, pero dolorosas y, por supuesto, muy alejadas de las que se movían en los registros que se pueden observar hace veinte o treinta años, en los que la diferencia con el resto de España era muy alta, debido principalmente a que también era muchísimo más alta la diferencia entre las tasas de natalidad.