Coronavirus en Cádiz

Se acabó la música

  • En la temporada de primavera-verano, la potente de música en vivo, en la provincia se celebran una veintena de festivales, a los que hay que sumar centenares de bolos en bares, salas de conciertos y chiringuitos. Aunque nadie puede fijar una cantidad de lo que puede mover este sector en la provincia, una pequeña multiplicación nos va a arrojar centenares de puestos de trabajo y el sustento de los músicos, que en estos meses sacan la mayor parte de sus ingresos para el resto del año. El ocio es una notable industria. Todo eso está en peligro no sólo este año, sino para mucho más tiempo. Como dice Tali Carreto, de La Mota: “Nuestro negocio es el calor humano y ahora el calor humano cotiza a la baja”.

Una mujer protegida con mascarilla pasa delante de un anuncio municipal sobre la oferta de ocio del verano.

Una mujer protegida con mascarilla pasa delante de un anuncio municipal sobre la oferta de ocio del verano. / Lourdes de Vicente

Antes de la crisis financiera de 2008 los veranos musicales en la provincia iban con talonario municipal. Los ayuntamientos se convirtieron en promotores e inflaron una burbuja que estalló con la del ladrillo. Siguieron años de sequía para tener un resurgir gracias a empresarios que consiguieron que la música en directo en la temporada que iba desde mayo hasta casi octubre generara varios miles de puestos de trabajo. Los artistas, en tiempos de spotify, obtenían sus ingresos en esos meses. No sólo en grandes festivales, que surgieron en varios formatos y con gran éxito, también en chiringuitos, pequeñas salas, verbenas.... En cada rincón, el verano de Cádiz era un verano musical. La música en verano era un símbolo de la recuperación. Todo se ha derrumbado. Una pandemia que obliga al distanciamiento social, salvo sorpresa, obligará a un verano en silencio.

Para Nacho Corral, promotor con su socio, el músico Paco Muñoz, de un festival coqueto y de gran prestigio en poco tiempo, como es el festival de jazz de Vejer, esta situación es una catástrofe. “Nuestro festival es pequeño, con un aforo de unas mil personas, pero muy recogido, con público en el escenario, por lo que pensamos en alternativas. Quizá en vez de hacerlo en una semana podemos hacerlo a lo largo de todo el verano en distintos escenarios. Pero no podemos hacer nada hasta que nos digan qué se puede hacer. No hemos anulado, ni los artistas lo han hecho, pero supongo que se anulará”. Con un presupuesto de 150.000 euros, este año el festival de jazz sentía que era su consolidación. Esta semana iban a presentarlo y empezar a vender entradas. Venían grandes figuras internacionales del jazz. Pero más allá de esto, Corral se pregunta qué tipo de verano tendremos. “No creo que la gente, aunque sólo sea público nacional, venga para quedarse en el apartamento. La música era uno de los grandes atractivos del verano y no veo ninguna posibilidad de que la vaya a haber”.

En Cádiz, el verano musical tiene su epicentro en el Festival No sin Música, a mediados de agosto en el muelle de Cádiz, y en el ciclo de conciertos Músicas del Mar, que este año 2020 está protagonizado por la actuación de Estopa, el 22 de agosto también en el muelle de la capital, y sobre todo por los dos anunciados conciertos de Alejandro Sanz en el estadio Carranza, el fin de semana del 11 y 12 de julio. Aunque los organizadores siguen trabajando en su celebración, lo cierto es que estos festivales viven actualmente en un escenario de incertidumbre.

Omar Osuna, responsable del No sin Música y del ciclo Músicas del Mar, deja claro que el primer festival podría sobrevivir en el puente de agosto con una normativa que limite el aforo. En este caso, en el muelle caben entre 10.000 y 12.000 personas y la venta de los abonos, aunque a buen ritmo en el arranque de la venta, se ha ralentizado, por lo que bastaría con cortar la venta y adaptarse a la probable limitación.

Pero el problema, el enigma más impredecible, es el que rodea a las dos citas de Alejandro Sanz en el Carranza: el primer concierto con cerca de 20.000 entradas venidas y el segundo, el del domingo 12 de julio, con solo unas pocas de entradas aún en taquilla. En estos conciertos, cualquier limitación del aforo haría imposible su celebración.

Osuna resalta que es necesario despejar cuanto antes la “incertidumbre” que planea sobre los festivales musicales de este verano, que es necesaria una claridad normativa que despeje el horizonte. Y reflexiona acerca de la eficacia sanitaria de una reducción de aforo: “¿Quienes acudan a los conciertos no van a tratar de estar todos delante del escenario? ¿Cómo se regula eso?”. Aunque también estima que son los propios artistas quienes deben tomar una decisión global sobre sus giras, como ya han hecho El Barrio y Sting. “Eso también despejaría dudas. Se trataría, además, de una suspensión, de un traslado de los conciertos de 2020 a fechas similares en 2021”.

