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Jorge González Díaz 'Yordi' | Ex futbolista

"El VAR está acabando con el fútbol de verdad, el de la calle"

  • Dos Copas del Rey, una Copa inglesa, 320 partidos en la élite y 93 goles avalan la trayectoria de este delantero isleño que demuestra que puede haber vida sin fútbol después del fútbol

  • "Jugué en equipos importantes, viví en ciudades maravillosas y me retiré cuando quise y porque quise"

  • "Sigo a los equipos en los que jugué, a los de la provincia y por supuesto al San Fernando pero afortunadamente no soy anti nada"

Yordi, fotografiado el pasado viernes en la plaza del Carmen de San Fernando.

Yordi, fotografiado el pasado viernes en la plaza del Carmen de San Fernando. / Sonia Ramos

Hay futbolistas que cuando se retiran necesitan estar ligados como sea al mundo del balompié. Por eso se hacen entrenadores, ojeadores, coordinadores de la cantera, secretarios técnicos, directivos o presidentes de clubes, de federaciones de fútbol, etc. No es ese el caso de Jorge González Díaz (San Fernando, 1974), aquel delantero centro alto y corpulento que triunfó en Primera División con el sobrenombre de 'Yordi' y que tras pasar por el Sevilla y por el Atlético de Madrid se hizo un nombre sobre todo en el Real Zaragoza. Con el equipo maño ganó dos Copas del Rey, jugó en Europa y llegó a rozar incluso un título de Liga. Desde que dejara el fútbol profesional en 2009 (sus últimos destinos fueron Jerez y Córdoba), Yordi no ha necesitado el fútbol para nada. No es que terminara asqueado del balón, explica él, sino que con lo que ganó con su profesión le da para vivir bien en su San Fernando natal y rodeado de su gente. En esta entrevista repasa una trayectoria en la que disputó 320 encuentros como profesional anotando 93 goles y analiza también la evolución que ha tenido el fútbol.

—Lo suyo sí que fue dejar el fútbol. Se retiró hace 12 años y desde entonces no hay constancia de ningún vínculo suyo con este deporte.

—Bueno, sí, profesionalmente se podría decir que sí. Tengo el título de Director Deportivo, que me lo saqué en Madrid nada más dejar el fútbol, pero nunca he ejercido. Me volví a mi ciudad, a mi tierra, a La Isla, y ahora tengo otras ocupaciones. La verdad es que no me ha llamado la atención lo de dedicarme profesionalmente al fútbol después de dejarlo.

—¿Terminó harto o asqueado del fútbol?

—No, no. Terminé muy encantado. Jugué en equipos importantes, viví en ciudades maravillosas y estoy muy orgulloso de mi carrera. Pero llegó un momento en el que vi que ya era el momento de dejarlo, después de un año de muchas lesiones. Me retiré cuando quise y porque quise.

—Al menos caerá alguna pachanguita con los amigos de vez en cuando...

—Pues la verdad es que desde que dejé el fútbol no he vuelto a jugar pero no porque no me guste sino porque tengo otras ocupaciones. El fútbol requiere de mucha gente y además es un deporte muy lesivo. Hago otra serie de deportes como el pádel o el surf.

—¿Cuáles son esas ocupaciones a las que se refiere?

—Gracias al fútbol pude invertir en lo que yo quiero y eso me da para vivir cómodamente en mi ciudad, que es lo que a mí me gusta, con mi mujer, mi hijo, mi familia y mis amigos. Lo que gané me da para lo que quiero y estoy encantado.

—Empecemos desde el principio. A finales de los 70 el sexto de los siete hermanos González Díaz empezó a darle a un balón por las inmediaciones de la calle Rosario de San Fernando.

—Sí, nosotros vivíamos en la calle Juan de Mariana (una de las perpendiculares de la calle Rosario) y los primeros pelotazos fueron en el callejón de al lado de mi casa (calle González de la Vega, anterior callejón de Ánimas).

