Enfoque de Domingo

El verano de la playa encorsertada

  • Así ha vivido todo el litoral gaditano, desde Sanlúcar hasta San Roque, la temporada de baños más atípica que se recuerda

Tres mujeres andan por la orilla en la playa de La Victoria con sus mascarillas.

Tres mujeres andan por la orilla en la playa de La Victoria con sus mascarillas. / Lourdes de Vicente

La provincia de Cádiz ha dado ya el cerrojazo a la temporada de playas más atípica que se recuerda. La pandemia del coronavirus, que ha cambiado drásticamente nuestras vidas a lo largo de todo este año, también ha logrado alterar nuestros ratos de ocio y descanso al lado del mar. Mascarillas para acceder y salir de la playa e incluso para pasear por la orilla, policías vigilando los accesos e incluso vetando la entrada a los bañistas cuando el aforo se acercaba al máximo establecido, drones que sobrepasaban nuestras cabezas para ver si manteníamos la distancia de seguridad, vigilantes de la Junta pendientes de que no nos olvidáramos que el virus seguía acechando y muchas miradas de reojo a quienes ponían la sombrilla más cerca de lo debido.

En este artículo repasamos cómo ha sido esta temporada de playa por todo el litoral gaditano, desde Sanlúcar hasta San Roque, satisfechos porque, en líneas generales, se ha superado con nota una prueba de fuego muy complicada, pero también con la confianza en que este verano tan encorsetado no vuelva a repetirse.

Costa Noroeste

En Sanlúcar, la temporada estival comenzó con la incertidumbre en torno a la celebración de las carreras de caballos en las playas –que quedaron oficialmente suspendidas a mediados de julio– y se cerró con la cuarentena de los 52 vigilantes del litoral por un positivo que se registró en este personal contratado por la Junta de Andalucía. En medio, un verano muy diferente a causa de la pandemia que en esta ciudad de la Costa Noroeste gaditana se ha saldado con una valoración relativamente satisfactoria.

El plan de contingencia para la temporada de playas en Sanlúcar recogía un aforo máximo de 73.000 personas desde La Jara hasta Bonanza, pero no se produjeron incidencias en el acceso de los bañistas al litoral. De acuerdo con el balance municipal, la localidad mantuvo el mismo nivel de visitantes que en veranos anteriores –incluso superior que en 2019 en la primera quincena de agosto–, superando con ello las previsiones planteadas como consecuencia del Covid-19, pero en ningún momento hubo que cerrar tramos costeros por aglomeraciones de público.

Dadas las circunstancias, Sanlúcar logró compensar los efectos de la suspensión de su principal evento turístico, que cada año tiene como escenario hípico precisamente al litoral sanluqueño, con otro de los grandes atractivos de la ciudad, a saber, su gastronomía, lo cual no quiere decir que el sector hostelero local haya afrontado sin dificultades la temporada alta. Para la actividad de los bares, restaurantes y demás negocios que conforman uno de los principales sectores de Sanlúcar, las excelencias culinarias de la localidad han supuesto únicamente un cierto alivio en la asfixiante deriva económica impuesta por el coronavirus.

En Chipiona, el Ayuntamiento ha dado por “salvada” la época estival con datos “aceptables”, teniendo en cuenta las dificultades derivadas de la pandemia. Sirva de ejemplo el dato medio de ocupación hotelera, que este verano fue del 60,50%, frente al 90% de 2019.

En su balance positivo de la temporada alta, el Consistorio resalta que “las playas han sido un referente nacional e internacional por su organización y medidas preventivas”. No en vano, por ejemplo, la televisión británica Sky News difundió a finales de julio un vídeo aéreo del litoral chipionero poniéndolo como ejemplo de distanciamiento social.

No resulta baladí este impacto mediático de una localidad que tiene una considerable población flotante. Y es que, aunque este verano ha visto reducido el número de visitantes, sobre todo extranjeros, la afluencia de turistas ha sido notable en este pueblo costero gaditano que año tras año se multiplica por diez, hasta alcanzar los 200.000 habitantes, según los cálculos municipales.

Por su parte, Rota, el municipio andaluz con más banderas azules, despidió el verano con “un notable alto en el grado de satisfacción de los usuarios”, según el balance oficial basado en las encuestas que los certificados de calidad obligan a realizar al Ayuntamiento a través de una empresa externa. Así, pese a la pandemia, los bañistas puntuaron los servicios de playas con un 8,7 sobre 10, sólo una única décima menos que el año pasado, cuando el litoral consiguió la mejor valoración desde 2011.

