Un ex presidente a medio gas
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Rodríguez Zapatero recibió anoche un premio por la igualdad en Chiclana en un acto que no llenó el aforo. Trabajadores de Delphi y Agentes de Empleo expresaron sus protestas
La presencia del ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ayer en Chiclana no cumplió con las expectativas en cuanto a la asistencia de público, pues en el salón en el que se celebró el acto se podían divisar sillas vacías. En concreto, se registró alrededor de tres cuarto de entrada con poco menos de 200 personas sentadas, pero con la posibilidad de aumentar considerablemente el aforo, ya que se divisaban sillas vacías y los pasillos sin apenas gente.
La cita con el ex presidente estaba programada para las ocho de la tarde en los salones del establecimiento Pico de Oro, donde aguardaba el público, la mayoría mujeres, para darle la bienvenida. La presencia de Zapatero en Chiclana respondía al premio que le otorgó la Asociación de Mujeres Asocum de esa localidad “por su defensa de una sociedad más justa entre mujeres y hombres”.
Lola Virués, ex coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en Cádiz, fue la encargada de dar paso a la intervención de Rodríguez Zapatero, quien resaltó las leyes relativas a la igualdad, contra la violencia de género, sobre el matrimonio entre homosexuales o sobre la dependencia que entraron en vigor durante su etapa como gobernante del país.
Así, dijo sentirse “muy orgulloso” sobre todo lo que hace la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, con la Ley de Dependencia, “quien gasta el mismo dinero en las prestaciones como el Gobierno central”.
Aseguró, además, que la causa “más profunda durante mi gobierno ha sido la igualdad”, al tiempo que admitió que la eliminación de la asignatura Educación por la Ciudadanía “es lo que más me ha dolido del actual Gobierno”.
Sobre la Ley del Matrimonio Homosexual, recordó “las cosas que se dijeron cuando hicimos esta Ley” y que hubiera “tantos obispos en las calles porque decían que se iba a perder la familia”. Asimismo, afirmó que “si hay una negación de la libertad de las mujeres, la más odiosa e insoportable es la de la violencia que ejercen los hombres sobre ellas”, agregando que siente “vergüenza profunda como hombre de que haya algunos que maltratan a las mujeres”.
Rodríguez Zapatero acabó su intervención ante los aplausos de los asistentes, pero antes también hubo otros reconocimientos a Pilar Sepúlveda García de la Torre, vocal del Consejo General del Poder Judicial, a Miguel Romero, al centro de personas adultas Dionisio Montero y al grupo de gente que se ha comprometido a “dar la cara contra la violencia de género”.
Mientras se pronunciaban los discursos y las entregas de premio, en la entrada de los salones del Pico de Oro se manifestaban varios ex trabajadores de Delphi, quienes le recordaban a Zapatero sus promesas de que no iba a fallarles, así como un grupo de Agentes Locales de Promoción de Empleo (Alpes) que portaban una pancarta en la que rezaba que se cumpliera la sentencia que obliga a reincorporarlos a sus puestos de trabajo. A estas protestas también se sumó Francisco Mateo Melero, quien perdió a su hermano tras ser asesinado por ETA y que con un cartel expresaba su desacuerdo con la política desarrollada en materia de terrorismo con la excarcelación de presos de la banda terrorista.
No obstante, ninguno de ellos pudo ver a Zapatero porque entró por otra puerta, algo que incluso despistó y sorprendió a los periodistas que esperaban la llegada del ex presidente por esa misma entrada.
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