"Vine con un móvil y me voy con dos, pero llenos de amigos; es lo mejor que me llevo"

Tras 12 años al frente de los empresarios, hace balance: en lo positivo, el crecimiento de la organización en la provincia; en lo negativo, las promesas incumplidas de los diferentes gobiernos

El todavía presidente de los empresarios gaditanos, en la sede de la Confederación, junto a los retratos de sus antecesores en el cargo.
El todavía presidente de los empresarios gaditanos, en la sede de la Confederación, junto a los retratos de sus antecesores en el cargo.
Fernando Rufo Cádiz

24 de diciembre 2012 - 05:01

-¿Después de 12 años va a dejar la Confederación de Empresas de Cádiz (CEC). ¿Por qué se va?

-Después de 12 años, tres legislaturas, termino mandato. No quiero perpetuarme en el cargo, los anteriores presidentes estuvieron 8 años, yo he estado más y hay que dar paso a nuevas ideas y nuevas personas. También creo que, en el caso de la propuesta que se ha hecho en la persona de Javier Sánchez Rojas, aparte de un amigo es una buena persona, un buen empresario y es un técnico. Las organizaciones deben estar más tecnificadas y profesionalizadas, porque cuando negociamos con las administraciones hay que estar de igual a igual. Tengo nuevos proyectos empresariales, quiero dedicarle más tiempo a mi familia que la he tenido mucho tiempo dejada de la mano, y más tiempo a mi empresa.

-¿Qué le dijo Sánchez Rojas?

-El día que lo comuniqué no sólo a Javier sino al comité ejecutivo fue un día agridulce, porque por una parte me pedían que continuara pero otros reconocían que le he quitado 12 años a mi vida, a mi empresa, mi familia. Agradezco a todo el mundo sus muestras de cariño, sobre todo a los que entienden mi decisión. Para mí en estos 12 años he hecho varios másters, pero el principal ha sido el estar aquí. He aprendido que las cosas que parecían más difíciles de solucionar se han arreglado con una llamada de teléfono, y que las que parecía que se arreglarían con una llamada no se pudieron solucionar durante mucho tiempo.

-El mundo empresarial que deja no tiene nada que ver con el que se encontró hace 12 años...

-Desde luego. Hemos visto nacer empresas y crecer empresas; en los últimos cinco años estamos viendo morir empresas. Nos ha pillado lo bueno del ciclo económico, en los años 2005 a 2007, cuando más empleo se creó, y nos toca vivir lo peor.

-Una vez dijo que nuestros padres fueron emigrantes y que no quería que nos convirtiéramos en padres y abuelos de emigrantes..

-Desgraciadamente vamos por ese camino. Tenemos la juventud mejor preparada pero el paro en el sector juvenil llega al 60% y se está decidiendo a irse de España.

-En todo este tiempo, ¿ha encontrado lealtad entre los diferentes partidos que han gobernado? ¿Le han fallado?

-Los políticos nos escuchan pero no nos atienden. Para esta crisis, la empresa es la solución. El Gobierno, para atajar la crisis, empieza con los recortes pero no crea empleo, crea paro. Las dos grandes cifras de los presupuestos son las partidas para el desempleo, que muchas veces son una limosna para el parado, y para los intereses de la deuda. ¿Cómo se crean entonces las empresas? Hay mano de obra, hay materia prima, pero no hay capital, no hay financiación ni se le espera. Todo empezó con la pérdida de la vergüenza a la hora de invertir sin miramientos, y ahora hemos llegado a la pérdida de confianza. Desde luego, la solución no es crear un banco malo; lo suyo hubiera sido crear un banco bueno, porque con los bancos malos que ya tenemos es suficiente.

-En la rueda de prensa que dio justo antes de la última huelga general, dio la impresión de que, si no fuera por su cargo, sería el primero en ir tras la pancarta...

-Hombre, por supuesto. Es que no nos faltan razones. Los empresarios también estamos indignados con las administraciones, con los bancos, con algunas instituciones, con las leyes. Hace 20 años, un empresario estaba sometido a 9.000 leyes. Hoy estamos sometidos a 25.000. Decía una importante figura del derecho nacional que estamos asistiendo a una diarrea legislativa, porque muchas leyes estaban naciendo cagadas. Decía que lo que hace falta son menos leyes y mejores leyes, porque lo que hay crea lagunas. Lo que ocurre es que creemos que no se va a solucionar todo detrás de una pancarta, creo más en las reuniones y en una mesa de negociación.

-Imagino que no se esperaba una crisis tan dura y persistente.

-Mi padre tiene 82 años y dice que es la crisis más dura que ha vivido. Y hay muchos empresarios que no creían que durara tanto. En la del 93, si uno se caía llamaba a un banco que te daba la cuerda para salir; era una cuerda cara, pero se salía. Hoy no está ni el banco ni la cuerda.

-Y, ¿por qué no se invierte en Cádiz, según la experiencia de este periodo en la CEC?

