La fresa deja de ser un buen negocio

Crisis en el sector agrícola Los precios y el temporal arruinan el negocio de la fresa en la Sierra

El último temporal da la puntilla a la poca producción que quedaba en Puerto Serrano, donde la principal empresa, Fresierra Pueblos Blancos, no ha cultivado este año ni una sola mata de este fruto por la crisis

Un trabajador de uno de los invernaderos de Puerto Serrano contempla la desolación tras el temporal.
Un trabajador de uno de los invernaderos de Puerto Serrano contempla la desolación tras el temporal.
Elisa Armario / Puerto Serrano

04 de febrero 2009 - 05:01

El boom de la producción fresera en la Sierra de Cádiz se ha desinflado. El llamado oro rojo, que tanta inyección económica insufló a pueblos como Puerto Serrano, apenas se mantiene en pie.

La dificultad económica que encierra levantar cada temporada este cultivo y las malas jugadas de la climatología hacen que cada vez sean menos los agricultores que arriesguen el bolsillo para sacar adelante la fresa.

La compañía con más peso en la Sierra en este sector, Fresierra Pueblos Blancos, no ha cultivado este año ni una mata de esta fruta. Con ocho años de experiencia detrás, sostiene que no le salen las cuentas. Esta importante industria agroalimentaria, que ha exportado su producto hasta Finlandia, contrataba en plena campaña a unos 300 jornaleros para la recolección y a otras 30 personas más en las tareas de manipulación del producto a pie de la fábrica que regenta en Puerto Serrano. Esta firma dice que la razón de este parón es clara: un kilo de fresa vale menos que hace cinco años. Los costes de producción se han triplicado y contra eso no se puede luchar. Al menos este año no se embarcarán.

Hace menos de una década, Puerto Serrano asistió a un fenómeno agrario con el conocido cultivo social que le dio la vuelta a la tradicional emigración local. Los jornaleros, hasta entonces emigrantes en Huelva, decidían quedarse en tierra propia y levantar un castillo económico que enriqueció a cientos de familias en el pueblo. Más de 60 pequeños agricultores de la zona emprendieron el camino del cultivo de la fresa, sembrando de plástico y macrotúneles decenas de hectáreas de terrenos, donde encontraron sus jornales otras 1.200 personas en temporada. Fueron otros tiempos, cuando los campos del municipio serrano parecían una franquicia más de las tierras almerienses. Había casi 300 hectáreas dedicadas a la fresa en el término municipal polichero.

Eso ya es historia. Ahora resisten a fuerza de empeño unos 12 pequeños propietarios que ocupan entre todos alrededor de 18 hectáreas. La única ayuda que reciben es de manos del Ayuntamiento, que les echa una mano para poder acceder al material necesario para los invernaderos.

Pero el temporal de viento y lluvia de este fin de semana los ha sumido en la más absoluta de las ruinas. Han perdido miles de kilos de fresas ya maduradas. Las iban a recoger estos días para ponerlas en el mercado. Siempre la primera producción es la mejor pagada. Los estragos del temporal han acabado con todas las posibilidades de las matas. También con la fruta verde y con la flor blanca. A las fortísimas rachas de viento se le unió una granizada que ha quemado y dañado por completo las fresas.

Estos afectados llevan tres días de infierno intentando levantar los invernaderos derruidos y salvar lo poco que les queda. El Ayuntamiento de Puerto Serrano ha puesto a su disposición 10 operarios para echarles una mano y pedir ayudas al resto de administraciones. "Dicen en la Junta de Andalucía que ahora no hay líneas de subvenciones abiertas", recuerda el teniente de alcalde, Francisco Javier Gómez (IU).

"Es un producto muy delicado y con muchos riesgos", asegura Arturo Perea Atienza, miembro de la empresa Fresierra, quien añade que, pese a tener pólizas de seguros, no se cubren todos los daños. La peor sacudida que esta compañía se llevó fue el año pasado. Después de abrir mercado en Finlandia, gracias a que la fresa serrana es más tardía que la onubense, tuvieron un revés con pérdidas millonarias. Al menos 20 camiones cargados con millones de kilos no llegaron a su destino por culpa de la huelga de transporte.

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