—Y los vecinos protestando por los balonazos y los gritos de los chiquillos...

—Ja, ja. Sí, seguro que sí, pero, bueno, era un buen barrio y todos los chavales jugábamos al fútbol allí. Tengo muy buenos recuerdos.

—¿Cómo fue eso de compaginar estudios y fútbol?

—Yo siempre llevé bien ambas cosas. Estudié en La Salle, luego hice el BUP y el COU en el instituto Isla de León y tras aprobar la Selectividad empecé a estudiar Magisterio de Educación Física en Sevilla, pero cuando me dediqué al cien por cien al fútbol, fue imposible acabarlo. En cuanto al fútbol, di mis primeros pasos en un equipo que tenía el Liceo de San Fernando. Allí empecé en benjamines pero justo cuando pasé a infantiles, que era un niño todavía, el equipo desapareció y tomé otros derroteros.

—Antes no había tantas academias de fútbol como hay ahora.

—Antes no había nada, tampoco en infraestructuras. Los campos eran de albero, jugabas un partido y te echabas abajo toda la rodilla. Jugábamos en Caño Herrera, en el antiguo campo del Gayro, nada que ver con lo que hay ahora. Ahora todo es césped artificial, las botas de colorines, etc. Todo evoluciona, es lógico, y ahora los chavales tienen más recursos para jugar al fútbol.

—¿Con qué edad llega usted a la conclusión de que se puede dedicar profesionalmente al fútbol?

—Cuando fiché por el Sevilla a mediados de 1993. Yo no había cumplido aún los 19 años.

—¿Sus padres jamás le pusieron una pega por su vocación futbolística?

—Mis padres nunca me pusieron pegas para nada. Nunca se metieron en mis decisiones. Si quería ser futbolista, les parecía perfecto, y si no quería serlo, pues perfecto también. Ellos lo que querían era que yo estudiara, como así hice, y que llevara una vida normal. Y cuando llegó el momento de ir al Sevilla fueron los primeros que me apoyaron.

—Pero sus inicios realmente fueron en el CD San Fernando, con aquella temporada 1992-1993 en Tercera y aquella frustrada liguilla de ascenso a Segunda B que se llevó el Macael.

—Bueno, realmente yo en el San Fernando debuté con 16 años, pero en esa época era muy inconstante. Jugaba, lo dejaba, volvía a jugar... era un niño con muchas inquietudes y nunca me tomé en serio lo de mantener una regularidad con el fútbol. Nunca me lo pensé en serio. Ya con 18 años, en esa temporada en Tercera, Superpaco, que entonces era el presidente del San Fernando, me planteó la posibilidad de ir al Sevilla y ahí es cuando llegué a la conclusión de que debía tomármelo en serio y poner los cinco sentidos en el fútbol.

—Fue su primer traspaso, porque el San Fernando sacó dinero de la operación, ¿no?

—Sí, no sé cuánto sacó el San Fernando pero sí, me vendió al Sevilla.

—Llega con 18 años al Sevilla y allí estuvo tres temporadas.

—Empecé en el juvenil sub 19, después en el filial en Segunda B y en el último año Víctor Espárrago me subió al primer equipo y me dio la oportunidad de debutar en Primera.

—¿Se acuerda en qué partido?

—Sí, fue en Mérida, y fue un debut soñado porque marqué un gol. Ese fue el trampolín definitivo.

—Del Sevilla al Atlético de Madrid.

—El Sevilla me fichó para tres años, hubo unas negociaciones para renovar que no cuajaron y ya con la carta de libertad en la mano opté por la opción del Atlético de Madrid.

—El Atleti de Kiko y de Simeone que ese mismo año (1996) acababa de ganar el doblete con Radomir Antic en el banquillo. Casi nada.

—Sí. Bueno, yo llegué para jugar en el filial, que acababa de ascender a Segunda. Fue una sola temporada la que estuve allí pero fue magnífica porque terminé siendo pichichi de Segunda A con 19 goles y alternando con el primer equipo. Y entonces me vendieron al Zaragoza.