El Consistorio destaca que “el verano ha sido atípico, pero tranquilo, sin incidencias reseñables, más allá de temas relacionados con no usar la mascarilla o las limitaciones de acceso a las playas por aforo máximo para poder cumplir con la distancia de seguridad”. El Covid-19 dejó su funesta huella en una bajada de la ocupación hotelera y la actividad de los establecimientos hosteleros, pero, un año más, la población volvió a casi triplicarse en este municipio donde abundan las segundas residencias.

El Puerto

Los bañistas han tenido este verano ganas de playa en El Puerto. Desde el pasado 25 de mayo, tal como propuso la Junta de Andalucía, ya se pudo ir a la playas de la ciudad, y de hecho fueron muchos los portuenses que aprovecharon el momento para darse un primer chapuzón tras el confinamiento. No obstante, pese a que cabría esperar la puesta en marcha de los servicios de salvamento y socorrismo antes, esta temporada veraniega se han retrasado más que en años anteriores.

Así lo denunció la oposición municipal y hasta el 27 de junio no comenzó a funcionar en las playas de El Puerto dicho servicio, debido a que el gobierno local no pudo poner en marcha el procedimiento en tiempo y forma, y se vio obligado a firmar un contrato menor de salvamento y socorrismo el 25 de junio. No obstante, para esa fecha tan sólo siete socorristas prestaban servicio en todo el litoral portuense, una precaria situación que se extendió hasta mediados de julio. Las críticas de la oposición por la escasez de socorristas han sido continuas este verano, ya que los que había eran insuficientes para cubrir los 16 kilómetros de playas de El Puerto, que obtuvieron cinco banderas azules.

Otra problemática sobrevenida ha sido la falta de Policía Local en las playas, al no contar con los vehículos adaptados que utilizan para desplazarse por la arena y atender las posibles incidencias. La presencia de Policía Local este año ha sido muy deficiente, tanto en las playas como, a nivel general, en toda la ciudad, por la negativa sindical a realizar horas extras, menos aún careciendo de vehículos policiales, que no han llegado hasta finales del verano.

Valla que cerraba el acceso a la playa de la Calita en El Puerto. Valla que cerraba el acceso a la playa de la Calita en El Puerto.

Valla que cerraba el acceso a la playa de la Calita en El Puerto. / Fito Carreto

Los que han tenido mayor presencia han sido los auxiliares de playas de la Junta de Andalucía, y también Protección Civil, que tampoco se ha visto exenta de polémica. En el caso de los auxiliares de playa, comenzaron su trabajo el 16 de junio, dentro del Plan Playas seguras, con un total de 78 personas para desempeñar su cometido. Su función ha sido la de prevenir, ofrecer información en el litoral, control de acceso y vigilancia de aforos en relación al coronavirus. Su trabajo en distintas ocasiones no ha sido respetado por los usuarios de las playas, llegándose a vivir situaciones muy tensas por la falta de protección que han tenido que sufrir. El Ayuntamiento optó por aplicar el control de aforos en las playas de El Puerto, pero han sido excepcionales las ocasiones en que se ha cerrado alguna playa o se ha impedido el paso por este motivo. No obstante, también por el Covid a mediados de agosto se acotó el acceso a la playa de La Calita (Vistahermosa) en horario nocturno para impedir la celebración de botellones. Debido al coronavirus tuvo que cerrar el Beach Club Las Olas unos días, en la playa de El Buzo, al detectarse un caso entre el personal que trabaja en el chiringuito.

En cuanto a la siniestralidad, si bien el verano comenzó con la actuación sobresaliente de un particular que evitó la muerte de un bañista en la playa de Santa Catalina, ha habido que lamentar al menos dos fallecimientos, uno de ellos por ahogamiento en el mar y el otro en la misma orilla, nada más salir del agua, ambos en dicha playa.

Puerto Real

La temporada de playas ha finalizado oficialmente en Puerto Real. El pasado día 15 finalizaba el período de alta ocupación en La Cachucha y el Río San Pedro y, por lo tanto, acababan también los servicios especiales de vigilancia y salvamento que se ponen en marcha cada verano.

Llegado el fin de la temporada, la alcaldesa, Elena Amaya, ha querido felicitar al equipo de trabajadores que ha permitido que el disfrute del Río San Pedro y La Cachucha se haya desarrollado con la máxima normalidad posible, en la que ha sido la temporada veraniega mas anómala de los últimos años.

