Ley de Gafas Gratis: Yo no tengo la culpa de haber nacido tan miope

De forma que nadie se explica, hemos asumido pagar por lentes y lentillas como si no fueran un artículo de salud, sino de moda

La proposición de Adelante Andalucía deja en evidencia no sólo el limbo asistencial de la optimetría, sino también el de audífonos y prótesis

El Congreso de los Diputados tramitará la gratuidad de las gafas

Un optometrista se prepara para realizar una medición.
Un optometrista se prepara para realizar una medición. / Europa Press

El precio medio de unas gafas graduadas en 2025 en un modelo sin complicaciones (montura sencilla y cristal estándar) se coloca entre los 50 y los 100 euros. Si hablamos de gama media (cristales con tratamiento y algún tipo de marca), entre los 100 y los 250. Y si necesitamos un cristal de alta calidad (prémium, ultrafinas...) estará entre los 250 y los 500 euros. Luego, por supuesto, depende mucho de la óptica o de la firma, con ofertas especiales, 2x1, etc.

“El mundo de la óptica ha cambiado mucho, y tanto gafas como lentillas están a precios muy asequibles en una amplia gama”, indica, desde Multiópticas Iglesias, José Amaya.

A ello ha contribuido no sólo la técnica sino también la globalización. Como todo, los proveedores ópticos se sitúan principalmente en la fábrica del mundo: China y, en este caso, también India. “Esto no quiere decir –indica Amaya– que sean de menos calidad, que es una asociación errónea que podemos llegar a hacer”.

El escenario, es cierto, han cambiado desde hace tiempo, cuando las gafas pasaban años sin renovarse o llegaban a regalarse por Reyes. “Había veces que se tenía que hacer un esfuerzo tremendo –recuerda Teresa Almagro, de Mareas Blancas–. Pero, aun así, hemos asumido que había que pagar por las gafas, sin cuestionar. Y aún hoy, según la distinta categoría de cristal, la diferencia es brutal”.

“Nadie sabe por qué, el pagar por las gafas es algo que se ha interiorizado y nadie ha dicho nada”, apunta al respecto el portavoz de Adelante Andalucía, el jerezano José Ignacio García. ¿No ves bien? ¿Te chocas con las puertas? ¿Eres un topo incapaz de firmar un documento sin ayuda? Pues no, no vamos a ayudarte: a apoquinar.

Desde Adelante Andalucía llevan tiempo señalando esta asunción surrealista y apuntando, además, que el tema de las gafas sigue teniendo “un sesgo económico muy importante”: “En Andalucía, por ejemplo, el uso de gafas es un 7% menor al de la media estatal”, comenta García. Y no, no se debe a una genética privilegiada.

El Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía (COOOA) apuntala el dato señalando que la brecha social “entre quienes pueden costearse productos ópticos sanitarios que compensen las anomalías y los que no pueden acceder a estos artículos es del 12%”; mientras que tres de cada diez menores de edad en España tienen problemas en su sistema visual.

Las ayudas en la compra de gafas y lentillas existen pero, desde luego, no abundan. El Plan Visión 65, por ejemplo, permite que los mayores de 65 años pueden acogerse a condiciones especiales en la adquisición de gafas, monturas, cristales y otros productos óptico en distintos establecimientos del territorio andaluz. Desde la red de Multiópticas Iglesias, recuerda José Amaya, se han dado acuerdos con distintas asociaciones, como Cáritas o la Fundación Dora Reyes.

En Adelante Andalucía llegaron a la problemática de las gafas a través de un mensaje de X/Twitter. “Vimos que el tema tenía mucha aceptación y empezamos a reunirnos con gente para informarnos de la parte técnica y darle vueltas”, explica su portavoz. “Y comprobamos que nunca se había abierto el debate: no había ni una sola intervención al respecto en el Parlamento, por ejemplo”.

Haciendo cálculos, desde Adelante Andalucía aseguran que la inversión pública para cubrir el gasto en gafas de todos los menores andaluces sería de unos de 50 millones de euros –a nivel estatal, 260–; si se contabilizaran a los adultos en riesgo de exclusión, el montante sería de 90 millones de euros en Andalucía, y 447 en todo el territorio español. A nivel macro, es el chocolate del loro.

José Ignacio García llevó hace unas semanas, en nombre de su formación, al Congreso de los Diputados una proposición de ley para dotar de gafas gratuitas a los menores, y que la población adulta aporte pago según renta.

La tramitación de la proposición fue aprobada por mayoría. La lógica de la propuesta parece aplastante, aunque algunos pensaron en su momento “que era una excentricidad, pero cuando se explicó la memoria económica –continúa José Ignacio García–, parecía indiscutible. Además, hay países de Europa donde sí están incluidas las gafas. Decir que no era muy difícil”.

Desde el gremio de la óptica, José Amaya afirma que resulta complicado establecer una opinión antes de que la ley de “gafas gratis” se ponga en marcha de forma concreta (ya saben, todo lo que no aparece en el BOE es fantasía), pero la postura del profesional gaditano se alinea con la del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía. Para el COOOA, la iniciativa supone un “avance significativo hacia una salud visual más equitativa y accesible para toda la población, especialmente para los menores, que están en una etapa clave de su desarrollo visual”, destacaba la presidenta del colegio, Blanca Fernández.

Aun así, el COOOA –que representa a más de 3.300 ópticos-optometristas andaluces– subrayaba la importancia de que en su tramitación definitiva, esta ley incluya garantías que aseguren la calidad de los productos que se financien a través del sistema público y que estos se ajusten a los precios del mercado, “con el objetivo de garantizar tanto la seguridad del paciente como la sostenibilidad del sistema”, señalaba Fernández. Es fundamental, asimismo, que la “gestión administrativa de estas ayudas se desarrolle de forma ágil y eficiente”.

El colegio andaluz también apunta que sería deseable que la futura ley no se limitara sólo a gafas y lentillas, sino que el catálogo de la misma incluyera ayudas que pueden ser esenciales para tratar determinadas patologías visuales –como lentes de contacto especiales o filtros selectivos terapéuticos para personas que sufren baja visión o glaucoma– , en especial, en colectivos vulnerables.

Próxima parada: ortopedia y audífonos

Desde Mareas Blancas califican de “excelsa” la intervención de José Ignacio García y apuntan que, desde ahí, “se debería seguir avanzando en otro tipo de prestaciones”. La plataforma señala la modificación en el Catálogo ortoprotésico de la Junta, que tuvo lugar “con premeditación y alevosía, en julio de 2022, nada más empezar la segunda legislatura de Moreno Bonilla”. “No tenemos que irnos a nada muy complicado –afirman desde la plataforma–. Personas con juanetes o fascitis que necesitan plantillas, que hay cambiar anualmente y cuyo precio oscila entre los 100 euros para niños y los 200 para adultos. Si no se usan, termina repercutiendo en todo el sistema músculo esquelético, y se producen complicaciones. O los cojines de aire para evitar úlceras al estar postrado, que son los que aconseja la evidencia y cuestan en torno a los 600 euros”.

Otro tema son los audífonos. Un aparato de tipo medio se coloca en 3.000 euros: un ordenador de alta gama en cada oreja. En la comunidad andaluza existen ayudas máximas de 600 euros por audífonos con un 33% de discapacidad y unos ingresos que no superen los 9.885 euros por miembro familiar. La cobertura llega en este caso a los 2.000 euros sin impuestos en menores de 22 años: “Mientras ahorran y buscan soluciones como aprender a leer los labios, hay personas que viven aisladas por esto, sobre todo, personas mayores”, indican en Mareas Blancas.

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