-Hace poco coincidí con un representante empresarial del País Vasco en una asamblea de la CEOE y me contaba que en Andalucía y en Cádiz había muchas familias vascas viviendo. Yo le respondí que no sólo es vivir en Cádiz y disfrutar de ella, sino que por qué no invertían. La respuesta que me dio fue que en Andalucía y en Cádiz es donde está la presión fiscal más alta, y eso detiene a muchos inversores. Y además en esta provincia tenemos un impuesto más, el de la autopista.

-¿Le va a ser difícil quitarse el 'chip' cuando se vaya?

-Nací empresario y, seguramente, moriré empresario. El chip tendrá que desconectarse un día, pero poco a poco. Cuando llegué aquí traía un móvil, y ahora me llevo dos llenos de amigos. Ese es el mayor capital que me llevo, además de haber conocido a gente maravillosa. A grandes empresarios que me han abierto sus empresas, sus familias, su corazón... Me voy con muchas satisfacciones por el deber cumplido, le he dedicado todo el tiempo que he podido y más.

-Haga un ejercicio de resumen. ¿Con qué se queda de todo lo gestionado en este tiempo, de todo lo vivido en la CEC?

-Pues, por ejemplo, el haber conseguido inaugurar tres grandes sedes en la provincia. Cuando cumplimos 25 años seguíamos de alquiler y nos propusimos tener nuestra propia sede y lo hemos conseguido. Esa foto la tendré siempre en la retina. También, ver cómo la CEC se llenaba de personas, de técnicos, cómo cada vez teníamos más protagonismo en la sociedad, en la economía, etc. Muchas veces han venido ministros a nuestros actos, aunque hay que decir que después no cumplían lo que prometían.

-Y, en el lado contrario, ¿qué espina se lleva clavada?

-Una de ellas es la autopista. Se nos prometió que la autopista seguiría con peaje porque se iba a desdoblar la Nacional IV entre Jerez y Dos Hermanas. Nos pareció bien. Pero después nos dijeron que nos olvidáramos. Por eso el otro día, cuando la ministra Ana Pastor dijo que el peaje lo quitaría en 2019, respondí que no me lo creía. Que lo firme y no hay problema. Sólo le deseo mucha salud y buena memoria, para que cuando llegue el 2019 se acuerde y siga de ministra. También me voy con la espinita de Las Aletas.

-De aquel famoso espíritu de Las Aletas ya no están Antonio Fernández, ni Concepción Gutiérrez, ni Juana Lázaro, ni Manolo Ruiz, ni Pedro Custodio, ni Barroso. Usted era el último. ¿De aquello ya no queda tampoco el espíritu?

-Sí hombre, la ilusión que representaba aquel espíritu creo que permanece, pero llegó la crisis. A lo mejor ha faltado voluntad política porque, por poner un ejemplo, cuando se iba a hacer la A381 hubo también un fuerte posicionamiento en contra de los colectivos ecologistas. Se hizo e incluso recibió un premio de Europa. Este tema de Las Aletas, en lugar de ir evolucionando, ha ido degenerando.

-¿Cómo le gustaría que le recordaran como presidente de la CEC?

-Como un hombre normal, porque al final los cargos desaparecen y las personas quedamos. Es más importante ser persona. Un presidente tiene contrato temporal, caducamos a los cuatro años y nos tienen que reelegir.

-¿Seguirá vinculado a la Confederación de alguna manera?

-Seguiré siendo asociado, porque creo que sobre todo hay que dejar trabajar a las personas. En estos 12 años, el anterior presidente y amigo, Santiago Cobo, me daba consejo, lo llamaba y me atendía. Y yo haré lo mismo con Javier. Cuando me necesite, ahí estaré. Pero hay que dejarlo que aplique sus ideas, con su equipo y su gente. Yo necesito tiempo para mis nuevos proyectos, para mi familia y mis amigos.

-Sólo le queda presentar su candidatura a alcalde...

-Cada vez que se aproxima un proceso electoral han venido a buscarme partidos de derecha, de izquierdas e independientes. Y siempre he dicho lo mismo: mi vocación es empresarial.

-Por tanto, seguirá pensando en esos amigos empresarios cada vez que se conozca el paro...

-Yo lanzo desde aquí un deseo: dedicar esta entrevista a todos los empresarios que después de estos años de crisis siguen con sus empresas. Y sobre todo a aquellos que han tenido que cerrar, porque los hay muy buenos que creyendo que esto no iba a durar tanto y que iban a salir, han puesto hasta el último euro, han empeñado su patrimonio. A los empresarios, lo que de verdad nos gusta es contratar a la gente cuando la economía va bien. Y no nos gusta despedir porque cuando eso pasa es cuando la empresa empieza a tener pérdidas. Por eso el empresario prefiere sacrificar su patrimonio, para evitar que llegue ese duro momento de tener que despedir.

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