Y es que a las medidas excepcionales que se han tenido que poner en marcha a causa de la crisis sanitaria del coronavirus, se sumó también que la playa del Río San Pedro se tuvo que cerrar unos días a finales de julio tras detectarse la bacteria E.coli.

La primera edil ha resaltado el trabajo inicial para la planificación de 'Plan de Contingencia Covid-19', para que se cumplieran las recomendaciones de las autoridades sanitarias en prevención de contagios. A éste le siguió la adecuación de las playas, que añadió a las labores habituales de cada verano las específicas de la crisis sanitaria.

Del mismo modo, Amaya ha destacado “el excelente esfuerzo de coordinación del personal en el día a día, teniendo en cuenta que las distintas tareas han debido realizarse de manera organizada por diferentes profesionales”: ocho auxiliares de playa, ocho socorristas, seis miembros de Protección Civil, tres de limpieza, dos policías locales, una enfermera y los agentes de Medio Ambiente. Un equipo de 30 personas repartido en turnos para las dos playas que este año han redoblado su dedicación habitual en beneficio de la ciudadanía.

Este personal ha trasladado a la alcaldesa el compromiso que durante la temporada ha demostrado tener la ciudadanía de Puerto Real: “Nuestro pueblo ha seguido en todo momento las indicaciones y sin duda son las personas las verdaderas artífices de que el verano puertorrealeño en las playas haya terminado sin incidencias, mostrando así que somos un pueblo que sabe caminar unido ante las situaciones adversas, de lo cual me siento muy orgullosa”, dijo la regidora.

Cádiz

En la capital gaditana la pandemia no ha quitado a la gente las ganas de disfrutar de las cuatro magníficas playas con las que cuenta. Eso sí, la temporada ha venido marcada por el dispositivo que el ayuntamiento tuvo que poner en marcha para este año. Así, por ejemplo, se eliminaron todas las fuentes, duchas y lavapiés, lo que ha dado lugar a que la gente utilizara las de beber del Paseo Marítimo para limpiarse los pies de la arena de la playa.

En cuanto al aforo, las playas de La Victoria y Cortadura cuentan con una anchura bastante importante que hacían casi imposible que se pudiera producir un cierre en los accesos, como sí ha ocurrido en alguna que otra ocasión en las más pequeñas de La Caleta y Santa María del Mar.

Bañistas hacen cola para acceder a la playa de La Caleta de Cádiz mientras que estaba completo el aforo. Bañistas hacen cola para acceder a la playa de La Caleta de Cádiz mientras que estaba completo el aforo.

Bañistas hacen cola para acceder a la playa de La Caleta de Cádiz mientras que estaba completo el aforo. / Julio González

En esta cuestión hubo dos momentos principales. Uno cuando en el mes de julio la playa de Santa María del Mar se cerró sin que se informara a la Policía Local, que se enteró por la propia megafonía de la playa. La otra es la de las colas para acceder a la playa de La Caleta en un mediodía de un domingo de julio.

El Ayuntamiento de Cádiz, en un principio, dijo que el aforo iba a ser controlado por la Policía Local desde las azoteas de los edificios cercanos a las playas, aunque posteriormente se anunció que se iba a hacer a través de un dron.

Todo ello también con la sombra del conflicto que mantiene el Ayuntamiento de Cádiz y la Policía Local por el tema de los servicios voluntarios, que también ha tenido una incidencia directa en las playas.

A pesar de todo ello, los momentos en los que no se pudo acceder a las playas de la capital fueron muy puntuales y tanto los gaditanos como los visitantes pudieron disfrutar de ellas sin problemas.

Lo que sí se ha caracterizado el verano por un número un poco mayor de fallecimientos que otros años. A las tres muertes que han tenido lugar de muerte natural por infartos, ha habido otras dos que sí han llamado la atención. Por un lado la aparición de un cuerpo de una mujer que fue escupido hasta la orilla y, por otro, la caída de un hombre desde el Paseo Marítimo a la playa de Santa María y que le costó la vida. Además, no ha faltado tampoco la llegada de pateras hasta las mismas playas.