—El equipo que le encumbró, porque para muchos usted sigue siendo 'Yordi el del Zaragoza'.

—Fue el equipo que me hizo ser jugador de Primera División. Allí estuve siete temporadas, mis mejores años, sin duda. Me sentí totalmente realizado porque jugando en Primera uno se siente importante.

—Llegó allí a punto de cumplir 23 años, se fue con casi 30 y vivió prácticamente de todo: dos títulos de Copa del Rey (uno contra el Celta y otro contra el Real Madrid), disputó la antigua Copa de la UEFA y hasta una Supercopa de España contra el equipo merengue. ¿Con qué se queda?

—Con las dos Copas del Rey, sin duda. En la primera le ganamos al Celta en Sevilla 3-1 con un gol mío al final que nos garantizaba el triunfo, y la segunda se la ganamos al Real Madrid. Ahí empezó el declive de los galácticos.

"Del Bosque me quiso para el Madrid pero las negociaciones con el Zaragoza no cuajaron. Me hubiera gustado aquel fichaje, claro, pero no me frustré”

—El Real Madrid pensó en su fichaje como solución de emergencia en una temporada en la que tuvo una plaga de lesiones en su delantera. Eso fue al menos lo que publicó la prensa deportiva. ¿Fue así?

—Sí. Del Bosque me quería y la opción estuvo ahí. Hubo unas negociaciones con el Zaragoza que no fructificaron y finalmente se decidieron por Canabal, que venía del Mérida.

—¿Y le hubiera gustado recalar en el Bernabéu?

—Hombre, claro, hubiera sido algo espectacular. Pero la cosa no cuajó y ya está. No me frustré porque yo estaba encantado en el Zaragoza y era feliz allí.

—A mediados de la temporada 2001-2002 es cedido por el Zaragoza al Blackburn Rovers inglés. ¿Por qué?

—Hubo un poco de todo. Era una temporada en la que en el Zaragoza había muchos delanteros. Estaban Jamelli, Peternac, yo y en diciembre se cerró el regreso de Savo Milosevic. Yo iba ese año como máximo goleador del equipo pero surgió la opción del Blackburn, se me planteó, fue un momento en el que echaron como entrenador a Chechu Rojo, la Premier siempre me había llamado la atención y me fui encantado. Era un fútbol nuevo que iba con mi estilo y ganamos la final de la Copa inglesa. Fue una experiencia muy bonita.

—Después vinieron dos años en el Getafe y el Mallorca, entre 2004 y 2006, que fue quizás su etapa más negra.

—Bueno, se podría decir que sí. Llegué a Getafe con mucha ilusión pero no salieron las cosas como uno espera. Y en Mallorca pasó algo parecido. Pero eran dos equipos importantes y guardo muy buenos recuerdos.

—Se rumoreó entonces su fichaje por el Cádiz, que en 2006 acababa de descender a Segunda A, pero no cuajó.

—Sí, es cierto que entonces hubo contactos con el Cádiz pero no se llegó a un acuerdo. Y luego surgió la opción del Xerez Deportivo.

—¿Qué recuerda de esas dos temporadas en Jerez?

—Fueron dos años muy bonitos, sobre todo la temporada 2007-2008 en la que acabé otra vez como pichichi en Segunda A, marcando 20 tantos, pero también porque la unión del vestuario, que era muy bueno, permitió que salváramos la categoría pese a los problemas institucionales que sufrió el club ese año.

—Y llega el Córdoba en la 2008-2009 y el final de su carrera.

—Sí, al principio de la temporada tuve una lesión importante en el gemelo que me cortó el ritmo, y a la conclusión ya vi que eran muchas lesiones y que era el momento de volver a casa y disfrutar de las cosas de las que no había podido disfrutar durante muchos años.

—¿No se planteó la opción de retirarse en el San Fernando?