"Nuestro sector vive del calor humano y el calor humano estos días cotiza a la baja"

“Estamos a la espera de cómo se van a desarrollar los acontecimientos”, señala la responsable de comunicación del Concert Music Festival, Deborah Casillas, quien no obstante asegura que desde la organización “no cejamos y seguimos trabajando” para que vuelva al poblado de Sancti Petri el macroconcierto veraniego que se ha convertido en uno de los principales de España cuyo comienzo está previsto para el 2 de julio y que se prolongará hasta finales de agosto.

Casillas indica que, pese a las dificultades, “mantenemos la ilusión por celebrar un año más el Concert Music en Sancti Petri. Tenemos muy presente la difícil situación que estamos todos viviendo y desde la organización la absoluta prioridad es la seguridad y el bienestar de los asistentes, de los artistas y de los trabajadores del Festival”. De este modo, inciden que en el hipotético caso en el que las autoridades sanitarias prohibieran o limitaran la celebración de eventos públicos en los meses de julio y agosto y, por ello, o por decisión de los propios artistas o de la propia organización, hubieran de aplazarse a posterior fecha algunos de los conciertos programados, “las entradas adquiridas serían válidas para la nueva fecha sin necesidad de realizar ningún cambio”.

Aquellos clientes que no puedan o no deseen asistir en la nueva fecha fijada para la celebración de los eventos aplazados, o en el caso de los conciertos que sean cancelados y no se emplacen a una nueva fecha, “se procederá de acuerdo con lo que corresponde legalmente, y también ética y moralmente, en cuanto a la devolución íntegra del importe total de las entradas, por lo que los derechos de los compradores de las entradas están absolutamente garantizados”.

El coronavirus dejará también a San Fernando sin el festival La Isla Ciudad Flamenca, cuya séptima edición se ha venido abajo justo cuando la cita, que en anteriores ediciones se ha prolongado durante mes y medio, empezaba a tomar forma.

No hay nada concreto pero, aunque se levante el estado de alarma a mediados de mayo, las obligadas restricciones continuarán durante mucho tiempo “y afectarán de lleno a la organización de eventos que se basan en las grandes aglomeraciones de público”, reconoce el empresario Javier Fernández, Chico, promotor de este festival que se ha consolidado en la agenda de verano.

Teníamos alguna esperanza con la organización de actos al aire libre pero las medidas de las que se están hablando, si van en línea con lo que está diciendo para que pueda reabrir la hostelería, hacen que sea prácticamente imposible celebrar eventos”, señala.

“Esperamos que a finales de año se puedan retomar los conciertos”, aunque el panorama -admite- resulta bastante incierto ya que para entonces se habla también de una posible segunda oleada del Covid-19. “Quizá tendremos que cambiar nuestra forma de ver conciertos y asistir a espectáculos”, afirma.

Tali Carreto, de la Mota Producciones, promotor del Monkey Week y responsable de comunicación del Puro Latino, Primavera Trompetera y Brota Música, se confiesa “un optimista en horas bajas. No vamos a ser iguales cuando salgamos porque es una crisis que afecta a todos, pero más a una actividad, como la nuestra, la de la música, que tiene su potencial en el calor humano. Y fíjate tú ahora cómo cotiza el calor humano. Además, puedes tener un plan A, un B y un C y puede que ninguno valga porque lo único que hay es incertidumbre”.

Considera imprescindible que se empiece a clarificar a partir de mayo los planes sobre “un sector que genera mucho empleo y que entronca directamente con el turismo. Quizá no se pueda saber todo, pero sí algunas líneas maestras para saber en qué territorio pisamos. no es un sector pequeño.Mucha gente vive de esto”.

Festivales como el Puro Latino anunció hace dos semanas que tenía absolutamente todo el papel vendido. Primavera Trompetera, que abre la temporada, se trasladó de abril a junio y ahora está pendiente de si vale el plan A o hay qie ir al B. Desde el Monkey se va a tratar de poner ideas en orden y se han diseñado unas mesas de trabajo telemáticas que se van a desarrollar la próxima semana en las que van a estar presentes responsables de todas las partes que tienen algo que decir en el futuro de la música como sector económico, incluido el Ministerio de Cultura. Serán abiertas a través de la página del Monkey y se abarcará desde la perspectiva política, al futuro de los festivales, pasando por las salas de conciertos y las posibilidades del streaming.

“La música en directo da vida a los ciudades. Hay que ser responsables y ser responsables es también pensar en qué modo regresamos. Que de ésta la música en vivo no desaparezca porque es más esencial de lo que a primera vista puede parecer para nuestra salud como sociedad”, reflexiona Carreto.

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