San Fernando

Aunque el pasado 15 de septiembre se echó el cierre a la temporada en la playa de Camposoto, los servicios que habitualmente se prestan a los usuarios se han mantenido desde el Ayuntamiento durante los fines de semana para atender la posible afluencia de bañistas que quisiera aprovechar los últimos días del verano. Así que este domingo, definitivamente, la playa isleña echará el cierre a un verano que ha estado condicionado por la pandemia del coronavirus y la ‘nueva realidad’ de las medidas Covid y los aforos limitados.

A pesar de todo, y aunque la incertidumbre inicial y las dudas que tenían los ciudadanos a comienzos de verano eran altas, la ausencia de incidencias relevantes ha sido la tónica habitual de la temporada que ahora termina.

Las restricciones de aforo no han sido especialmente un problema y apenas han ido más allá de cuestiones puntuales en algunos días en los que se ha llegado a registrar una mayor afluencia y en los que las horas clave han coincidido con la marea alta de elevado coeficiente además.

Con 2,1 kilómetros acotados especialmente para el baño y dotados de servicios y bolsas de aparcamiento, Camposoto contaba de entrada con un aforo para 30.000 personas; una cifra bastante elevada que ha permitido sobrellevar bastante bien las restricciones del Covid a diferencia de lo que ha ocurrido en otras playas gaditanas durante julio y agosto y sus calurosos fines de semana. Además, las posibilidades de aforo de la playa se multiplicaban si se tenía en cuenta los más de seis kilómetros que existen hasta la Punta del Boquerón.

El problema, claro, radicaba en la posible masificación o concentración de los bañistas en los mismos puntos dada la cercanía de las bolsas más amplias de aparcamiento que existen en la playa. Los accesos 3 y 4 han sido los más complicados en este sentido, si bien tan solo en una ocasión –en julio– han tenido que cerrarse durante unas horas por problemas de aforo.

Al margen de las restricciones del Covid, la playa de San Fernando ha estrenado en esta temporada que ahora termina el nuevo paseo peatonal que se ha construido con los fondos ITI, que ha llegado con un año de retraso debido a una sonora metedura de pata –un fallo en el diseño de las vigas– pero que, ciertamente, ha introducido un cambio sustancial en los accesos y ha dado más seguridad a los peatones.

La transformación completa de la playa no llegará hasta 2021. Ahora en octubre volverán a retomarse las obras para terminar la faena con el asfaltado de la carretera y la adecuación de nuevos carriles de circulación. Y para el próximo verano, el Ayuntamiento ha anunciado ya la adquisición de nuevos módulos para todos los accesos de la playa.

Chiclana

El coronavirus ponía contra las cuerdas a Chiclana en cuanto a que pudiera alcanzar este pasado verano las astronómicas cifras de afluencia de visitantes en el municipio. Poco antes del comienzo de la temporada veraniega todos los sectores económicos, e incluso el Ayuntamiento, barruntaban una difícil campaña ante las limitaciones impuestas por la pandemia. Sin embargo, Chiclana puso toda la carne en el asador y le salió bien la jugada superando las expectativas dentro de un complicado contexto.

De esta manera, cabe destacar los últimos datos aportados por el Ayuntamiento en el que se detalla que la población alcanzó los 227.000 habitantes en el mes de agosto, una cifra similar al mismo mes del pasado año. Y todo gracias al turismo nacional, si bien se notó la bajada de extranjeros. En este sentido, la cruz de la moneda ha sido para los hoteles, que en otros veranos superaban el 90%, mientras que en esta temporada rozaron el 67% de ocupación. Además, iniciaron la actividad a mediados de julio cuando normalmente abren los establecimientos de cara a la Semana Santa.

No obstante, la afluencia de visitantes se compensó sobremanera con las segundas residencias y, en especial, con el aumento de los alquileres de viviendas, ya que muchas familias preferían pasar el mayor tiempo posible en chalets. Otro dato significativo es el alto grado de ocupación en las playas que se dividieron en 45 zonas, y en las bolsas de aparcamientos, datos que se podían conocer a diario por la aplicación que puso en marcha el Ayuntamiento. Y se ha demostrado que ha sido todo un éxito porque hubo más de 600.000 consultas en apenas tres meses, más de la mitad solo en el mes de agosto.

En cuanto a seguridad ha sido un verano sin sobresaltos en cuanto a rescates. Además, el cumplimiento de la distancia social fue respetado por parte de los usuarios de las playas, salvo excepciones esporádicas, y los visitantes se han repartido por zonas en las que en veranos anteriores eran menos transitadas, e incluso los días de más aforo no hubo problemas de espacio en nuestras playas. Con todo ello, los sectores implicados para que la campaña veraniega pudiera ser un éxito coinciden en que, al menos, se ha podido salvar una temporada en la que había mucho en juego.

