La grave pérdida de arena de playas emblemáticas, una preocupación añadida
“No pedimos que traigan arena de fuera, pero al menos que no se lleven la nuestra”, dice De María
Los Caños de Meca se queda de piedra

El turismo también pone a prueba la capacidad de respuesta de las infraestructuras públicas. El deterioro de algunas playas de Cádiz tras el tren de borrascas atlánticas de los últimos meses ha encendido las alarmas en municipios como Barbate. En los Caños de Meca, la situación ha llegado a ser tan crítica que muchos vecinos y empresarios del sector han alzado la voz porque la playa prácticamente ha desaparecido en algunos tramos.
“No se trata de que nos traigan arena de fuera, sino de que no se lleven la poca que tenemos”, lamenta De María, aludiendo a la polémica sobre la utilización de la arena del entorno del Faro de Trafalgar para regenerar otras playas. El presidente de Horeca considera que la responsabilidad recae directamente en el Gobierno central: “Las playas no son competencia de los ayuntamientos ni de la Diputación. Si hablamos de turismo sostenible, lo primero es garantizar la sostenibilidad del litoral”.
La petición de regenerar la costa gaditana no es nueva, pero cobra especial urgencia en un verano donde se espera una afluencia masiva de visitantes. La provincia no puede permitirse ofrecer una imagen de abandono, sobre todo en enclaves tan emblemáticos como los Caños, Conil o Zahara de los Atunes.
Tras la denuncia sobre el estado de arenales como el del Pirata en los Caños de Meca, las administraciones se han puesto a trabajar para encontrar una solución que permita realizar un aporte de arena. A esto se suman obras de emergencia para mejorar los accesos a playas tan emblemáticas como las de los Caños de Meca en Barbate.
Las playas de la Bahía de Cádiz o la Costa Noroeste tampoco se han escapado de la pérdida de arena. Algunas, como las de Puerto Real, están viéndose regeneradas con arena de la del Faro de Trafalgar, lo que ha suscitado no poca polémica entre los vecinos de la zona, que no entienden como esta arena se traslada a otras comarcas en vez de repartirse por otras más cercanas como las de los Caños o Zahora.
La playa de Camposoto, en San Fernando, también está recibiendo estos días un aporte de arena para mitigar los efectos de los temporales. Todo para que la mejor tarjeta de presentación de la provincia, sus playas kilométricas, estén en perfecto estado de revista cuando se dé el pistoletazo de salida a la temporada alta.
Porque la cuestión es que el verano es mucho más que una estación en Cádiz: es el motor de su economía, el escaparate de su identidad y la oportunidad de miles de trabajadores para asegurarse un año de estabilidad. De ahí que cualquier amenaza, por pequeña que parezca, tenga efectos de gran calado.
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