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Provincia de Cádiz

"Cuando llegaba, el ordenador estaba encendido y la caja abierta"

  • La última comparecencia del detenido ante la jueza insiste en la falta de seguridad de la caja

Clemente Ruiz tenía por costumbre llegar unos minutos tarde a su puesto de trabajo en la Delegación de Hacienda del Ayuntamiento isleño. Tan sólo unos minutos, pero suficientes para que, cuando ponía un pie en su oficina, su ordenador ya estuviera encendido y la caja, en muchas ocasiones, abierta. Así lo declaró el funcionario en su última comparecencia ante la jueza que instruye el caso en el juzgado número dos de San Fernando, unas palabras con las que pretendía alimentar la sospecha de la falta de seguridad existente en este área.

En eso ha basado en más de una ocasión su defensa, en el hecho de que cualquiera tenía acceso a esa caja y que más de uno, además, conocía la clave de acceso a la misma. También dijo eso en su declaración, como también insistió en la existencia de más de una llave. Unos argumentos más que repetidos que constituyen sin duda una de las líneas exculpatorias de la defensa.

Clemente fue también contundente a la hora de defenderse sobre uno de los cargos que se le imputan -el de falsificación de documentos-. Nunca, según su versión, ha falsificado ningún tipo de documento, insistió una y otra vez. Y sí recordó sin embargo que el interventor, la tesorera y el alcalde firmaron al menos seis arqueos tras comprobar in situ los resultados de los mismos, es decir, tras verificar el dinero que había en la caja.

En lo que se refiere a su patrimonio económico, así como a la cantidad de propiedades registradas a su nombre, Clemente desgranó todo un reguero de operaciones de compra y venta al objeto de justificar las entradas y salidas de dinero constante de sus cuentas. Fue bastante conciso en la explicación de las mismas, mucho más que cuando se le preguntó por operaciones concretas de la caja en la que se habían producido descuadres. A estas preguntas respondió, simplemente, que era complicado acordarse debido a la exactitud de la fecha y a la exactitud de la operación en concreto.

También hubo referencias, eso sí, de menor calado, sobre su vinculación con los ciudadanos marroquíes. Insistió en este sentido en que se trataba de una relación de amistad que partía del año 1995, y que esta vinculación se alimentaba, como ya se ha contado en este periódico en otras ocasiones, en el hecho de que ambos tenían familiares con discapacidades. Uno de los marroquíes, cabe recordar a este respecto, era además vecino de Clemente. El otro marroquí, el padre del primero, había contratado varios años a la mujer del funcionario de caja en uno de los negocios situados en la zona de San Marcos.

Finalmente, no fue suficiente esta declaración, como tampoco lo ha sido el recurso al auto de prisión presentado por su abogado semanas antes. Ayer mismo la jueza confirmaba que el único detenido por la desaparición de este dinero, seguirá encarcelado en la prisión de Puerto II.

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