La Janda

La temporada de playas en la comarca litoral de la Janda ha cumplido con las perspectivas que se habían marcado los responsables en materia turística de Conil, Vejer y Barbate. Tanto las franjas costeras urbanas, como las que bañan los bordes litorales de Zahara de los Atunes, El Botero, La Hierbabuena, Los Caños, Zahora, El Palmar, Torrenueva, La Fontanilla y Fuente del Gallo y Roche, se han vuelto a convertir en un destino turístico de primer orden en la provincia de Cádiz.

La coincidencia de la pleamar con el horario comprendido entre las 12.00 y las 14.00 horas fue en el mes de julio uno de los grandes problemas que ocasionó la limitación de aforo, algo que quedaba resuelto unas horas más tarde con la llegada de la bajamar.

Las concejalías de Turismo y Playas incluyeron novedades con respecto a otros puntos del litoral. Por ejemplo, en Conil se abrió un tramo para no fumadores, mientras que en Vejer se estableció un espacio para las personas mayores de 65 años y con movilidad reducida, contando con una zona de aparcamientos propia y provista de aseos y vestuarios.

Los positivos por la Covid-19 también se dieron en las playas barbateñas y vejeriegas, teniéndose que cerrar al baño unos días mientras se encontraban vigilantes y un nuevo equipo de socorrismo. Los agentes de la Policía Local también han tenido que realizar un trabajo extra para controlar que todas las personas llevasen las mascarillas puestas. Incluso hubo un detenido en El Palmar por discutir con los agentes sobre la necesidad de llevar este complemento de protección.

Por tener este verano ha tenido hasta un marrajo que quiso acercarse a la playa urbana de Zahara de los Atunes, aunque no pudo quedar inmortalizado en algún móvil o cámara fotográfica. Lo que sí quedó recogido en las tarjetas de memoria y en la retina de muchos turistas fue la llegada a una playa de Los Caños de una embarcación neumática de las que se usan para trasladar por mar grandes cantidades de droga.

También el drama de la inmigración ha estado patente, quedando varadas en la arena algunas de las pateras que sirvieron para el traslado de muchas personas, sobre todo jóvenes, varones y de origen magrebí, que buscan un futuro más próspero que el que tienen en Marruecos.

Quien sí falleció a principios de junio, cuando aún no se contaba con los servicios de socorrismo, fue un hombre de unos 60 años que murió ahogado en la playa de El Palmar. También en clave de siniestros, se tuvo hasta un incendio en el pinar próximo al núcleo urbano de Los Caños. Precisamente en los acantilados de la playa de Los Castillejos quedaba aislado hace solo unos días un turista que fue sorprendido en la zona de rocas con la subida de la marea. Su rescate precisó incluso de la presencia del helicóptero de Salvamento Marítimo y de otros servicios de rescate.

Campo de Gibraltar

En el Campo de Gibraltar, los ayuntamientos con litoral también se prepararon concienzudamente para una temporada de playas que distaba mucho de ser una más. Sin llegar al extremo de las sombrillas perfectamente alineadas como en Punta Umbría (Huelva), las costas campogibraltareñas han sido por lo general espacios donde se han respetado las medidas de seguridad y aforo. Solo en momentos puntuales de julio y agosto se alcanzó el lleno en varias playas forzando la intervención de las autoridades.

Cartelería, señalización de accesos, imposibilidad de utilizar las duchas, un refuerzo de la limpieza de los aseos y la megafonía fueron las armas comunes empleadas por los municipios para minimizar el riesgo de contagios por el coronavirus. La temporada se ha prolongado, en el mayor de los casos, hasta el pasado 15 de septiembre.

El control de la afluencia y el uso de la mascarilla en los desplazamientos de entrada y salida ha sido el principal reto de las autoridades municipales, buscándose un equilibrio entre la presencia de bañistas y cierta holgura en los arenales aunque sin la posibilidad manifiesta de comprobar si los grupos de sombrillas se correspondían con familias, convivientes o grupos de amigos que debieran guardar la obligada distancia interpersonal.

Así, las principales incidencias de la temporada se registraron en puntos del litoral de Tarifa y en una franja de Getares, en Algeciras, donde se alcanzaron varias veces en julio y agosto los niveles máximos de ocupación prevista en los planes de contingencia.