—No, no se dio esa opción. Ese año, 2009, el San Fernando vivió un momento crítico y yo había decidido colgar las botas, pese a que tenía alguna oferta de Segunda A.

—¿Uno se hace antibético por jugar en el Sevilla, antimadridista por pasar por el Atlético de Madrid y anticadista por haber sido jugador del Xerez?

—Por supuestísimo que no. Me gusta que le vaya bien a los equipos en los que he jugado, pero también sigo mucho al Cádiz, a los equipos de la provincia y sobre todo al San Fernando, que a ver si tiene suerte y sube a Segunda A, porque sería magnífico para el club y para la ciudad. Pero no soy anti nada, afortunadamente.

—Pero 12 años después de su retirada sí puede confesar de qué equipo era usted cuando era pequeño o cuál era su ídolo futbolístico...

—No, de verdad. A mí de niño me gustaba el fútbol, pero ni tenía un ídolo, ni tenía un equipo favorito. Mis únicos ídolos eran mis padres y mis hermanos, que eran todos deportistas y me fijaba en ellos.

—¿El fútbol le ha dejado alguna secuela física?

—Bueno, alguna fractura en la cara sí tuve, porque yo era un delantero que tenía que entrar al choque, pero afortunadamente no tuve lesiones serias ni operaciones graves.

"En mi época había mucho juego subterráneo, pero era algo asumido por todos, por los defensas y por los delanteros"

—¿Con el VAR le habrían expulsado más veces o le habrían pitado más penaltis a favor?

—Me habrían pitado más penaltis, sin duda, pero muchos más. En mi época para que te pitaran un penalti te tenían que matar. Había mucho juego subterráneo pero, vamos, que era algo que estaba asumido por todos, por los defensas y por los delanteros. Te tenías que hacer valer y ya está. Era el fútbol de la calle, el auténtico, el de verdad. ese que hoy se está perdiendo con el VAR. A mí me gustaba más el fútbol de antes, sin el VAR. El fútbol ha perdido mucho de autenticidad con tantas cámaras y tanta vigilancia.

—¿Cuál fue el defensa más rocoso con el que se ha enfrentado?

—Uf, he tenido muchos. Diría quizás que Fernando Hierro, que era muy bueno. Pero después coincidí con los primeros años de Sergio Ramos en el Sevilla y ya vi que iba a ser un gran defensa. Y también estaban Rio Ferdinand, contra quien jugué en Inglaterra, o Puyol en el Barcelona.

—¿Su entrenador favorito?

—Chechu Rojo. Con él llegamos a la última jornada de la temporada 1999-2000 con opción de ganar la Liga, algo tremendo para un club como el Zaragoza. Llegamos a esa última jornada como terceros, teníamos que ganar en Valencia y esperar que pincharan el Deportivo y el Barcelona, pero perdimos, quedamos cuartos y la Liga fue para el Dépor. Pero fue un año increíble.

—¿Cuál fue el gol que ha marcado que más ha chillado?

—Sin duda el de la final de la Copa del Rey contra el Celta. Marcar en una final es lo máximo, pero más todavía cuando tu gol te garantiza ganar un título. La camiseta de aquel partido es la que guardo con más cariño.

—¿Qué estadio impresiona más, el Bernabéu o el Nou Camp?

—Quizás impresiona más el Bernabéu, porque es más vertical y, por tanto, es mayor la sensación de que la afición local presiona más. El Nou Camp es más abierto, más grande, como un teatro.

—¿Qué consejo le daría a un chaval que quiere dedicarse profesionalmente al fútbol y a esos padres que no saben si eso es bueno para su hijo?

—Mi consejo al chaval sería que luche por su sueño, que se esfuerce pero que no se frustre, porque hoy parece que si no juegas en Primera con 17 ó 18 años ya no vales, y eso no es así. La oportunidad te puede llegar con 20 ó 21 años. Y a los padres les diría que apoyaran siempre a su hijo, que ser futbolista es una profesión muy bonita de la que se disfruta muchísimo.

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