La segunda sesión del juicio al vecino de El Puerto acusado de maltratar a su esposa, abusar de una hija y violar a otra se inició ayer con un incidente: el presidente del tribunal expulsó de la sala de vistas a la ex esposa del procesado cuando ella interrumpió el juicio al dirigirse en voz alta a su ex marido, sentado en el banquillo. Pocos minutos antes, la mujer había entrado en directo en un programa de televisión que la entrevistó junto al Palacio de Justicia. Fue otra actitud chocante de una denunciante de maltrato que el día anterior declaró en el juicio oculta tras una mampara de la vista del acusado y del público.

La primera actitud llamativa se produjo anteayer. Después de declarar tras un biombo, la ex esposa del acusado entró en la sala de vistas y se sentó en la primera fila de asientos del público y justo detrás de su ex marido. A unos dos metros de él. Una agente judicial llegó a pedirle que se fuese hacia atrás, pero ella se limitó a pasar a la segunda fila de asientos y allí se quedó.

Ayer, pese a la declaración tras la mampara, admitió ser entrevistada en directo en un programa de televisión y no puso ninguna objeción a que la cámara enfocase su rostro. Y ello también pese a que el fiscal y la acusación particular, esto es, su abogado, solicitaron anteayer que el juicio fuese celebrado a puerta cerrada. La defensa se opuso y el tribunal optó por la audiencia pública.

El caso quedó ayer visto para sentencia en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz. El fiscal mantuvo su petición de 24 años de cárcel porque, dijo, todo lo que denunciaron la ex esposa del procesado y sus hijas quedó acreditado en la vista oral: el maltrato, la amenazas, los abusos sexuales y las violaciones.

La acusación particular también mantuvo su calificación inicial. Y reclamó una indemnización total de 500.000 euros para las tres denunciantes. La defensa pidió la absolución. El procesado, policía, usó el turno de la última palabra para anotar que, en contra de lo que declararon sus hijas y su ex esposa, él sí se había preocupado y ocupado de una hija cuando sufrió una anorexia extrema. También para quejarse de que este periódico publicase el pasado viernes una información sobre el escrito de acusación fiscal que lo llevaba al banquillo.

Por el estrado pasaron previamente varios testigos. Entre ellos, una hija del procesado y hermana de las dos jóvenes denunciantes que dijo que una de ellas le contó que su padre había abusado de ella. Comentó también que por eso decidió ponerse ropa amplia: para que su padre no la viese atractiva.

Quien no quiso declarar fue el hermano al que una hija del procesado acusó ayer de haberla violado, como su padre. El hombre se acogió a su derecho a no prestar testimonio en el juicio. La defensa renunció a continuación a interrogar a otro hermano de las denunciantes.

Una amiga del acusado y de su ex esposa declaró que se quedó totalmente sorprendida cuando se enteró de la denuncia y que ella nunca le comentó nada sobre abusos de él a las hijas. Antes de la separación los veía felices, anotó.

Otra testigo, vecina y también amiga del matrimonio, contó que la denuncia le hizo recordar una conversación a la que asistió seis meses antes: la ex esposa del acusado le comentó a éste que necesitaba 300.000 euros para un negocio, que ganarían mucho dinero, y él respondió que no quería meterse en un crédito; después, en la playa, ya no estaba el marido y ella habló mal de él: dijo que él tenía que irse, que ella quería vivir, viajar, comprar ropa cara y que con él no podía hacerlo. "Me quedé boquiabierta", dijo la testigo.

Un psiquiatra que trató al acusado declaró que cree que éste dice la verdad cuando niega haber abusado sexualmente de sus hijas y haber maltratado a su esposa. Un psicólogo dijo que el procesado no da el perfil de maltratador ni de abusador sexual. "No afloran en él sentimientos de culpa y debería tenerlos porque no es un psicópata y tampoco un sociópata", explicó.