El fin de semana del 1 y 2 de agosto, con las temperaturas más altas de todo el verano en la zona, fue el más complicado de todos ante el masivo desplazamiento de la población a las playas unido al momento álgido de la temporada turística. Así, durante esos dos días se produjo el cierre de los accesos a dos zonas de Getares (Algeciras) y el control de las entradas en Bolonia (Tarifa) y Cala Sardina (San Roque), las dos playas con más usuarios de la comarca. La situación se repitió a finales de agosto.

En Tarifa, el municipio con más kilómetros de costa de todo el Campo de Gibraltar (22), además de Bolonia han sido puntos complicados la Playa Chica (en el núcleo urbano, por su escasa capacidad) y franjas de Los Lances Norte. La Guardia Civil tuvo que apostarse durante varias mañanas en el cruce de la N-340 para impedir la entrada de más coches a Bolonia, considerada una de las mecas costeras del Campo de Gibraltar, para evitar el colapso.

La aplicación Mi playa segura ha sido un aliado de los usuarios para conocer el estado de ocupación en Tarifa, mientras que el alga asiática Rugulopteryx Okamurae ha dado cierta tregua a los bañistas este verano, aunque se tuvieron que efectuar varias recogidas por arribazones tras días de intenso viento de levante.

En Algeciras, con dos playas (El Rinconcillo y Getares), el control del aforo se basó en el continuo trasiego de las patrullas de la Policía Local con el apoyo de los vigilantes de la Junta. Además, las pasarelas de acceso estuvieron señalizadas marcando circuitos de entrada y salida junto con continuados mensajes por megafonía cada dos horas con consejos y recordatorios de la obligación de portar la mascarilla. Al igual que en Tarifa, la aplicación para móviles y el portal web municipal aportaron datos actualizados sobre la ocupación así como información útil como la velocidad del viento o la temperatura del agua.

El comité técnico del plan de playas de Algeciras sólo tuvo que reunirse una vez para establecer medidas ante la alta ocupación que se registraba en una franja de Getares, situación que fue corregida con una nueva delimitación de los espacios. El Ayuntamiento calificó el comportamiento de los ciudadanos como “ejemplar” al término de la campaña.

Palmones, en Los Barrios (menos de un kilómetro de longitud) cubrió su temporada estival sin grandes incidencias, según el Consistorio barreño, que informó en todo momento del grado de ocupación a través de una aplicación para teléfonos y mediante su página web. La cartelería ha sido igualmente el recurso más empleado para difundir y buscar la concienciación del público eminentemente familiar que utiliza esta playa.

San Roque puso en marcha un original sistema de cámaras para controlar el aforo pero también para que los bañistas pudieran comprobar a través de internet cómo estaban de llenas las playas del municipio.

Según datos del Ayuntamiento sanroqueño, el sistema ha sido utilizado por 350.000 usuarios en dos meses tanto desde los teléfonos móviles como desde el ordenador.

A su vez, la megafonía y la señalización fueron reforzadas. Cala Sardina ha sido la playa con mayor afluencia, junto con Torreguadiaro.

En La Línea, las medidas especiales para el cumplimiento de las normativas por la alerta sanitaria se centraron en la app para el control de aforos, la instalación de megafonía en las playas urbanas y de megáfonos de mano en no urbanas (Alcaidesa). De igual forma, se colocó cartelería específica, así como indicadores de entradas y salidas junto a papeleras, dispensadores de hidrogel, jabón y toalleros de papel en los módulos de aseo.

La única incidencia reseñable en el municipio linense tuvo lugar el día de San Juan, cuando centenares de jóvenes se concentraron en un punto concreto de la playa de Levante. La Policía Local, con apoyo de la Nacional, tuvo que desalojar la playa. El resto del verano, la situación ha sido tranquila, especialmente en La Alcaidesa.

Otro detalle importante de este verano atípico en el Campo de Gibraltar ha sido el éxito de los dispositivos de salvamento y socorrismo. La temporada se ha cerrado sin ningún ahogado. También ha contribuido al confort en las playas la práctica ausencia, por segundo verano , de medusas.

Textos: Francisco Sánchez Zambrano, F. Javier Franco, Carlos Benjumeda, Cristóbal Perdigones, Melchor Mateo, Arturo Rivera, Fernando Melero, José María Ruiz y Alberto Rodríguez.

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