Sucesos

El homicida de Algar: “Fue un impulso. Estoy muy arrepentido”

  • Francisco Javier Becerra está en prisión por asfixiar a Leslie Pearson tras una discusión

El homicida de Algar: “Fue un impulso. Estoy muy arrepentido”

El homicida de Algar: “Fue un impulso. Estoy muy arrepentido”

Francisco Javier Becerra, el autor confeso de la muerte de Leslie Pearson, la súbdita británica de 74 años afincada en Algar, relató a la juez que lleva la instrucción del caso que el homicidio se debió “a un impulso” en el transcurso de una fuerte discusión con la mujer y que “no sé cómo he podido hacerlo. Estoy muy arrepentido”, señaló.

Durante la reconstrucción de los hechos, el detenido relató a la jueza, en presencia de su abogada, del secretario judicial y de agentes de la Guardia Civil, cómo sucedió todo durante esos días del pasado mes de julio en que la tranquila propiedad de Lele, como era conocida en el pueblo, con vistas al Tajo del Águila, se convirtió en un lugar de muerte y dolor.

Este diario ha tenido acceso a la secuencia de los hechos, desde que Lele regresó a su casa después de un viaje y comprobó que el detenido, al que pagaba por ayudarle en las tareas diarias de la finca, había vendido buena parte de su mobiliario, hasta que el cadáver de la mujer es enterrado bajo unos sacos y cal viva entre unos hierbajos cercanos a la vivienda principal, donde fue hallado por los agentes.

Francisco Javier Becerra. Francisco Javier Becerra.

Francisco Javier Becerra.

Francisco Javier Becerra regresó al lugar del crimen acompañado por la Benemérita, con las manos inmovilizadas mediante una brida de color negro y apariencia tranquila, aunque hubo momentos en que pudo controlar la emoción a duras penas. A preguntas de la juez respondió que lo recordaba todo perfectamente. Guió a los presentes hasta el garaje de la vivienda, donde aún se encontraba el pequeño coche alquilado por Lele, y tras abrir la puerta contó lo sucedido. “Yo llegué desde la casa al garaje y ella ya estaba aquí. Empezamos a discutir, tuvimos una pelea fuerte y en un impulso yo la cogí por el cuello, la derribé y ya está. Todo pasó aquí mismo. Muy rápido”, dijo señalando el lugar en el suelo en que dejó el cadáver de Lele.

Tras matarla, la subió al primer piso, la acostó y se fue para volver el día siguiente y enterrarla

Posteriormente, el hombre, fornido, alto, de 44 años, cargó el cuerpo y lo subió hasta la primera planta de la vivienda, dejándolo tumbado en la cama. Tras esto, abandonó el lugar a toda prisa consciente de lo que había hecho.

A la mañana siguiente volvió a la casa, como hacia de manera regular, y tras subir al lugar donde se encontraba el cuerpo lo envolvió, le introdujo un pañuelo en la boca, lo cubrió con una colcha y lo ató para ocultarlo de la vista de cualquiera. Luego lo bajó hasta la zona trasera de la finca. Allí lo depositó en una carretilla de manos en la que lo desplazó hasta el lugar en que la Guardia Civil acabaría encontrándolo.

El detenido también comentó que desde el primer momento pensó en entregarse a la justicia pero que quería dejar todo arreglado para que a su tío, enfermo de alzehimer, el hombre que más pendiente estuvo de él y de sus hermanos después de que su madre se marchara del pueblo y su padre falleciera en un accidente de coche en San José del Valle, no le faltara de nada.

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