La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a dos años de prisión y a 80 días de trabajos en beneficio de la comunidad a un joven por amenazar y abusar sexualmente de su novia menor de edad cuando ella le dijo que quería poner fin a la relación. El tribunal de la Sección Tercera, no obstante, le ha concedido al procesado la suspensión de la pena de cárcel por un periodo de tres años bajo la advertencia de que no puede cometer ningún delito en ese tiempo. Asimismo, le obliga a realizar un curso en materia de igualdad y violencia de género y le prohíbe aproximarse y comunicarse con la víctima por otros tres años.

El joven, que en un principio se enfrentaba a doce años de cárcel a petición de la Fiscalía, se ha visto beneficiado de una importante rebaja en su condena tras admitir la autoría de los hechos e indemnizar a la perjudicada por los daños morales que le ocasionó. Así, tras alcanzar un acuerdo en un acto de conformidad celebrado en el Palacio de Justicia gaditano el pasado mes de mayo, el encausado fue condenado en firme a dos años de prisión por un delito de abuso sexual a mayor de 16 años y menor de 18 y a 80 días de trabajos a la comunidad por un delito continuado de amenazas leves. 

La sentencia dictada por el tribunal de la Sección Tercera recoge como hechos probados que la víctima y el agresor mantenían una relación sentimental desde hacía un año y medio aproximadamente cuando sucedieron los episodios ahora juzgados.

El 28 de febrero de 2015, la pareja quedó en el domicilio de él. Cuando estaban solos en el dormitorio, la chica le manifestó su intención de poner fin al noviazgo. En ese momento, el joven, de 19 años entonces, comenzó a quitarle la ropa mientras intentaba besarla, pese a que ella le decía que no quería mantener relaciones sexuales. 

El procesado, continúa la resolución judicial, insistió en su intención mientras le decía que "tener un hijo los uniría para siempre". De esta forma, valiéndose de la influencia que ejercía sobre ella y a pesar de que la chica le repetía llorando que quería marcharse, él logró consumar su propósito: tuvieron relaciones sexuales completas "sin que conste la existencia de violencia o intimidación", precisa la sentencia. 

Asimismo, ha quedado acreditado que a lo largo de la relación, el ahora condenado amenazó a su novia en distintas ocasiones y en diferentes contextos. La última vez fue el 14 de febrero de 2015, cuando le dijo "te voy a pegar un puñetazo" y "te voy a mandar a alguien para que te dé un puñetazo", lo que ocasionó "auténtico temor" en la menor.