La cambiante historia del PP con el tranvía de la Bahía de Cádiz

El trazado por el centro de Chiclana fue durante años el principal motivo de enfrentamiento entre las formaciones

La madre herida en el accidente del tranvía de Chiclana recibe el alta y el menor continúa hospitalizado

Como se puede ver en la imagen, el golpe fue brutal.
C.M.

21 de octubre 2025 - 06:00

Desde su gestación, el tranvía metropolitano de la Bahía de Cádiz no solo ha tenido que salvar obstáculos técnicos y presupuestarios, sino también un intenso debate político. En Chiclana, donde el trazado urbano del convoy ha sido especialmente controvertido, el Partido Popular pasó de liderar la oposición más férrea al proyecto a defenderlo ahora como uno de los grandes logros de la Junta de Andalucía.

En 2010, el entonces candidato popular a la Alcaldía, Ernesto Marín, fue tajante: si ganaba las elecciones municipales, paralizaría las obras del tranvía a su paso por el municipio. “Una de las primeras medidas será detener las actuaciones del tramo urbano”, declaró entonces. Su argumento era que el trazado propuesto por la Junta de Andalucía, atravesando el centro de la ciudad, generaría graves problemas de tráfico.

Ya en la Alcaldía, Marín promovió en julio de 2011 unas pruebas de circulación para demostrar su tesis. Durante cuatro días se simuló el paso del tranvía por el centro, y el resultado reavivó la polémica. El propio delegado municipal de Tráfico reconoció que las simulaciones habían provocado retenciones, mientras que la Junta e Izquierda Unida insistían en que el proyecto era perfectamente compatible con el tráfico rodado.

La llamada Plataforma contra el actual trazado del tren-tranvía también se movilizó, denunciando que el recorrido “dividía la ciudad” y reclamando una alternativa por Urbisur, con prolongación hasta la playa. Esa propuesta fue la defendida por el PP durante todo el mandato de Marín.

Aun así, el entonces alcalde intentó mantener un cierto diálogo institucional. En agosto de 2013 se reunió con el delegado territorial de Fomento para reclamar que la Junta cumpliera sus compromisos con Chiclana y que las obras no supusieran costes para el Ayuntamiento. Dos años después, en abril de 2015, la tensión resurgió: empresarios del centro iniciaron una recogida de firmas denunciando el impacto de las obras en la calle Mendizábal y en la rotonda de entrada y salida de la ciudad. Marín volvió entonces a insistir en que el tranvía “nunca debió pasar por esas calles”.

Quince años después, el discurso ha cambiado por completo. Con el tranvía ya en funcionamiento y el PP en la oposición local, los populares chiclaneros lo reivindican como un símbolo del progreso regional. En septiembre, la portavoz Ascen Hita destacaba los 267 millones invertidos en el proyecto y acusaba al PSOE de haberlo “paralizado y bloqueado durante décadas”.

Lo que antes era un obstáculo para el tráfico se ha convertido, con el tiempo, en bandera política con el que se intenta convencer a los chiclaneros.

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